sábado, 13 de junio de 2015

Unicornios y dragones en las EBT argentinas




Unicornios y dragones: por qué en la Argentina no nacen más negocios de alto impacto
Dos raras especies surgen en el universo de los negocios; firmas tecnológicas que se valorizan en poco tiempo y que dan altas ganancias a sus accionistas
Por Sebastián Campanario  | Para LA NACION



Los emprendedores de Silicon Valley tienen una particular fascinación por los mundos de fantasía, incluidos en narrativas como El Señor de los Anillos, de Tolkien, en los juegos de rol como Dungeons & Dragons (Calabozos y Dragones) o en series como Juego de Tronos. "La noción de que «todo puede suceder», de que una idea puede cambiar el mundo, derrotar al enemigo o resolver un gran problema es un denominador común entre los emprendedores exitosos y las mitologías de las historias de fantasía", cuenta a LA NACIÓN Ethan Gilsdorf, experto en innovación y juegos de rol, "por eso no me extraña para nada que las dos nuevas alegorías de moda en el campo de las start ups sean las de empresas «unicornios» y «dragones»".

Los "unicornios" son firmas nuevas, basadas en un uso intensivo de la tecnología, que en un período relativamente corto (siete años en promedio) alcanzan una cotización superior a los 1000 millones de dólares, como ocurrió con Uber, AirBnB, Palantir o DropBox. Los "dragones" son aquellas empresas tan exitosas que consiguen repagar, por sí solas, todo el dinero invertido por un fondo de capital de riesgo en decenas o centenares de apuestas. Ambas especies son extremadamente raras.

La terminología nació en un artículo de la inversora Aileen Lee publicado un año atrás en Tech Crunch ("Bienvenido al club de los unicornios") y rápidamente se popularizó para aludir al debate sobre qué hay que hacer -y qué no- para lograr que se consoliden más negocios de alto impacto, que generen valor y empleo en la economía.

Si los "unicornios" y "dragones" representan de por sí casos extraños, la Argentina exhibe en este campo una dinámica extrema al cuadrado.

"Por un lado, aquí surgieron tres de los cinco unicornios que hay en la región (MercadoLibre, Despegar y OLX, a los que hay que agregar b2W -submarino y Lojas fusionados- y UOL, ambos en Brasil)", explica Ariel Arrieta, director de NXTP Labs, inversor y emprendedor, "pero por otro lado el país tiene indicadores pésimos a nivel de regulaciones, de velocidad para abrir nuevos negocios, y ni que hablar de disponibilidad de crédito". Mientras que en Chile abrir una nueva sociedad y empezar a pagar impuestos lleva seis horas, en la Argentina el mismo trámite puede demorar entre tres y seis meses.

"Emprendedores y entusiasmo no faltan, pero hay un ecosistema incompleto", dice Rubén Ramírez, representante en la Argentina de la CAF, el banco de desarrollo, "la estrella indiscutida para recibir capitales de riesgo hoy es Brasil, y si la Argentina hace algunos cambios puede ubicarse rápidamente en un segundo grupo del pelotón, junto a México, Chile y Colombia", completa. Para el empresario Gustavo Grobocopatel "aquí hay talento emprendedor para hacer mil Ubers o AirBnBs".

Aunque dos meses atrás Buenos Aires fue reconocida como la ciudad que más avances hizo para el ecosistema emprendedor, por parte de la GEC (una red global de emprendedorismo) y los recientemente difundidos resultados del Global Entrepreneurship Monitor del IAE dan cuenta de una saludable tasa de emprendedorismo del 12%, "todavía hay relativamente pocos casos de proyectos de impacto a gran escala", explica Mariano Mayer, director de emprendedorismo de la Ciudad de Buenos Aires.

¿Qué factores están jugando a favor y en contra de la aparición de nuevos unicornios y dragones a nivel local? LA NACIÓN conversó con emprendedores, inversores de riesgo y académicos para explorar algunas pistas.


Dragones bebes: por sus características, el del capital de riesgo es un negocio que requiere proximidad: los inversores buscan estar cerca de los proyectos en los que ponen la plata. "Aquí no tenemos un mercado de capitales desarrollado, ni industria local de venture capital, por lo cual muchos de los empresarios que podrían liderar potenciales unicornios se instalan en Silicon Valley en etapas muy tempranas", dice el inversor Lidandro Bril, "esto es lo que sucede con Wenceslao Casares, Mat Trevizano, Emiliano Kagierman, Diego Bosch y otros. La buena noticia es que muchos de ellos mantienen sus casas de desarrollo en la Argentina".

Gustavo Buchbinder, dueño de la agencia digital WebAr, constituyó un fondo de inversión con el objetivo de armar negocios con aplicaciones para celulares y llevarlas a California para dar un salto desde allí en financiamiento. "Nuestro nivel creativo y de ingenieros es muy bueno, y hoy el lenguaje de estas aplicaciones es global, por eso este esquema cierra", dice Buchnider. "La ecuación de hoy muestra que el plan ideal es tener el cuartel principal en Silicon Valley y el desarrollo en la Argentina o en Uruguay, donde los sueldos de ingenieros y otros especialistas en marketing o en recursos humanos no están tan por las nubes", agrega Arrieta.

Buen laboratorio beta: por su nivel educativo, la amplitud de su clase media y su concentración urbana, el país resulta un buen laboratorio de pruebas de proyectos que, si funcionan, luego escalan a mercados más grandes como México o Brasil, donde equivocarse cuesta más caro porque se necesitan más recursos, según marca Matías Charas, un emprendedor con 15 años de experiencia en el área de medios digitales, y actualmente involucrado en los proyectos daloporhecho.com y modapura.com. Contra este activo, Charas cree que conspiran contra la aparición de unicornios y dragones en la Argentina la incertidumbre política, la inseguridad jurídica y el hecho de que los proyectos domésticos tienen valuaciones bajas comparados con el resto del mercado. "Los grandes capitalistas de riesgo prefieren buscar inversiones con un ticket alto, que les permitan absorber el costos de tiempo, abogados, due dilligence, etc. Por eso la gran mayoría de las start ups argentinas se financian con capital semilla que proviene de la familia o de amigos."

Animales sociales: cada década tiene una tecnología dominante que sirve como plataforma para que se consoliden "superunicornios", empresas que llegan a valer más de 100.000 millones de dólares. El caso actual más emblemático hoy es el de Facebook, con una valuación de más de 200.000 millones de dólares. La década del 90 alumbró a Google, Yahoo y Amazon, entre otros. Los 80 a Cisco, los 70 y 60 a Apple, Microsoft e Intel. "Cada ola de innovación tecnológica dio lugar al desarrollo de uno o más súper-unicornios", dice Francisco Coronel, socio de Arrieta en NXTPLabs, "la de los 60 fue la era de los semiconductores; los 70, el nacimiento de la computadora personal; los 80, el imperio del software, los noventas la era de Internet y luego el boom de las redes sociales". Para Coronel, siendo la de América latina una cultura social por excelencia, está todo dado para validar y escalar modelos de negocios en la región que se conviertan en dragones o unicornios. Según Comscore, los latinos estamos conectados el doble de tiempo a redes sociales que la media global. Y de acuerdo a Latinobarómetro, el nivel de confianza interpersonal en la Argentina (clave para el crecimiento de esquemas basados en economía colaborativa) también es muy elevado.

¿Debe haber un "vertical" que mande? Las start ups más exitosas en el área de seguridad están en Tel Aviv, Israel; las de finanzas en Nueva York; las de biotecnología en Boston y las de consumo digital en Silicon Valley. Hay empresarios y especialistas en emprendedorismo que creen que, para lograr un desarrollo de unicornios a gran escala, la Argentina debería especializarse en dos o tres verticales con aspiraciones de jugar en las ligas mayores. Para Arrieta, los mejores candidatos como rubros serían la tecnología para agronegocios, los proyectos con monedas virtuales como bitcoins ("todos los argentinos sabemos de inflación, paridades cambiarias; es una ventaja cultural que podríamos aprovechar mejor") y aquellas áreas intensivas en el uso de creatividad, como el desarrollo de videojuegos o la comunicación digital.

Como en un "compendio de monstruos" del juego de rol Dungeons & Dragons, desde que se escribió hace un año el artículo en TechCrunch con la nueva nomenclatura para las empresas súper exitosas, los unicornios y dragones se convirtieron en especímenes de estudio para académicos y consultoras especializadas en el campo de los nuevos negocios. En los últimos diez años, sólo en los Estados Unidos surgieron 62 unicornios, con siete grande capitalistas de riesgo cada uno, en promedio, que reclaman la "paternidad" de estas ideas. Con el crecimiento de los fondos de inversión, los dragones -iniciativas que repagan todo el fondo- se volvieron mucho más inusuales que los unicornios: hay cuatro empresas de más de 1000 millones de dólares por cada dragón. En América latina es al revés: los fondos son más chicos, y por lo tanto es más probable que aparezca un dragón.

"Los mundos de fantasía están llenos de metáforas poderosas para aludir a los negocios y a las finanzas, que son campos de números, abstractos", vuelve Gilsdorf, autor del libro Fantasy Freaks & Gaming Geeks. Hablar de unicornios y dragones es útil para atraer nuevos inversores a la red de un proyecto. Muchos "nerds" multimillonarios de Silicon Valley, ingenieros o especialistas en sistemas, tuvieron en su niñez y adolescencia una pasión -que en los 80 era más culposa y vergonzante- por los juegos de rol y la literatura de fantasía. Hoy la taba se dio vuelta y los emprendedores de entre 30 y 40 iniciaron la mayor parte de los unicornios y dragones que dominan el mundo. Como dijo una vez Bill Gates: "Nunca te pelees con un nerd, porque el día de mañana podría ser tu jefe"..

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