Sin dudas la industria del software cambió radicalmente la arquitectura de oficinas de las empresas. Grandes espacios iluminados, colores que estimulan la mente y la creatividad, acceso inmediato a grandes pizarras, continuidad y abundancia de espacios de reunión informales, espacios de relax para descansar la mente, la posibilidad de servirse un refrigerio rápida y fácilmente... un espacio agradable para el trabajo intelectual.
Toda la arquitectura favorece la circulación entre los espacios, rompe barreras y favorece el encuentro y el intercambio de ideas. La misma arquitectura y el diseño interior estimula la informalidad y la soltura. Los espacios abiertos, los pasillos amplios, la preeminencia del cristal favorecen el encuentro cara a cara, el encuentro de ojos y facciones que favorecen el intercambio y la comunicación interpersonal. Es que, como se ha visto en clases, esa es la manera de capturar las externalidades de conocimiento (derrame de conocimiento) que se producen por las externalidades de aglomeración (reunir en un mismo espacio físico a un mercado laboral especializado). En una industria de ideas, todo debe apuntar a que éstas se generen, se compartan y se plasmen en productos y servicios para la empresa.