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martes, 2 de julio de 2013

Semillas y software con la misma patente

Semillas y software: no tan distintos


 La inminente resolución de un juicio por patentes agrícolas en Estados Unidos podría tener impacto en la comercialización de los programas informáticos.


Martín Cagliani

Cuando Vernon Hugh Bowman decidió plantar 120 hectáreas con soja, ni se imaginó que terminaría siendo enjuiciado por la compañía más importante del mundo en semillas, y menos todavía podía imaginar que su caso podía terminar repercutiendo en la industria del software. En sus palabras, “ni siquiera soy lo suficientemente grande como para llamarme granjero”.

Este hombre de 75 años se dedica al cultivo de soja en el sudeste de Indiana, en Estados Unidos. En febrero último llegó a todos los titulares porque el caso que lo enfrenta a Monsanto, la compañía de semillas, fertilizantes y pesticidas más poderosa del planeta, llegó a la Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos.

Lo curioso es que la resolución de este caso —prevista para el mes próximo, junto con otro relacionado con el patentamiento de organismos vivos— podría tener impacto no sólo en el futuro de los cultivos modificados genéticamente, sino también en la comercialización de programas informáticos. ¿Por qué? Por una cuestión de patentes y derechos de autor.


Los límites del derecho

Todo comenzó con una semilla de soja modificada genéticamente para resistir el herbicida Roundup, ambos patentados por Monsanto. Ahora, ¿qué sucede cuando el dueño de la propiedad intelectual vende una copia de su producto? ¿El comprador es libre de hacer lo que quiera con él?

El problema surge cuando ese producto tiene la capacidad de reproducirse; es decir, de producir copias de sí mismo. ¿La propiedad intelectual del dueño del producto expira tras la primera venta? Según la postura del granjero Bowman, una vez que Monsanto vendió la semilla patentada, la protección de la patente termina para esa semilla, ya que el objetivo natural de la semilla es producir más semillas. Este granjero de Indiana compró soja en el silo de un acopiador. Allí tenían mezcla de semillas que pequeños y medianos productores vendieron al silo. El acopiador en cuestión no decía vender semillas, sino porotos de soja. Pero que también sirven como semillas: se plantan y crecen.

Bowman plantó esos porotos y luego aplicó el Roundup de Monsanto, que contiene el herbicida glifosato, que se deshace de la maleza. Pero claro, es dañino para muchas especies de soja, así que terminó eliminando a las variedades no resistentes al herbicida. Lo único que le quedó fue la soja que contenía la modificación genética creada por Monsanto, especialmente diseñada para tolerar el herbicida que también fue diseñado por ellos. Esta variedad de soja es conocida como Roundup Ready (RR).

Según Ana María Vara, investigadora de la Universidad Nacional de San Martín especializada en controversias técnicas y ambientales, “Bowman sabía bien que a los productores que le compran semillas de soja RR, Monsanto les hace firmar un contrato que dice que no pueden replantar o que, si lo hacen, le tienen que pagar un ‘fee’. Esto es hoy la práctica habitual en las empresas que comercializan semillas: en la Argentina, se llama contrato de regalía extendida”. Y agrega: “Es decir, que Bowman intentó otro camino para sobrepasar el obstáculo de la protección a la propiedad intelectual que dan los contratos que hace firmar Monsanto: compró porotos (porque no se los compró a un semillero) y los usó como semillas”.

“Los analistas coinciden en que, a partir de la audiencia del pasado 19 de febrero, lo más probable es que la Corte Suprema le dé la razón a Monsanto —expresa Vara—. Los argumentos esgrimidos por los jueces tienen que ver, fundamentalmente, con que Bowman, con la soja que compró, tenía el derecho de hacer muchas cosas (como darle de comer a sus animales o hacer tofu), pero no replantarla, porque eso implicaría que estaba haciendo copias de la misma. Y eso no lo puede hacer porque afecta los derechos de propiedad intelectual de Monsanto.”

El tsunami de Bowman

“Monsanto versus Bowman es un caso emblemático para la industria biotecnológica”, dice Cecilia Aloise, del Departamento Legal de Clarke, Modet & Co Argentina. “La resolución de la Corte de Estados Unidos reviste gran importancia dado que definirá la interpretación del órgano jurisdiccional con relación al alcance de las patentes biotecnológicas. Es posible que el caso tenga repercusiones en otras industrias como la informática y el software, que parecieran en teoría encontrarse tan ajenas a la problemática de las semillas”, agrega.

“En el improbable caso de que la Corte sentencie en contra de Monsanto (resolviendo que la venta de la semilla importa el agotamiento del derecho sobre la patente y, por tanto, la imposibilidad jurídica de Monsanto de imponer controles y condiciones al cultivo de su semilla patentada), se abriría un interesantísimo camino no sólo para el productor agropecuario (que podría reproducir y usar la semilla patentada con la más absoluta libertad, sin depender de los términos de venta y licenciamiento de Monsanto) sino que, además, se abriría el juego para otras industrias y comunidades —como la informática— que definitivamente abogará por una aplicación análoga de la teoría del agotamiento del derecho para la replicación y copia del software”, dice Aloise.

Para Beatriz Busaniche, miembro de Fundación Vía Libre y especialista en propiedad intelectual, “hay un eje central a considerar aquí que reúne a las empresas biotecnológicas y a las informáticas, y a toda otra empresa que basa su negocio en la propiedad intelectual”. Y agrega: “La cuestión a considerar es cuándo y cómo se agota el derecho del titular de un derecho de propiedad intelectual, sea la patente de una semilla o el ‘copyright’ de un software. Cuando una persona compra un libro, el derecho del vendedor del libro se agota. La existencia de esta instancia de agotamiento del derecho es la que permite la existencia de bibliotecas, librerías de usados y todo un mercado que va más allá del derecho de la editorial, que no vuelve a cobrar”. Pero en el desarrollo de software hace ya varias décadas que se instauró la lógica del licenciamiento. Cuando se adquiere un programa no se compra ese programa, sino un permiso de uso en determinadas condiciones.

Martín Carranza Torres, profesor titular de “Derechos Intelectuales” en el posgrado “Derecho de Alta Tecnología” de la UCA, cree que “hay enormes diferencias en la manera de encarar el problema por parte de las semilleras y de la industria del software. El régimen de propiedad intelectual que protege a las semillas es el de patentes mientras que el que protege al software es el de derechos de autor”. Para el abogado, “la industria del software está intentando migrar su protección desde el insulso sistema de ‘copyright’ hacia uno más fuerte de patentes, que las semilleras ya tienen desde mucho antes. Las empresas de software están pasando por un momento de altísimo riesgo en lo que se refiere a su protección”. Con respecto a los efectos del caso Bowman-Monsanto, aclara que “la nulidad de una cláusula contractual resultante de la adquisición de una patente afectaría a los contratos futuros”.

Con respecto al impacto que puede tener en la industria informática, Aloise considera que es necesario “hacer una distinción preliminar, ya que no todos los países aplican el mismo régimen de protección a los programas de computación. Mientras que en Estados Unidos el software puede ser patentado (es decir, recibe protección por vía del régimen de patentes), en la Argentina los programas de computación quedan amparados por el régimen de Derechos de Autor”.


“En consecuencia —agrega—, si bien el caso Bowman seguramente tendrá repercusión directa en el régimen de protección del software estadounidense, en regímenes de derechos autorales como el argentino tal influencia sería mucho más indirecta y difusa. Además, una sentencia a favor de Monsanto que condene a Bowman por reproducción ilícita de la semilla patentada difícilmente tenga influencia sobre el régimen argentino de protección del software, dado que es la misma Ley de Propiedad Intelectual la que prohíbe cualquier tipo de copia y/o replicación no autorizada del software”. Pero advierte que “una sentencia en contra de Monsanto sí podría reinstaurar la discusión sobre las limitaciones de los derechos de los titulares de patentes y, en consecuencia, tal discusión podría motivar iniciativas de modificaciones a la legislación autoral”.

La edición original de este artículo se publicó por primera vez en la revista Information Technology N°188 (mayo de 2013).  

InfoTechnology

sábado, 1 de septiembre de 2012

Patentes: Apple versus Samsung


Apple ahora denunció a Samsung por otras 4 patentes

Entre los aparatos supuestamente plagiados están el nuevo Galaxy S III, el Galaxy Note y el Galaxy Note 10.1.

En busca de capitalizar una gran victoria legal sobre su rival Samsung Electronics Ltd, Apple Inc presentó en una corte federal una nueva demanda para determinar si otros cuatro productos de Samsung, incluyendo el reciente Galaxy S III, infringieron patentes de la firma estadounidense. 
El caso, que no debe confundirse con la reciente resolución a favor del gigante californiano, fue presentada por primera vez en febrero, dondeApple presentó ocho patentes utilizadas en 17 dispositivos Samsung.
Junto con el Galaxy S III y la versión utilizada por la compañía telefónica estadounidense Verizon, Apple añade a la lista de dispositivos ilícitos el Galaxy Note y el Galaxy Note 10.1, con lo suman un total de 21 dispositivos presuntamente plagiados.
Apple ya logró un fallo muy favorable en el juicio de patentes contra Samsung después de que el jurado encontrara a la compañía surcoreana culpable de plagio y le impusiera el pago de una indemnización de 1.000 millones de dólares.
Según la demanda de Apple, Samsung continúa "inundando el mercado con productos de imitación y "lanzando nuevos productos infractores, incluyendo su actual buque insignia, el Galaxy S III".

jueves, 2 de agosto de 2012

Importancia de las patentes en la investigación

"Con una patente se pagan tres años del presupuesto en ciencia”





Mirada al Sur


Una charla sobre el impacto de la innovación o por qué la tecnovaca vale mucho más que un torazo de la Rural.
Faltan pocas semanas para que el ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva termine de mudarse por etapas al Polo de Palermo, donde ya funciona un laboratorio y otros sectores. En la sede de la avenida Córdoba, el ascensor es muy gentil dando la bienvenida mediante una voz de mujer altamente profesionalizada en tales gentilezas. El ministro Lino Barañao espera en su despacho, calladito, contenido, sin mayores efusiones. El hombre, sin embargo, funciona como un acelerador de partículas: a poco de largar entra en estado de vértigo. En un minuto de grabación entra, por arriesgar un parámetro, lo que dirían 617,43 De la Rúas. Lo que sigue es el resultado de un galope frenético sobre lo que se está haciendo en el país en términos de políticas científicas y tecnológicas. Un paseo a velocidad Warp que apenas arranca en Tecnópolis se pone a saltar con los guanacos de la Patagonia, relaciona microchips con patentes por genes obtenidos en Argentina (traducibles en miles de millones de dólares para el país), visita las plantas de Tierra del Fuego, mira a Monsanto de frente, crea nanoestructuras para la YPF recuperada… hasta volver en picada a Tecnópolis y concluir: más vale tecnovaca del Inta de Balcarce que toro campeón de la Rural, por más que se peine a lo Fort.
El inicio de la conversación (se pauta de manera pacífica, que hablar de Tecnópolis para Miradas al sur es algo redundante) conecta con lo previsible: los logros de la etapa iniciada en 2003. “Los cambios –dice el ministro– se reflejan en un presupuesto que viene creciendo, aumento de salarios, obras que se ven no sólo en el Polo Tecnológico, sino en todo el país. En marzo o abril de 2008 yo hablé de la necesidad de un plan de infraestructura de 130 mil metros cuadrados, como resultado de treinta años de no hacer nada…
–¿Ese número era una proyección salida de…?
–De un estudio del Conicet que había relevado la cantidad de gente que había y el espacio que faltaba, el Polo no estaba incluido. Ya llevamos construidos más de 60 mil metros cuadrados. Estas cosas hicieron que muchos científicos se decidieran a volver al país. Hoy ya no pesa tanto la idea de repatriación, sino que la gente que se va, se doctora, está tres años afuera, pero vuelve sabiendo que no va a trabajar con alambres sino con los mismos equipos que tiene en el exterior.
–¿Cuál es el último dato del Plan Raíces? ¿Unos 800 científicos retornados?
(Baraño intercambia datos con una secretaria: “902, 903…”)
–Más de novecientos, seguro (N de R: el “número correcto”, oficial y final que envían desde el ministerio asegura: 932 científicos e investigadores).
Cuando llega el momento de los subsidios a empresas del sector, Barañao dice:
–Las funciones del científico y la empresa son complementarias. Vos le ponés plata a la universidad o al Conicet para que obtenga información. Eso termina ahí porque la universidad no tiene posibilidades de fabricar nada. Por más que diseñe un celular no va a salir a fabricarlo. La empresa es la que toma la información y la convierte en un teléfono, un medicamento o en una olla a presión. Ni la empresa va a hacer investigación de alto nivel, ni la universidad va a fabricar mágicamente nada. Después podés discutir si la empresa va a ser estatal o de capital privado. El desacoplamiento entre ambos actores termina subsidiando el incremento de la brecha tecnológica; porque toda la información que se produce sin activar la cadena productiva termina siendo aprovechada en el exterior para mejorar la productividad de sus empresas.
Puna y glamour. Hay algo en el imaginario del ministro que podría emparentarse con la mítica del buen emprendedor capitalista, el gran innovador, casi la épica de garage del joven estadounidense de suburbios que se hace millonario y glamoroso. Sólo podría emparentarse porque acá entran míticas que van de la Puna, a las pampas, a la Patagonia, al conurbano también. En algún momento, Barañao cuenta cómo desde su retorno al país en 1984 encabezó protestas de nuestros investigadores contra las políticas ciegas y ajustadoras de diversos gobiernos. Hasta que “en mayo de 2003, tras una reunión con investigadores en el ministerio de Educación con Daniel Filmus, surgió que me postulara como presidente de la Agencia Nacional de Promoción Científica”.
–Acá surge el tema de ver las cosas desde el otro lado del escritorio. Nadie deja de reconocer que los sueldos de los científicos mejoraron mucho. Pero hay un conflicto con los becarios, que sostienen que son científicos precarizados. Tengo un sobrino que es activista de esa causa…
–Matías, creo… (el ministro se ríe con un ja-já sonoro. Suena espontáneo). Hay una discusión sobre si un becario es o no un trabajador. La beca es un estipendio que se da para completar la formación universitaria, para obtener un título de doctor, está condicionada a eso. La sociedad paga para que el estudiante termine su formación. La universidad carga el disco rígido de una cantidad de información pero no la capacidad de hacer preguntas nuevas, que es lo que da el doctorado. El doctorado, además, habilita para una cantidad de oportunidades. Distinto es el caso de alguien que no quiere obtener el doctorado, que prefiere trabajar en el laboratorio, contribuye a la investigación, pero no tiene ese plus que da el doctorado. La beca cumple su función pero sucede que por la excesiva longitud de las carreras a veces se dan casos de gente con más de 30 años haciendo una tesis con una beca y eso no es muy lógico. Ya cinco años es mucho para un doctorado, en Europa son cuatro.
–¿Cuáles son los límites en nuestro país?
–Son cinco años, pero después se piden prórrogas; se extiende hasta seis o siete años el período como becario. Yo optaría por un período más corto y luego o se entra al sistema científico o al productivo o a un gobierno municipal o provincial, que es algo que queremos promover: un estado más profesionalizado, la capacidad de resolver problemas usando métodos científicos, ser útil en la gestión hasta de una cooperativa.
–Aunque sean números gruesos. ¿Cuánto cobra en promedio un investigador en su primer año y cuánto un becario?
–Debe estar en un quince por ciento arriba de un becario (N de R: nuevo intercambio de datos con la asistente. Según los números oficiales, hoy, por una beca doctoral se cobran $5.100. Un investigador asistente comienza con $7.825 pesos).
–Lo que decía sobre científicos en gobiernos municipales permite pensar en un biólogo/funcionario que se ocupe del problema de las napas contaminadas en el conurbano. Hay una cantidad de problemas ambientales en Argentina: agua, contaminación en las ciudades, denuncias sobre glifosato, debates sobre minería a cielo abierto. ¿Qué políticas específicas tiene el ministerio para generar oleadas de investigadores dedicados a estos temas, sabiendo que son especialmente conflictivos?
–Tenemos una unidad de gestión socioambiental para proyectos propios. También una línea de financiamiento para producción limpia de las empresas. El tema ambiental está ahora en los doctorados, como otros, no es que tenga una prioridad particular. Estamos tratando de implementar una línea de trabajo que se llama Municipios.doc. Así como le pagamos al becario para que vaya dos años a una empresa, queremos hacer lo mismo con los municipios. Si un becario tiene un doctorado en Sociología sobre evolución de los emprendimientos municipales, es una experiencia útil. Ahora, si se trata de Filosofía y el concepto de belleza en Lucrecio, es más difícil. Y lamentablemente todavía tenemos una universidad en la que los temas son una repetición de los ya trabajados por los investigadores, que tienen una tendencia a clonarse, que es lo más fácil. Un becario especializado en historia de Galicia no más allá del siglo XVII es un problema para ubicar.
–Se entiende la lectura pero es casi ofensiva para las humanidades, para los que estudian Historia…
–Dentro de Historia hay cosas que te van a ser útiles. Yo pretendo de las Ciencias Sociales lo que pretendo de cualquier ciencia: que presten atención a la posible utilidad de lo que hacen. No estoy en contra de la libertad académica. Argentina tiene una cantidad de problemas de índole social que ameritarían ser estudiados.
Vicuñas, guanacos, ovejas malas. Es particularmente a partir de este tramo de la entrevista que Barañao comienza a galopar sobre problemas y proyectos concretos en territorios muy distintos. Comienza por el hilado de lana de vicuña como podría comenzar por el diseño de vehículos inspirados en el bicho bolita, siempre con la consigna “cómo hacer para que eso sea sostenible”.
–Lo que se necesita es que el Estado avance un paso más, porque si no hay una demanda hay que generarla y lo mismo con el gerenciamiento local. Para eso necesitamos sociólogos, antropólogos. Lo mismo con el manejo del guanaco para hacerlo sostenible y reemplazar a la oveja.
–¿Es cierto que la oveja es un bicho malo que contribuye a la desertificación de la Patagonia por el tipo de ramoneo que practica?
–Es así. La oveja arranca y el guanaco muerde y corta. La oveja tiene un tipo de pezuña que daña el terreno y el guanaco unas patas acolchadas que no dañan, es un bicho adaptado a su ecosistema. Y ahora hay un tema interesante no sólo para la biología, sino para las ciencias sociales: en el Norte andan diciendo que la vicuña es una plaga que rompe los alambrados y le quita la comida a la oveja. Lo que pasa es que hay que hacer un manejo adecuado con un bicho que todavía es salvaje. Como hacían los incas, que ponían a las vicuñas en una especie de embudo para esquilarlas y después soltarlas. Lo que hay que hacer es que la vicuña se industrialice con alta calidad en el lugar; que el productor jujeño haga un pulóver que se pueda vender en Europa en competencia con un pulóver italiano. Con una etiqueta que diga que fue hecho por las comunidades originarias, con trabajo justo, con salvaguarda del medio ambiente. Esta etiqueta le da valor a ese pulóver. Es un rol para el Estado: no puede ser que se paguen dos pesos con cincuenta por la lana y que en Milán se venda a 300 euros.
–En el marco de los programas de federalización de ciencia y técnica, ¿el ministerio trabaja en estos temas puntuales?
–Sí, hay programas específicos sobre el tema de la industrialización de fibra de camélidos. Lo mismo con los cultivos andinos. No sólo la quinua que está de moda, sino también una planta a la que le pongo todas las fichas que es el yacón, una especie de batata que es dulce pero tiene un tipo de azúcar apta para diabéticos. Todo el tema de los probióticos, los alimentos que producen efectos saludables, es importante. Existen unos doscientos millones de diabéticos en el mundo. Hay un mercado de millones de personas en Medio Oriente, China, India, que ahora comen mucho y no hacen ejercicio. Producir jaleas o edulcorantes con la etiquetita que te decía es hacer también que nuestra población del Norte viva de lo que produjo históricamente. Nuestra misión es vincular un mercado emergente atractivo con el desarrollo de poblaciones que no sólo no recibieron el aporte de la ciencia metropolitana, sino que le sacaron lo que sabía. Esta gente cultivaba en andenes que garantizaban parámetros de temperatura o humedad, tenían llamas y alpacas que son mejores que las ovejas… y se las sacaron. Es también una reparación histórica.
–El mismo tema pero saltando a las industrias de Tierra del Fuego, catalogadas como meras armadurías. La Presidenta habla seguido sobre la necesidad de incorporar más producción nacional en lo que se fabrica…
–Con uno de los fondos sectoriales estamos trabajando junto al equipo de la universidad del Sur, en Bahía Blanca, del doctor Pedro Julián, en el diseño de un microchip nacional que va a servir para los nuevos boxes que vienen con el televisor o para celulares y netbooks, para bajar películas por cable y no por internet. No se trata de producir el chip, esto se sigue haciendo a bajo costo en China u otros países. Lo que se paga es el diseño, el testeo y el software que se carga en el chip. El chip en sí mismo vale centavos. Es como el celular: armarlo lleva 180 segundos. Lo que más vale es el diseño, la información que le metés adentro, un software abierto que permite mejoras continuas. El tema de las empresas con base tecnológica lo estamos trabajando activamente con el ministerio de Industria y con el Inti. Pensá que uno de los desarrollos de juegos más bajados del I-Pod era de desarrollo local.
–El valor agregado no se juega ni en los componentes ni en el armado, sino en la información, el diseño…
–Lo que genera valor es quién tiene la patente del diseño, del software de un celular, por ejemplo. Un celular vale lo mismo que una camisa. ¿Cómo puede ser eso? Es un cambio muy importante. Yo en Tierra del Fuego lo que pondría son grandes compañías de software. No habría costos por transportar productos a miles de kilómetros y es un lindo lugar para vivir, sobre todo para los programadores a los que les gusta estar encerrados y después pueden salir a pasear.
–¿Es fácil para Argentina competir con países como India en el tema de diseño de software?
–No es fácil porque los costos en India o Pakistán son bajos. Pero si apostamos a lo disruptivo, a la originalidad, sí tenemos chances. Los argentinos somos famosos por no seguir las reglas. Eso es malo en muchos casos pero puede ser bueno si hacés las cosas mejor. Tenemos el caso de Invap que hace satélites, radares, reactores.
–¿Qué explica el milagro o la excepcionalidad de Invap?
–Que es un equipo de profesionales de altísimo nivel, son la gente más inteligente que conozco. Más una gestión empresarial de alto nivel. Los tipos saben resolver un problema y saben negociar un costo como cualquier multinacional. Con una ventaja: son casi una cooperativa. Cuando les va mal todos ponen, hasta el gerente general pone plata. Y cuando las cosas van bien reparten un bono para todos. Saben que van a recuperar y les gusta trabajar en Invap. Es un ejemplo digno de ser imitado.
–¿Por ejemplo?
–Miguel Galuccio (N. de R: el Ceo de la YPF recuperada) tiene la idea de hacer una empresa de alta tecnología para yacimientos no convencionales, una Invap del petróleo.
–¿En este caso, el tema es diseñar los fierros para perforar o se trata de otra cosa?
–No, no. Vos vendés tecnología, es lo que hacía Galuccio en la empresa de la que viene. No produce petróleo, sino “tecnología para”. Es más complejo que los fierros. Es el modelo de computación para saber cómo hacer los agujeros. Es el material nanoestructurado para enchufarlo al pozo y mantener la abertura abierta. Es cómo manejar el impacto ambiental por el tema del uso del agua…
–Esperemos que lo dejen trabajar…
–Yo creo que tiene polenta, se va a imponer por su idoneidad.
–El país viene de un problema de falta de ingenieros, ¿que más se necesita para esto?
–Tenemos pocos ingenieros, pocos programadores, ahora vamos a necesitar más geólogos porque no se estaba explorando.
–¿Qué otras ramas del conocimiento deberían intervenir en este tipo de desarrollos?
–Ingenieros de procesos, químicos, biólogos. Esa celulosa nanoestructurada de la que te hablé, la que se necesita para mantener la abertura de los pozos no convencionales, es una especie de gel. La produce una bacteria. Esa capita blanca que deja el vinagre, eso es celulosa nanoestructurada. ¿Qué hay que hacer? Hacer crecer esa bacteria en grandes tanques y producirla en grandes cantidades. Es un problema para biotecnólogos, para microbiólogos.
La conversación vuelve a la puesta de Tecnópolis. “El chico que va a la Rural va a ver un toro campeón y sabe que la vaquita seguirá siendo ajena, como dijo Atahualpa. Pero si ve un robot en Tecnópolis sabe que si desarrolla un software de computación puede ser el dueño de ese robot. Son modelos muy distintos.
–Es emblemático que ambas exposiciones coincidan en el tiempo…
–Tal cual. Y, paradójicamente, las vacas de Tecnópolis valen mucho más que las que están en la Rural. Porque una vaca que produce 70 gramos de hormonas de crecimiento en la leche son varios miles de dólares de diferencia, por más que la otra sea una vaca campeona hermosa. O la vaca del Inta de Balcarce, Rosita Isa, que produce leche maternizada. Ahí está la tecnología y no la hizo un gran productor, sino dos veterinarios de clase media laburando con el Estado.
La rentabilidad de un bonito gol de la ciencia
–Tenemos buenos biólogos y genetistas. Usted hablaba del conocimiento que se va afuera sin crear patentes. Siendo que existen empresas argentinas que desarrollan semillas modificadas, ¿cómo es que tenemos que depender de patentes extranjeras en ese terreno?
–Es un problema bastante complejo. Por un lado tenemos el mejoramiento tradicional: un tipo que a lo largo de años de prueba sabe qué tipo de semillas andan bien en Trenque Lauquen. A eso se sumó la biotecnología que te permite “copiar y pegar” sacándole a una bacteria algo y ponérselo a la soja o el maíz para que sea resistente a un herbicida o que no se lo coma un bicho. Ahí hay una disputa sobre qué vale más: si la información asociada a saber qué planta es la que más produce o la información sobre el gen que vos pusiste. La compañía que produjo el gen va a decir que el gen vale más. Durante mucho tiempo, Argentina fue comprador de tecnología. A partir de que el país comienza a desarrollar tecnología propia, la situación cambia. Es lo que dijo la Presidenta cuando habló del gen que aisló la doctora Raquel Chan (N de R: la bióloga molecular que se desempeña al frente del Instituto de Agrobiotecnología del Litoral). Lo patenta el Conicet y eso no sólo permite aplicarlo acá y tener más producción, sino licenciar el uso de ese gen. Como hace Monsanto: ¿querés usar ese gen? Pagá. Sacá las cuentas y cubrís el presupuesto del Conicet de los últimos años con eso solo.
–Para precisarlo más. Un buen gol de nuestra ciencia termina siendo súper rentable en términos de lo que el Estado puso para ciencia y técnica…
–Totalmente. Y te digo que no es una patente sola sino varias, como las relacionadas con vacunas que estamos haciendo con Francia. Las cifras están en el orden de los mil millones de dólares de licenciamiento. Son cifras habituales a nivel global, lo que se le paga a una firma de Sillicon Valley. Lo que está empezando a ocurrir es que Argentina produce cosas que valen eso. Mil millones de dólares son tres años del presupuesto del Conicet; y hablamos sólo de una patente. Más la mayor competitividad para el productor argentino que aunque haya sequía va a seguir produciendo. Y vamos al paso siguiente en la tecnología: alimentos mejorados, más sanos, con menos alergenos, más eficiente para el uso de los fertilizantes, que, como los agroquímicos, no son inocuos.
La próxima generación: apostar a genes machazos
–¿Cómo se regula en el país el tema de las ganancias económicas que generan las patentes? ¿Está previsto que se redistribuyan en parte en el propio sistema de ciencia y técnica?
–El sistema es muy generoso comparado con el norteamericano. Si un investigador del Conicet encuentra algo, el 50 por ciento de los beneficios va para él y el otro 50 para el Conicet o se reparte entre el Conicet y la universidad, si participó en esa investigación.
–¿Y cuando participa la empresa privada con el Estado?
–Si hay una alianza con una empresa se determina según lo que invirtió cada uno. Cuando hacemos acuerdos con las empresas establecemos que lo que invirtió el Estado se multiplica por cuatro por todo lo que invirtió antes; de pronto son veinte años investigando una yerba. Con la propiedad intelectual no se puede ser ni fundamentalista ni inocente. No podés desconocer las grandes presiones que hay detrás de las patentes y cómo las grandes compañías pretenden usarlas en prácticas monopólicas. Tampoco decir “las patentes son malas, no patento nada” porque entonces te curran. Si este gen aislado por la doctora Chan no lo patentamos, habrá alguien en Minnesota que diga “Ah, mirá qué interesante, vamos a producirlo con una bandera argentina. Pero si querés usarlo te lo cobro”. Hay un estudio que se hizo de los ’80 a los ’90 y pico que demostró que con los 500 mejores trabajos de investigación hechos en países en desarrollo se hicieron 250 patentes en los desarrollados, ninguno implicando a los investigadores originales. No basta entonces con tener la capacidad de investigar y de proteger la propiedad intelectual local. Con Raquel Chan y la Universidad del Litoral trabaja también la empresa Bioceres, una asociación de productores nacionales que va a producir la semilla y que se asoció con una empresa americana para aprobar esos genes y venderlos en Estados Unidos y tener ingresos.
–¿Qué pasa con la propiedad intelectual si un investigador argentino encuentra un gen que es gemelo de otro que patentó Monsanto?
–Debería ser mellizo, si no sería una copia. Pero no necesitás al gemelo o al mellizo sino a la siguiente generación. El gen de resistencia a la sequía de la doctora Chan es mejor que los que están desarrollando grandes compañías, porque no sólo se banca la sequía sino que, al contrario que los otros, si no hay sequía te produce 130 en lugar de 100. La idea no es copiar, sino hacer mejor y pelearles el mercado. Esta tecnología de vacunas en la que estamos trabajando va a servir para combatir parásitos, es oral y no necesita refrigeración. Grandes multinacionales están viniendo al país a ver en qué asociarse y hacer de novedoso porque saben que la capacidad de invención está acá.




miércoles, 11 de julio de 2012

Innovación: Las patentes como frenos


La guerra de patentes le pone un freno a la innovación

En los últimos años han crecido las demandas cruzadas entre las más grandes compañías de tecnología, que discuten por el licenciamiento y aplicación de sus desarrollos
Por Axel Marazzi  | Para LA NACION




Todas las compañías del mundo patentan sus productos y las de tecnología no se quedan atrás. Los fabricantes, cuando idean algo innovador que consideran que vale la pena, van a la justicia y llenan el formulario que determinará que ese producto fue creado por ellos y (si así lo deciden) que otros no lo podrán utilizar.
Hoy el mundo tecnológico atraviesa una guerra por patentes. Se debe a que cada vez se están convirtiendo en un negocio más redituable. Eso se puede ver en los números: en el 2010, solo en Estados Unidos, se registraron 219.614 patentes (31% más que en el 2009). El primero de la lista fue IBM (campeón histórico con 19 años consecutivos), seguido por Samsung, Microsoft, Canon, Panasonic, Toshiba, Sony, Intel, LG y HP.
Pero más allá de registrar sus ideas, muchas compañías lo que hacen también es adquirir otras empresas para poder obtener sus patentes. El ejemplo más claro de todos fue la compra de Motorola por parte de Google. Pagó, en agosto del 2011, US$ 12.500 millones para quedarse con las 17 mil patentes de la compañía estadounidense y ya las comenzó a utilizar con el lanzamiento de su primera tableta, la Nexus 7 .
No está mal que aquellos que realizaron innovaciones hagan valer sus derechos y decidan ir a la corte cuando son violados: el problema es que en el ámbito de la tecnología todo es diferente. Las patentes en Estados Unidos se dan por 20 años. Cuando este tiempo se cumple, de manera automática los registros pasan a ser dominio público. El inconveniente es que 20 años para el mundo tecnológico, que avanza a un ritmo vertiginoso, es demasiado.
Por ejemplo, HTC demandó a Apple por infringir la tecnología de gestión de energía y Apple decidió realizar una contrademanda porque ellos violaron varias de las suyas. Los acusaban de, entre otras cosas, usar pantallas táctiles y reconocimiento de gestos en sus teléfonos. Hoy que un teléfono inteligente tenga pantalla táctil es algo de lo más normal del mundo. Pasaron solo unas pocas semanas desde la presentación oficial de la Nexus 7, pero un vocero de Nokia ya dejó entrever que podría llegar a haber problemas si desde el buscador no pagan. No revelaron cuál es la patente violada aunque se rumorea que todo apunta a una relacionada a la tecnología WiFi. Apple y Samsung llevan hoy la batalla más visible; aunque con idas y venidas , por estos días se consideraba una victoria para Samsung que un juez inglés considerara a las Galaxy de la compañía coreana "menos cool" que una tableta iPad. Mientras, la dispusta entre Oracle y Google (que originalmente suponía un desembolso de 2600 millones de dólares por infracción de patentes de Java en Android) terminó con una victoria para Google .
Amazon, Facebook, Apple, Google, HTC, Kodak, LG, Microsoft, Motorola, Nokia, Yahoo, Oracle, RIM, Sony y Samsung son solo algunas de las empresas que en la actualidad están en medio de similares demandas. La guerra no está ni cerca de terminar.
¿Por qué? Muy simple: detrás hay una cantidad de dinero tan grande que convirtió a este tipo de juicios en un negocio. RPX Corporation, una consultora estadounidense en temas relacionados a las patentes, asegura que se generan por año más de US$ 50.000 millones entre pagos de licencias y derechos de propiedad intelectual mientras que los honorarios de abogados suman US$ 6000 millones.

LA EVOLUCIÓN TECNOLÓGICA EN PELIGRO

Muchos expertos, entre ellos el ex CEO de Google, Eric Schmidt, aseguran que todo este gran problema de patentes lo único que hace es perjudicar a los usuarios. En la actualidad muchos ingenieros y programadores solo redactan patentes en vez de producir o tienen que modificar sus ideas para que no se parezcan demasiado a otras y terminen en un complicado y extenso juicio que beneficiará al demandante.
Si bien las empresas con miles de millones en la cuenta no tendrán demasiados problemas, las compañías pequeñas sí y ahí es donde radica el problema más grave. "No creo que las demandas entre las grandes compañías sean un problema en lo que respecta a la innovación. Ellos saben cómo defenderse y tienen los recursos necesarios para pagar lo que sea necesario", le aseguró a LA NACION el consultor, creador de la campaña NoSoftwarePatents y fundador del blog FOSS Patents Florian Müller.
Desde la Electronic Frontier Foundation , una agrupación conformada por abogados, analistas, activistas y demás expertos que defienden la libertad en el ámbito de la tecnología, explican que si alguien quiere registrar una patente en Estados Unidos necesita 20.000 dólares al año para pagar los costos de mantenimiento, pero todo cambia si llega una carta de infracción. Para costear los gastos de abogados se necesitan unos 100.000 dólares o pagarle un porcentaje del total si se llega a ganar el juicio. Por estos motivos muchos desarrolladores e ingenieros deciden dejar de lado sus proyectos porque saben que el riesgo que se corre es demasiado alto.
Y si todo estaba bastante oscuro en el ambiente, las cosas empeoraron. Hace tiempo aparecieron los "Troll de patentes", que se tratan de compañías que si bien ganan dinero de manera legal, lo hacen de formas muy cuestionadas.
Son firmas o personas particulares que no crean productos ni realizan innovaciones. Lo único que hacen es adquirir patentes de otras empresas que están en quiebra, solo para enjuiciar a quienes las infrinjan. Hacen esto con la única finalidad de ganar dinero y no tienen la intención de fabricar los productos o llevar a cabo las ideas.
Para Martín Carranza Torres, director y socio del estudio jurídico especializado en delitos de propiedad intelectual Carranza Torres y Asociados, lo que está mal es la actitud que toman algunas empresas: "No es un problema del sistema en sí sino de cómo se lo utilice". En oportunidades lo que hacen estos "Troll de patentes" es aprovechar vacíos que existen en él y le dan un "uso parasitario" que lo único que hace es perjudicar.

TWITTER, ¿EL NUEVO SALVADOR?

Twitter ideó una forma de ponerle un freno a esta guerra y lanzó el "Acuerdo de los Innovadores de Patentes" a través del cual se usarán "como escudo y no como arma". En su blog oficial , la compañía de la red social le pidió a las empresas que se unieran y que las patentes sean únicamente usadas como defensa ante una litigación.
El acuerdo tendrá vigencia desde este mismo año aunque no aclararon la fecha exacta y, como no podía ser de otra manera, Twitter será el primero en la lista de los adheridos. Funcionará para todas las innovaciones creadas por sus empleados. Si se tiene en cuenta que esta idea viene en un momento en el que los juicios y demandas por las patentes son moneda corriente, sin dudas se puede divisar, al menos, una luz al final del túnel.
Desde la Electronic Frontier Foundation lo explican de la manera más clara: "Las formas en las que se apoya el sistema de patentes actual es insostenible. Lo que necesitamos es un sistema que realmente impulse la innovación o que, al menos, no se meta en el medio".
El pato lo pagan, en muchos casos, los usuarios: parte de las escaramuzas entre las diferentes compañías en conflicto consiste en pedirle a la justicia que detenga la venta de tal o cual producto en determinado país (Apple, Samsung, Nokia y HTC son los que más han apelado a este recurso) lo que genera demoras y cancelaciones en la venta de los equipos, aún cuando ya estaban pagos.
Hasta la Unión Internacional de Telecomunicaciones, que en general se mantiene al margen de estas cuestiones, dijo basta y el 10 de octubre próximo hará una reunión general entre sus miembros para discutir el tema..

jueves, 5 de enero de 2012

Redes sociales: ¿De quién es tu Twitter?

¿Quién es el dueño de una cuenta de Twitter?


Noah Writz trabajó en Phonedog , una compañía de comercio electrónico que vende celulares, por cuatro años hasta que renunció en octubre de 2010. Mientras trabajaba allí Writz creó una cuenta de twitter @phonedog_noah . El problema fue cuando renunció. De acuerdo a Writz, el y Phonedog acordaron, de palabra, que Writz podría seguir usando esa cuenta de Twitter siempre que, de vez en cuando,  ”tuitiara” a favor de la empresa.  Phonedog, por su lado, acababa de demandarlo  y exige daños de U$S2,50 por mes y por cada seguidor del Sr. Writz, lo que totaliza la suma de U$S340.000 (la cuenta tenía unos 17.000 seguidores). Para la empresa, el Sr. Writz se apropió de información confidencial, de un listado de clientes (los seguidores de la cuenta) y violó sus derechos marcarios y de propiedad intelectual. Hoy la cuenta @phonedog_noah  está cerrada y el Sr. Writz “tuitea” desde @noahkravitz , a donde transfirió los 17.000 seguidores de la primera cuenta. Lo curioso es que al Sr. Writz hoy no lo siguen 17.000 usuarios sino 24.000, seguramente debido a la atención mediática que recibió el juicio.
Pero este no es el único caso.  También en EEUU, un joven, menor de edad, llamado Adorian Deck creó hace un tiempo una cuenta de Twitter  @OMGFacts , dedicada a la divulgación de información de famosos y otros datos de la cultura popular. La cuenta se hizo tan popular que Adorian fue contactado por una firma, Sparks Inc, con la que firmó un contrato para la explotación de esa cuenta de Twitter, y de un canal de Youtube. Por medio de este acuerdo (que puede leerse aquí ), Adorian cedió todos sus derechos de propiedad intelectual existentes al momento del acuerdo y futuros a cambio de un porcentaje de los ingresos de la explotación del canal de Youtube, más adicionales no monetarios. Adorian dice haber ganado solo 100 dólares gracias a este acuerdo. La cuenta de Twitter tiene hoy más de tres millones de seguidores. Su madre -el era menor- inició una demanda  contra Spark, para rescindir el contrato y reclamar los daños y perjuicios.


El valor de las redes sociales

Tener seguidores, en cualquier red social, puede ser un muy buen negocio. Por ejemplo, Juan Pablo Varsky factura alrededor de $50.000 mensuales  a través de su cuenta @VarskySports , que tiene más de 150.000 seguidores. Y hoy ya es común en Argentina que las empresas busquen “tuiteros” influyentes para ayudarles a promocionar sus productos y servicios. Es claro que la cuenta de una persona como Jorge Rial , que tiene casi 1.2 millones de seguidores, tiene un alto valor económico. La pregunta es ¿Quién es el dueño de una cuenta de Twitter y de sus seguidores? Esto es ¿La cuenta y los seguidores son de la empresa o del tercero, empleado o no, contratado para “tuitear?  No es un tema menor, por ejemplo, en Inglaterra la periodista de la BBC, Laura Kuenssberg (tuiteaba desde la cuenta @BBCLauraK) se mudó  a ITV News y se llevó también su cuenta que pasó a llamarse @ITVLauraK . Con ella se fueron casi 60.000 seguidores.
De todos modos, la pregunta de quien es el dueño de una cuenta de Twitter y de sus seguidores no tiene una respuesta fácil en Argentina. En los dos casos citados al comienzo, los abogados quisieron encuadrar la cuestión en un reclamo por infracción de la ley de propiedad intelectual  y del deber de confidencialidad . Me parece que ninguna de las dos leyes que versan sobre estos temas en Argentina, aplican a una disputa por un listado de seguidores. No aplica la ley de propiedad intelectual, porque un listado de seguidores carece de originalidad. Pero tampoco aplica el deber de confidencialidad porque los listados de seguidores son información pública, a la que cualquiera puede acceder. En el caso del nombre de la cuenta en sí, puede aplicar, a favor del “tuitero”, la ley del nombre  si la cuenta está identificada con su nombre y, a favor de la empresa, la ley de marcas , si la cuenta utiliza alguna de su propiedad.


Recomendaciones

Por supuesto, la solución está en un contrato. Si dos o más personas se asocian para explotar una cuenta de Twitter o una contrata a otra para ello (aunque sea solo parte de sus labores), tiene que haber un contrato que dilucide quien es el dueño de la cuenta, su clave y sus seguidores. Lo de la clave viene  a cuento porque si por contrato se acordó que está fuera calificada de información confidencial puede que si aplique la ley que regula está materia (N° 24.766).
Imagino que el contrato de una empresa que contrata a alguien para “tuitiar” debería 1) Aclarar que el nombre, la clave y el listado de seguidores pertenecen a  la empresa 2) Que la empresa tendrá siempre acceso a la clave y que está no podrá ser usada o divulgada sin autorización de la empresa 3) Que en caso de resolución del contrato, cualquiera sea la causa, el empleado dejará de tuitear y se abstendrá de usar la cuenta de cualquier manera.
El empleado, o contratado, generalmente tiene una posición más débil pero debería negociar, por lo menos, que en caso de resolución la empresa deje de asociar su nombre a la cuenta. De hecho, una empresa bien haría en prever ella misma esto en el contrato para evitar conflictos. Tampoco usaría solo el nombre del empleado o contratado (es común en Twitter usar una combinación del nombre del “tuitero” y de la empresa en estos casos).

martes, 27 de septiembre de 2011

Estructuras de mercado: Monopolio


Monopolio (tradicional, legal y natural)


El monopolio representa la situación en la cual un proveedor o productor abastece toda la demanda del mercado.

Cómo surge un monopolio
Hay varias razones detrás de una alternativa de la emergencia de monopolio en un mercado.
  • El Gobierno concede licencia para una sola compañía para ofrecer un producto o servicio en una localidad determinada o en el espacio. Por ejemplo, hasta 2002, Telefónica de Argentina SA en Argentina tiene monopolio geográfico en la prestación de servicio de telefonía fija.
  • Las grandes empresas privadas-por lo general- en los países desarrollados se comprometen en la investigación y llegar a nuevos productos o nuevas tecnologías en la producción de un producto existente. Como recompensa por el riesgo de invertir en investigación, se aplican a su gobierno por una patente, que es un reconocimiento oficial de que son los creadores del nuevo producto o tecnología. Si una empresa se concede la patente, nadie más puede utilizar su tecnología sin necesidad de obtener licencia de ellos. De ahí que la empresa puede ejercer su poder de monopolio. Xerox fue un ejemplo en los años sesenta. Una patente o lo que se llama un derecho de patente no se concede siempre. Es válido sólo para un número determinado de años (después de que otras empresas pueden libremente copiar la tecnología si pueden). Este período se llama vida de una patente. En la mayoría de los países desarrollados, la vida de una patente varía entre 15 a 20 años. En Australia es de 20 años; en los EE.UU. es actualmente de 17 años. En las leyes de patentes de la India eran relativamente débiles. Pero recientemente, debido a nuestro compromiso a la Organización Mundial de Comercio (IMC), se han hecho más estrictos.
  • El vencimiento de un derecho de patente no significa que otras empresas contar con la tecnología de forma automática. A veces, una empresa es capaz de mantener su superioridad técnica y de organización, que es difícil de ser copiado por otros. Así, la superioridad técnica puede ser una fuente de poder de monopolio. Por ejemplo, IBM (International Business Machines, una empresa americana) tenían el monopolio virtual en el negocio de los ordenadores durante un tiempo bastante largo.
  • Los procesos de producción de determinados productos tienen grandes economías de escala respecto de la demanda, lo que significa que la curva de coste medio es decreciente, hasta un nivel muy alto de producción en relación con la demanda del mercado. En tal caso, produciendo una pequeña cantidad representa también un coste medio alto, mientras que la producción de una gran cantidad ofrece un coste medio relativamente bajo. Si las empresas que entran en el sector, cada uno tendrá que producir una cantidad relativamente pequeña, incurrir en un elevado costo promedio por encima del precio de mercado y, por tanto, no podrá sostenerse en el mercado. En la salida de empresas del mercado, la competencia entre las empresas supervivientes continuará eliminando las empresas de tamaño relativamente más pequeño. Al final una empresa sobreviva. Una vez que la empresa sólo está establecida en el mercado de disfrutar de un coste medio de baja, es bastante inmune a la entrada por otros como posibles nuevos participantes suelen ser pequeñas en tamaño. En otras palabras, en presencia de fuertes economías de escala, el monopolio surge "naturalmente". Esta situación de monopolio que se llama un monopolio natural. Los prestadores de servicios públicos como la electricidad y el agua son ejemplos típicos. Por ejemplo, correr dos juegos de postes eléctricos, alambres y cables para una zona determinada, será mucho más costoso que ejecuta uno.
  • A veces, las empresas conservan su identidad individual, sino que coordinan sus productos, y la política de precios a fin de actuar como un monopolio. Esto se conoce como un cártel. La OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) en los años setenta es un buen ejemplo de un cartel que llevó al monopolio virtual en el mercado mundial de petróleo.

Monopolio natural
Figura 26. Monopolio natural

Es un caso particular de monopolio en el cual las barreras a la entrada se la denomina naturales. El monopolio natural surge cuando puede satisfacer a todo el mercado a un precio mucho más bajo del que ofrecerían dos ó más empresas.   
La curva de demanda de energía eléctrica es mostrada junto a la curva de costo total medio de largo plazo (CMeL). Existen economías de escala a lo largo de la curva CMeL. Una empresa puede producir y distribuir 4 millones de KW-hora a un costo de 5 centavos el KW-hora. La misma producción total cuesta 10 centavos por KW-hora con dos empresas y 15 centavos por KW-hora con cuatro empresas. Por tanto, una empresa puede satisfacer la demanda del mercado a un menor costo de lo que pueden hacerlo más de una empresa. En general, los servicios que se proveen a través de una red de distribución tienen estas características en su estructura de costos.

Maximización de beneficios
Tabla 9. Tabla de demanda
Precio
(en $)
Cantidad demandada
(Unidades)
3
7
6
6
9
5
12
4
15
3
18
2
21
1
24
0
Para cualquier empresa, los beneficios son iguales a la diferencia entre los ingresos y gastos totales. La estructura de costos que enfrenta un monopolista es similar a la de una empresa competitiva porque al igual que una empresa competitiva, tiene que pagar por el uso de muchos insumos, por ejemplo, mano de obra y materias primas, y suponiendo que estos insumos se utilizan en otros sectores de la economía, así, un monopolio tiene que comprar estos insumos competitivos. Por lo tanto los conceptos como el coste total, coste medio y el costo marginal, y sus formas generales se aplican a una empresa monopolista también. Por otra parte, en una industria de monopolio no hay ningún problema de entrada y salida (siempre y cuando el poder de monopolio continúa). Por lo tanto, la excepción de que existen diferencias entre las curvas de costo a corto plazo y largo plazo, no hay diferencia esencial del comportamiento de una industria de monopolio entre el corto y el largo run.7 Así, por lo general, en el análisis de monopolio no es necesarias para ser particular, sobre la diferencia en los dos períodos de tiempo. Acabamos de decir que los costes medios, marginales y totales sin hacer referencia a corto plazo o largo plazo.
La estructura de ingresos que enfrenta el monopolista es, sin embargo, bastante diferente a la de una empresa competitiva. Una empresa perfectamente competitiva es muy pequeña en comparación con el mercado y por lo tanto un precio-aceptante. Esto obviamente no es cierto para un monopolio. Ser la única empresa con sede en el, tiene poder de mercado y es un formador de precios por así decirlo. Esta importante diferencia implica que los cambios que los ingresos totales con la producción de una manera que es diferente de lo que sucede por una empresa en competencia perfecta. En este último caso, cuando la producción aumenta, el precio se mantiene sin cambios. Pero una empresa monopolista se enfrenta a todo el mercado y, por tanto, a medida que aumenta o disminuye su producción, no se puede esperar que el precio de mercado se mantendrán sin variación los precios variarán de acuerdo con lo que los consumidores están dispuestos a pagar lo largo de la curva de demanda. El monopolista tiene que tener esto en cuenta. Por lo tanto, la curva de demanda del mercado es una restricción que enfrenta una empresa monopolista.
Un ejemplo de una curva de demanda del mercado viene dada en la Tabla 9. Como el monopolista se enfrenta a este plan de demanda por sí mismo, quiere decir que si, por ejemplo, quiere vender 5 unidades, la/el monopolista debe cobrar un precio igual a $9. La razón es la siguiente. A cualquier precio superior a esta, ella será capaz de vender sólo a menos de 5 unidades. Además, ella siempre puede vender 5 unidades de carga $9 cada uno desde el 5 de unidades son demandada al precio de $9. Por lo tanto no hay razón para vender 5 unidades para cualquier precio inferior a $9. Al argumento similar, si el monopolista quiere producir y vender 6 unidades, el precio cobrado será $ 6, y así sucesivamente. Por lo tanto, no es cierto que el monopolista puede cobrar cualquier precio por su producto en su propia voluntad-a diferencia de lo que muchos creen. Podría hacerlo, sólo si la curva de demanda es totalmente vertical, es decir, no hay absolutamente ningún sustituto disponible. Pero para la mayoría de productos casi siempre hay un sustituto disponible.


Monopolio frente a la competencia perfecta
Nos enteramos antes que en el equilibrio con una estructura de mercado perfectamente competitivo, el excedente social se maximiza (en determinadas condiciones). Es, por tanto, imprescindible saber de otras estructuras de mercado compara con la competencia perfecta. Las siguientes son las características generales del monopolio en comparación con la competencia perfecta.
  1. En la competencia perfecta, maximización de beneficios lleva a una curva de oferta que nos dice hasta qué punto una empresa produce a precios de mercado diferentes que son exógenos a la empresa. En monopolio, sin embargo, la empresa decide la producción y el precio. No hay duda del nivel óptimo de producción de monopolio a diferentes precios. Por lo tanto, no hay curva de oferta, como tal, en régimen de monopolio. Esto no significa, sin embargo, que las fuerzas de oferta y la demanda no interactúan. Los cambios en la demanda (IMe) o en la curva de la curva de CMg se afecten a la elección de un monopolio de la producción y el precio.
  2. En el caso de un monopolio, el p> IMg, cuando se selecciona un nivel de producción donde IMg = CMg. Estas dos relaciones implica que p> CMg. Es el poder de mercado que posee el monopolio que le permite cobrar un precio superior al costo marginal. En comparación, recordemos que el precio es igual al costo marginal en competencia perfecta. Por lo tanto, podemos decir que un monopolio carga "un precio demasiado alto" para su producto. Por otra parte, el precio de monopolio es mayor que el precio competitivo, se deduce que a lo largo de una curva de demanda, se vende menos y, por tanto, menos se produce bajo el monopolio que en competencia perfecta. En resumen, podemos decir que el monopolista produce menos y cobra un precio más alto en comparación a la de la competencia perfecta. Esta es la diferencia fundamental entre el monopolio del comportamiento y la competencia perfecta.
  3. El excedente social se maximiza en ese nivel de la cantidad que el precio es igual al costo marginal y esta condición se cumple en el equilibrio competitivo. El precio de monopolio, sea diferente del costo marginal implica que el bienestar social o el superávit es menor en régimen de monopolio que en competencia perfecta.

Figura 27. Comparación de competencia perfecta y monopolio







Tomadores de precios y buscadores de precios

La competencia perfecta es un grado extremo de la competencia, tanto es así que muchos estudiantes están comprensiblemente preocupados acerca de su pertinencia. A menudo se preguntan: "Si hay pocas estructuras de mercado que se aproximen estrechamente la competencia perfecta, ¿por qué me molesto en estudiarlo?" La pregunta es buena y no del todo fácil de responder. Hay algunos mercados que se acercan a tener numerosos productores de un producto idéntico con total libertad de entrada y salida. Los mercados de productos agrícolas y de acciones y bonos son probablemente los mercados más cercanos que tenemos a la competencia perfecta, pero aún así los productos no siempre son completamente idénticos, y los costos de entrada y salida abundan en la mayoría de los mercados. Incluso el trigo vendido por un agricultor de trigo de Santa Fé como nosotros siempre vimos en los ejemplos no siempre es visto como lo mismo que el trigo vendido por un agricultor de trigo dl sur de la provincia de Buenos Aires.

¿Cómo puede ser el sentido de la competencia perfecta? La respuesta es muy simple. Sabemos que bajo las condiciones de competencia especifica, ciertos resultados  se esperan. Lógicamente se puede (con el uso de gráficas y matemáticas) derivar, y los resultados se desarrollan en este capítulo y el siguiente. Una conclusión es que en competencia perfecta, cada empresa será ampliará la producción hasta que el costo marginal de producir la última unidad sea igual al precio pagado por el consumidor. Esta conclusión se sigue necesariamente. Como veremos, es matemáticamente válido. Las estrictas (extremas) suposiciones sobre la naturaleza de la competencia perfecta lo aseguran.

Las exigentes condiciones de competencia perfecta rara vez se cumplen. Nosotros, sin embargo, no podemos concluir que bajo menos exigentes condiciones de competencia, los resultados de la competencia no se observen. Por ejemplo, puede ser que el número de productores no sea "numeroso", que los productos vendidos por todos los productores no sean del todo "idénticos", y que haya costos de entrada y salida del de los mercados. Sin embargo, los productores individuales pueden actuar como si las condiciones de competencia perfecta se cumplieran. Los productores individuales pueden actuar como si no tuviesen control sobre el precio de mercado o de que hay muchos de los otros productores reales o potenciales que lo mejor es pensar en términos de que los demás productores son “numerosos", en cuyo caso muchos de los resultados previstos de competencia perfecta puede ser aún se observa en los mercados menos que perfecto.

Por estas razones, muchos economistas a menudo no hablan de competidores perfectos sino de tomadores de precios (que pueden o no ajustarse exactamente a la descripción de la competencia perfecta). Tomadores de precios son los vendedores que no creen que puedan controlar el precio de mercado mediante la variación de sus niveles de producción propia. Simplemente observan el precio de mercado y, o bien aceptar (y en consecuencia producir, hasta el punto donde el costo marginal y el ingreso marginal y el precio son iguales) o rechazarlo (y entrar en otro negocio). El tomador de precios es una persona que actúa como si su curva de demanda horizontal (perfectamente elástica, más o menos). Él o ella es alguien que asume por lo tanto, el ingreso marginal por cada unidad vendida es constante (e igual al precio) y que la curva de ingreso marginal es horizontal y el mismo que la curva de demanda de la empresa.

El buscador de precios contrasta con el tomador de precios. Los buscadores de precios son los vendedores que tienen cierto control sobre el precio de mercado. Los buscadores de precios tienen un poder de monopolio por el hecho de que pueden alterar la producción y por lo tanto la oferta de mercado lo suficiente como para cambiar el precio. La tarea del buscador de precios individuales no es simplemente de aceptar o rechazar el precio de mercado actual, sino (como el monopolio) "buscarlo" a través de las distintas combinaciones de precio y cantidad de su curva de demanda con pendiente negativa, con la intención a maximizar los beneficios. Como veremos en el capítulo siguiente, el ingreso marginal y las curvas de demanda del buscador de precios ya no son lo mismo. (Exactamente donde la curva de ingreso marginal del monopolista se encuentra en relación con la curva de demanda será discutido en detalle en el capítulo siguiente).


Justificación del monopolio
Los puntos (2) y (3) en la sección anterior resumir lo que está mal con un mercado de monopolio y formar una justificación para restringir el poder de monopolio en la práctica. De hecho estas características a veces jugaron un papel a un nivel suficientemente elevado como para generar un fuerte sentimiento público negativo contra el monopolista. Algunas personas llegan a pensar que un monopolista es simplemente un mal  tipo que se aprovecha del público.
Pero antes de apresurarse a esa conclusión algunos aspectos positivos de un monopolio hay que señalar también.
Supongamos que en un principio hay dos empresas en una industria y ambos son un tanto ineficientes. Sus curvas de CMg están en un nivel elevado y por tanto que cobran un precio más alto y producen menos de lo que lo harían si las curvas de CMg estaban en un nivel inferior. Se dan cuenta, sin embargo, que si se fusionan entre sí-y con ello convertirse en un monopolio, pueden reducir sus costos. Por ejemplo, una empresa puede tener mano de obra técnica excelente, pero no puede tener buenas habilidades de mercadotecnia, mientras que el otro no puede tener mano de obra técnica, sino posee conocimientos de marketing superior. Mediante la fusión, la curva de la firma monopólica resulta en un nivel inferior y por lo tanto será más eficiente. En el lenguaje de los negocios se le llama sinergia. Esto, por sí mismo, induce el monopolio de cobrar un precio, que es menos, y producir una cantidad, que es mayor de lo que sería si ambas empresas competían entre sí.


Otra ventaja importante de alentar el monopolio en cierta medida es que el poder de monopolio y los beneficios proporcionar incentivos para las invenciones e innovaciones. En realidad, estas actividades son emprendimientos muy arriesgados. Con frecuencia se materializan a partir de los esfuerzos y la persistencia individual. ¿Por qué alguien inventará un producto si él/ella no se le permite disfrutar de los beneficios del monopolio de unos pocos años? Esta es sin duda la razón detrás de otorgamiento de patentes.


Por último, recordemos el caso de monopolio natural. Si hay enormes economías de escala, la presencia de un único (monopolio) empresa implicará costos unitarios más bajos en comparación con la situación en la que hay muchas empresas pequeñas. Por lo tanto, hay un beneficio naturales derivados de un monopolio natural.


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