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lunes, 8 de enero de 2018

Niños influencers: Un negocio lucrativo y poco ético

Niños influencers: facturan entre US$ 3000 y US$ 20.000 por filmarse abriendo juguetes

Olvídense de las publicidades en la televisión de los sábados a la mañana. Más fabricantes de juguetes están contratando a jóvenes influencers con experiencia en redes sociales para vender sus mercancías.
Por Alexandra Stratton ||  Apertura



Una tarde en junio de 2016, Isaac Larian yacía en su cama en su casa de Malibu, California, sin poder dormir. Así que el CEO de la empresa privada de juguetes más grande del mundo, MGA Entertainment, hizo lo que haría cualquier CEO de juguetes insomne para relajarse: miró videos virales de chicos abriendo paquetes en YouTube. No se ría. Los videos de jóvenes críticos de juguetes pueden recibir millones de vistas y ver liberarlos juguetes de su packaging se convirtió en cita obligada para muchos fanáticos. “Me pregunté a mí mismo cómo podíamos aprovechar este fenómeno y hacer el mejor juguete para unboxing”, recuerda Larian. “Desafié al equipo de diseño y tuvieron una idea”, añade.

Cinco meses después, MGA lanzó L.O.L. Surprise!, una pequeña esfera de plástico que esconde una muñeca en miniatura y sus accesorios. Que algo tan simple se agotara en dos semanas no es la única sorpresa. El juguete también merece atención porque el marketing se hizo sin una sola publicidad de TV. Esa recepción excepcional no era mentira.

Este año, el producto más nuevo de MGA, L.O.L. Big Surprise –un paquete de 50 ítems pequeños que los chicos pueden desenvolver– llegó a la cima de muchas de las listas de los mejores juguetes de 2017.  Se agotó tanto en Toys “R” Us como en Amazon el primer día que salió a la venta –de nuevo, sin un solo aviso en televisión.

Para Larian, cuya compañía creó éxitos como las muñecas Bratz y Lalaloopsy, el éxito valida su decisión de hace varios años de alejarse de poner los spots durante la programación para niños de la TV y el cable y, en cambio, depender sobre todo de ponerlos productos de MGA en las manos de los niños influencers en YouTube. “Todos decían: ‘Están tirando el dinero, están perdiendo tiempo’”, recuerda sobre su decisión de fines de 2014 de que el 90 por ciento del marketing de MGA sea digital. “Al principio sucedía, pero después hubo un punto de inflexión”. Habla sobre el cambio de los niños en edad de juego de la programación tradicional televisiva a las redes sociales, donde pueden ver –y compartir con sus amigos– videos sobre los juguetes que quieren.


Foto: Madelaine  Cass para Bloomberg BusinessWeek

Desde 2012, los influencers niños en YouTube cautivan cada vez más a sus pares posteando videos de ellos mismos abriendo, criticando y jugando con los chiches. Y las empresas de juguetes los están siguiendo online. Nielsen informó que 53% menos de chicos de entre 6 y 11 años miraron Disney Channel en la temporada de cable de 2017 comparado con 2008, y 54 por ciento menos miró Nickelodeon.

Mientras tanto, 32% de los niños dijo preferir mirar videos en aparatos no televisivos en 2016, según EMarketer. Los chicos también rankearon a YouTube como su marca favorita entre 350 opciones, según una encuesta de septiembre de 2017 de Smarty Pants. “Había una época en la que uno ponía un producto en TV y lo veía venderse, pero los chicos ya no miran más Nick”, explica Larian. “Así que ya no gastamos más plata en la tele. Vamos con el marketing viral de los influencers digitales”. Ese cambio provocó una bonanza para los críticos de YouTube, entre ellos una familia conocida como KidToyTesters. El grupo de cinco hermanos de Omaha, cuyas edades van entre los 2 y 14 años, hizo videos con juguetes de “todos los que uno podría nombrar”, incluyendo Mattel, Hasbro y MGA, según su padre, Lee, quien pidió que el nombre de la familia no fuera publicado para proteger la privacidad de sus hijos. Esas empresas les envían productos gratis. También produjeron videos esponsoreados para 17 marcas, incluyendo Nintendo, Spin Master y Wicked Cool Toys.

Ahora mismo, la familia está en modo trituradora. El padre dice que tendrán el 70 por ciento de su facturación anual durante los próximos meses cuando los jugueteros promocionan sus productos para la temporada de las fiestas. Durante cualquier mes, los chicos trabajan con dos compañías como parte de un acuerdo pago para vender sus juguetes. Esperan subir a entre siete u ocho empresas en las fiestas. Para fin de año, dice, la familia habrá ganado US$ 140.000 de su canal.

Los datos muestran por qué las marcas quieren pagar por el talento de YouTube. En su encuesta sobre gastos en las fiestas de 2017, PwC rankeó a YouTube como la plataforma de red social más influyente para 72% de la joven Generación Z, o post millennial, consumidores que dicen que es más probable que compren un producto si un influencer que conocen comparte una crítica positiva o usa ese producto en redes sociales. Los líderes de la industria juguetera le atribuyen la eficacia de los influencers a su autenticidad. Mientras que las celebridades son inaccesibles para la mayoría de la audiencia, los influencers niños en general interactúan con sus fans respondiendo comentarios y mensajes online. “Los influencers se relacionan mejor con los chicos que una publicidad tradicional de TV guionada o con mucha producción”, asegura Victor Lee, VPsenior de Marketing Digital de Hasbro. Algunos canales de YouTube, como Evan Tube HB y RyanToys Review, tienen millones de suscriptores.

El gran número de ojos mirando videos de críticas de juguetes también significa que los influencers pueden comandar mucho dinero por sus apoyos. Los expertos de la industria dicen que a una compañía le puede costar desde un par de miles hasta US$ 200.000 que un influencer ponga a un juguete en un video, dependiendo del impacto en redes sociales de la persona. “Es el Lejano Oeste”, admite Justin Kline, COO de Markerly, una empresa que une a marcas con influencers. Eso no necesariamente significa que las empresas buscan solo los canales con más suscriptores. Para muchos, la métrica más valiosa es el compromiso –desde comentarios, likes y compartidos de los videos del canal hasta cuánto tiempo un chico mira y la extensión a la que un influencer interactúa con sus seguidores.

Captiv8, otra compañía que une a marcas con influencers, vende una plataforma de analytics que les permite a las empresas predecir el compromiso que recibirán de una campaña específica. “Miramos el espacio social del influencer y ayudamos a las brands a predecir los ‘efectos Oprah’”, cuenta Krishna Subramanian, su cofundadora. “Oprah agarra un libro y se agota. Ese es un beneficio de trabajar con influencers –uno tiene el potencial de la viralización”. A medida que los influencers crecen en popularidad, pueden estar tan ocupados que es difícil mantenerse en contacto con sus fans. Lee, de Hasbro, dice que los canales con audiencias más pequeñas tienen mayor capacidad de responder a mensajes y comentarios y escuchar el feedback.


Foto: Madelaine  Cass para Bloomberg BusinessWeek

Isaac Quiroga, director de Compromiso de Video de Mattel, explica que la compañía se enfoca estrictamente en el engagement cuando evalúa influencers. “Aunque estén llegando a una audiencia más chica, uno tiende a tener un público más pequeño mucho más comprometido”, añade. “Desde ahí vemos un crecimiento en el resto de nuestros productos y nuestro compromiso impulsa las intenciones de compra”. Mattel, que en 2017 ya invirtió cuatro veces más en influencers que el año pasado, usa dos programas de software de base de datos para encontrar influencers que sean un buen match. La firma también tiene un equipo de compromiso que construyó más de 100 relaciones directas con influencers clave, cuenta Quiroga. Estima que Mattel movió el 50% de su presupuesto de marketing a digital, lo que incluye a otras plataformas de redes sociales además de YouTube.

Inicialmente, KidToyTesters obtenía toda su facturación de su participación de la facturación de Google por vender publicidades alrededor de sus videos. Pero por los cambios hechos en el algoritmo de YouTube, hay menos avisos en el canal, y ahora dependen de los acuerdos con empresas, cuenta su padre. Un video esponsoreado les da a sus hijos entre US$ 3000 y US$ 20.000, donde la facturación por publicidad ahora fluctúa mucho. Los KidToyTesters reciben dos o tres paquetes de juguetes por día en su casa. Las empresas suelen enviarles juguetes gratis a los influencers con la esperanza de que hagan críticas de sus juguetes. Esto es diferente a un acuerdo de marca simple, en el que los chicos deben aclarar que el video está esponsoreado por una compañía.




Aunque algunos podrían pensar que recibir plata por jugar enfrenta de una cámara es algo sin esfuerzos, el padre dice que no es dinero fácil. “Tenemos días de trabajo de 15 a 20 horas y es siete días a la semana todo el día”, explica. “A veces son las 3 o 4 AM cuando terminamos de editar. Muchas veces no vemos el sol, porque estuvimos grabando en el sótano durante varios días seguidos y no sabemos ni qué día de la semana es”.

Los chicos estudian en su casa, por lo que tienen agendas más flexibles. Y su padre dice que solo le dedica media hora al día a su empresa de marketing para poder estar más tiempo con su canal de YouTube, lo que asegura que es una “bendición” por permitir que los chicos tengan un hobby divertido que se transformó en una carrera.

En lo que respecta a Larian, de MGA, está convencido de que habrá mucho trabajo para las familias como la de KidToyTesters en los próximos años. “Apostamos a ir a lo digital en lugar de la publicidad tradicional de TV y nos funcionó”, explica. “Así que vamos a continuar a hacer lo más y más”.

jueves, 10 de octubre de 2013

Como ganar plata haciendo música en Youtube

¿Cuánto gana un músico argentino por ser popular en YouTube?

Los artistas locales podrán solicitar el pago por la cantidad de reproducciones que tienen sus videoclips; ya forman parte de la mitad de las diez producciones más vistas en la plataforma de Google el pasado año
Por   | Para LA NACIÓN


Cinco de las diez producciones más vistas por los usuarios argentinos de YouTube fueron videoclips musicales. Foto: AP 

Cinco de las diez producciones más vistas por los usuarios argentinos de YouTube fueron videoclips musicales. Foto: AP

El gran objetivo de todo músico que quiera consagrarse, sin dudas es "vivir de la música", frase un poco trillada pero que, a pesar de que a simple vista parece fácil de lograr en otros países del mundo donde algunas fórmulas musicales pueden convertir en millonarios en cuestión de meses a ignotos artistas, en Argentina está reservada a muy pocos.
El músico argentino es experto en remar ; incluso con cierto nivel de popularidad, debe mover muy bien sus fichas para lograr dedicarse 100% a su arte y lograr que lo alimente. La lógica indicaría que el sacrificio y las horas dedicadas deben recibir el justo pago como forma de agradecimiento de sus seguidores, aunque no siempre suele suceder.
Hasta ahora, y una vez que el artista lograba cierta trascendencia, sólo existían algunos pocos y clásicos métodos para obtener las tan ansiadas regalías por derechos de autor: a través de la venta de discos y con la difusión en medios de comunicación, desde ya, si el músico tenía todas sus obras debidamente registradas.
El problema en estos tiempos digitales es que el grueso de los músicos apunta todas sus estrategias de difusión a Internet, un espacio que bien manejado puede funcionar como el mejor representante del mundo, pero que si no llega a hacer el ruido suficiente como para trascender a la vida real, se queda en ese espacio sin devolverle ni el abono de Internet a los sacrificados artistas.
Por suerte para ellos y su música, la Sociedad Argentina de Autores y Compositores ( SADAIC ), informó que luego de llegar a un acuerdo con el servicio de reproducción de videos YouTube , los músicos argentinos comenzarán a engrosar sus liquidaciones por regalías, con las visitas a sus videos musicales. De hecho, SADAIC lo informó una vez que pagó las ganancias del período 2012 a los artistas registrados.

CUÁNTO COBRARÍA UN MÚSICO POR REPRODUCCIONES EN YOUTUBE

Mediante el convenio firmado con Google para el portal YouTube, SADAIC incorporó el pago por reproducciones de videos musicales, utilizando la misma jurisprudencia actual, es decir, liquidaciones por períodos cuatrimestrales basados en nomencladores internos que definen el tarifario y el pago al artista.
Según la escala informada para la primera liquidación, perteneciente al período 2012, el tarifario de pago de regalías por reproducciones en YouTube fue la siguiente:
  • Enero / Marzo 2012: $0,000225 por visita
  • Abril / Junio 2012 $0,000338 por visita
  • Julio / Septiembre 2012 $0,00117 por visita
  • Octubre / Diciembre 2012 $0,000441 por visita
Esto significa que los músicos que hayan logrado superar el tope de 20.000 visitas, percibieron sumas similares a estos ejemplos:
  • 20.000 visitas entre Enero y Marzo: $4,50
  • 100.000 visitas entre Abril / Junio: $33,80
  • 100.000 visitas entre Julio / Septiembre: $117
  • 100.000 visitas entre Octubre / Diciembre: $44,10
Según informes de SADAIC y de la DNDA, en Argentina se registraron más de 3 mil millones de visitas a videos de YouTube en todo el territorio nacional, pertenecientes a artistas registrados, lo que significó un importe total liquidado de cerca de $1.5 millones de pesos.

QUIENES VAN EN PUNTA

Según estadísticas oficiales de YouTube, durante 2012, los videos más vistos en Argentina fueron todos videos musicales. Cinco de estos videos fueron originados en forma local, lo que implica el cobro de derechos de autor. El Top Five de los artistas rankeados en 2012 por YouTube fueron:
Los Nota Lokos: más de 24 millones de reproducciones


Nene Malo: 16 millones de reproducciones



Los Rompe Discotekas: cerca de 8 millones de views
Agapornis: cerca de 7 millones de views
No Te Va a Gustar: con más de 5 millones de reproducciones

El único artista que figura en este ranking con mayor cantidad de suscriptores a su canal de YouTube, es Tan Biónica en el puesto 10. Este canal fue creado en agosto de 2006 y actualmente posee más de 200 mil suscriptores y 44.224.033 de reproducciones de todos sus contenidos. Los otros nueve puestos son ocupados por canales de contenidos no musicales.
Las cifras son alentadoras para los músicos locales si tenemos en cuenta que la viralidad con la que un artista puede destacarse en YouTube no implica un esfuerzo económico importante en relación a una promoción real. Incluso puede ser una buena herramienta de difusión, teniendo en cuenta que YouTube asocia los videos cargados en Argentina a una iplocal, lo que implica que un video tendrá mayor visibilidad en Argentina que en otros países, salvo que sea promocionado a través de una pauta comercial.

QUÉ OPINAN MÚSICOS Y ESPECIALISTAS

En el plano real de la escena musical argentina, le preguntamos a Abril Sosa, ex baterista de Catupecu Machu y líder de Cuentos Borgeanos, que antes de comenzar una gira de retorno de su proyecto musical por toda Latinoamérica, nos respondió las dudas sobre esta nueva reglamentación.
¿Qué opinión tenés sobre el convenio entre SADAIC y YouTube para pagar regalías por reproducciones de videos en Argentina? ¿Va a regular de forma más justa el derecho de autor o lo va a complejizar?
Yo no sé si se puede hablar de una forma justa. Creo que en principio,sólo tiene incidencia en las bandas mainstream , que tiene miles y miles de reproducciones en sus videos. Quizá habría que pensar el asunto en una forma global y no personal; me refiero a que la recaudación beneficie por porcentajes relacionados con la cuenta del artista y no por cantidad de reproducción.
¿Ves algún punto negativo o de conflicto con la forma en que se cobran regalías en la actualidad? No han variado desde que soy socio, ya hace más de 15 años. Y no, no veo que sea negativo. Creo que somos los artistas, además de un sindicato como SADAIC, los que tenemos que estar encima de esta expansión loca en la que se transformó la música por Internet, y todas sus inagotables y variables plataformas.






 
Susan Boyle, una artista que logró notoriedad gracias a un video publicado en YouTube que le dio la fama más allá de Internet. Foto: AFP 

¿A quiénes favorece más? ¿A los artistas nuevos o a los consagrados? Creo que la brecha entre los grandes artistas y los nuevos cada vez será más marcada. Pero por otra parte, las nuevas bandas cuentan con plataformas de difusión que hace diez años atrás no existían. Trato de ser positivo. Yo veo que en el fondo, todo este desarrollo tiene un buen puerto, en donde la música se está viendo beneficiada.
Desde el punto de vista de los profesionales de la música que comulgan con el reconocimiento de las plataformas digitales en Internet como nuevos medios de difusión, hablamos con el productos argentino Tatu Estela, también Director de Taringa! Música y principal referente del acercamiento entre las cámaras de autores y compositores y los músicos que difunden sus obras por Internet, quien considera esta noticia como un paso de enorme importancia y muy positivo:
"A pesar de que no estuvimos involucrados en el acuerdo firmado entre SADAIC y YouTube, nos parece un paso de enorme importancia y muy positivo que una cámara se acerque a las nuevas plataformas de música en Internet y se lleguen a este tipo de convenios, ya que sin duda Internet es el futuro de la música".
Tatu Estela logró que tanto SADAIC como AADI firmaran junto a Taringa! una carta de intención de trabajo para acordar el pago de regalías por derechos de autor de artistas en Internet. El argumento para lograr este acuerdo fue la facilidad que ofrece la tencología para medir en forma justa y equilibrada, tanto reproducciones como propiedad de los contenidos: "Queremos que se utilice todo el potencial que ofrece Internet para medir y repartir de manera eficiente y justa las regalías que se generan por las reproducciones de canciones, tanto a grandes como a los pequeños artistas".

CÓMO COBRAR POR LAS REPRODUCCIONES

Para cobrar regalías por derechos de autor , primero hay que estar inscripto en SADAIC. Pero para poder ser un socio o afiliado, se deben registrar las obras, tanto en esta entidad como en laDirección Nacional de Derechos de Autor (DNDA). La primera (SADAIC) se encarga de gestionar los pagos por derechos comerciales, la segunda (DNDA), de proteger la autoría del material en casos de conflictos por plagio o cesión de derechos o litigios comerciales.
SADAIC no registra nombres de bandas, esto debe realizarse en el registro de marcas y patentes.
Una vez que nuestra obra está protegida en la DNDA y registrada en SADAIC, ya se pueden cobrar regalías. En el caso de que los autores de las obras sean más de uno (una banda donde todos componen o eligen repartir ganancias en partes iguales, por ejemplo), el registro de las obras debe hacerse indicando el porcentaje que le corresponde a cada músico.
Todo tipo de consultas relacionadas con la forma de adherirse al cobro de regalías debe dirigirse a las áreas de Obra Nacional y de Intérpretes y Documentación, ubicadas en el edificio de SADAIC, en Lavalle al 1500, Ciudad de Buenos Aires..

domingo, 26 de mayo de 2013

De la idea a la producción: La historia de Pixar

La historia de Pixar Animation Studios

martes, 15 de noviembre de 2011

Estudio de caso: Cuevana


01.11.2011 | 16:56

La historia detrás de Cuevana

A los 20 años, entre fernets y capítulos de Lost, Tomás Escobar creó un monstruo desde su habitación de estudiante en Córdoba; ahora, después de perder en el camino a dos amigos, quiere ser parte de la industria del entretenimiento.




Por Pablo Plotkin
En un café de la zona de las facultades, una mañana de primavera, Tomás Escobar es la versión geek de un vendedor de tónicos para la juventud eterna. Durmió poco, se pasó la noche rediseñando la interfaz de Cuevana y reescribiendo el código para que el sitio no colapse. El tráfico crece a razón de un veinte por ciento mensual, con un récord diario de dos millones de visitas. A esta hora, tiene la cara tan pálida como el culo de Mark Zuckerberg, pero aun así, con 22 años y una adorable tonada sanjuanina, le queda medio tanque de energía para diseminar su fe.
Tal vez no sea un entrepreneur carismático, pero tampoco es un nerd sin ángel. En estos últimos meses, después de abandonar los estudios de Ingeniería en Sistemas en Córdoba y mudarse a Buenos Aires, la popularidad de su plataforma lo dotó de una evidente confianza en sí mismo. A eso le sumó un poco de asesoramiento legal y unas cuantas dosis de literatura emprendedora 2.0. Habla del diferencial de la "experiencia Cuevana" y asegura que los sitios valen por sus comunidades (en su caso, habría que valuarlo en millones de dólares). Dice que está pactando acuerdos con señales de cable, productoras y un importante organismo estatal. "La idea es convertir a Cuevana en una empresa internacional con base en el país", comenta este fan de Arcade Fire que maneja su negocio (al que él llama prudentemente "hobby") desde una MacBook Pro en el departamento de un amigo, en un edificio de la calle Anchorena, donde duerme de prestado hasta tanto se consiga una vivienda en la ciudad.


Esta es una historia que mezcla fascinación tecnológica, adicción a las series, amistad adolescente, dólares frescos, inocencia interrumpida, acusaciones de traición y peleas sin sangre. El kilómetro cero del relato es Nueva Córdoba, el distrito universitario como un improbable Silicon Valley on fernet, o un lugar donde, se supone, nadie está pensando el rumbo cultural de la época, excepto un par de pibes que absorbieron intuitivamente la visión de futuro, sin delirios de grandeza ni dilemas filosóficos. Una generación bendecida con una confianza ciega en sus percepciones, y con una capacidad delirante para convertir las propias necesidades cotidianas en demanda masiva. La época la están haciendo estos iluminados rasos.
Hablamos de una de las veinte plataformas argentinas más visitadas de Internet, y la más exitosa de América latina en su rubro. El lugar al que vamos cuando queremos ver el último capítulo de True Blood Mad Men en buena resolución y con subtítulos en castellano. Y un invento atravesado por debates silenciosos sobre propiedad intelectual, legislación y nuevos modos de distribución de mercancía cultural. "Cuevana es un emergente creado más por los usuarios que por sus fundadores", dice Julián Gallo, editor del sitio Mirá! "La industria no respondió a tiempo a la madurez tecnológica de los televidentes. La gente tuvo que hacerlo."
En un rincón del bar desierto, frente a la primera Pepsi del día, Tomás Escobar encarna el discurso opuesto a los anarco-hackers de Anonymous, por ejemplo, los que prometen destruir Facebook por negociarle a las corporaciones la información del pueblo. Ni siquiera tiene el tono jactancioso y provocador del primer Zuckerberg, el que decía que los capitalistas venían a robarle sus ideas revolucionarias. Tomás ejerce la prédica del adaptado. Sabe que se ha movido al filo de la ley, pero también entiende que lo que le explotó en las manos es grande. Hijo de un contador que ejerce de empresario, está asesorado y quiere ser parte del establishment de los nuevos medios. Así resume su estrategia: "Cuevana captó la demanda de los usuarios. Ahora el objetivo es que se retroalimente con el cine. Crear un nuevo modelo de negocio".
Para algunos, la cosa no es tan sencilla. "En tanto negocio, la plataforma es ilegal", dice Mariano Amartino, de Überbin I/A, una consultora de estrategias en Internet. "Ni lo analizo en lo moral o como emprendedorismo. Esto es lucro con la reproducción pública de obras sobre las que no tienen derechos. Punto." Andrés San Juan, abogado especialista en este tipo de conflictos y representante de los Taringa! (procesados por una demanda de la Cámara del Libro), no está de acuerdo: "Ellos no hacen la copia ni la distribuyen; la facilitan. Puede que Cuevana sea parte de la cadena, pero no hay delito ahí".
La coartada legal de Cuevana (que hasta ahora no recibió ni una intimación judicial) se basa en que el sitio no descarga ni aloja los contenidos: funciona como un exhibidor de material bajado en otras partes. Desde el punto de vista técnico, lo que Cuevana pone a disposición es el link. "El link es sagrado", dice Beatriz Busaniche, wikipedista y militante de Vía Libre, una agrupación que pelea por un cambio en la ley de propiedad intelectual. "Si van contra el link, no queda nada en Internet." Sólo que, en el caso de Cuevana, gracias a un detalle sustancial de programación, el link se consume en casa. "Esto es algo comercialmente fabuloso -dice el periodista y desarrollador web Nacho Román-, pero no guarda relación con el espíritu descentralizado y abierto original de la web." O sea que el punto sensible de la discusión bien puede ser ético. "Cuevana hoy no es un negocio", se defiende Escobar. "Podría serlo, pero desde hace unos meses limité la publicidad al mínimo para pagar abogados y servidores [un gasto de miles de dólares al mes, para ese tráfico]."
Una máxima de la época reza que el copyright es el petróleo del siglo XXI. La batalla cultural y económica pasará en buena medida por el modo en que se definan las reglas de distribución de los bienes simbólicos. Para muchos, las restricciones de derechos de autor están pensadas para regir una época en que el tráfico de información era arduo y escaso. Sería momento de adaptar las reglas a esta era de inmediatez e hiperabundancia. Juan Suárez, del blog Derecho a leer -parte del movimiento global Copyleft-, lo explica así: "Lo que nos preocupa es que fuercen los tipos penales para perseguir a alguien cuya actividad no está tipificada como delito en la letra de la ley. Que no se tomen medidas que, como efecto colateral, afecten la libertad de expresión en Internet".
El mainstream opta por el silencio, el repudio (los voceros de Fox, por ejemplo, se niegan a opinar sobre un sitio al que consideran "pirata") o la serenidad. Jonathan Friedman, del videoclub online Netflix (que acaba de desembarcar en Argentina), ante la pregunta de por qué alguien pagaría por algo que ya obtiene sin costo, respondió: "Todos podemos conseguir agua gratis y sin embargo mucha gente sigue optando pagar por el agua en botella, porque es seguro y conveniente. Así y todo, siempre habrá personas que tomarán agua de la canilla".



Detrás del debate legal, económico y cultural hay una historia pequeña que podría ser la nueva Teoría del Big Bang del interior argentino. Tomás Escobar creó su primera página web a los 14 años, cuando cursaba octavo grado en la Escuela Modelo de San Juan. Le gustaban las computadoras y los libros de Harry Potter, la fantasía de un mundo plagado de heroicos magos adolescentes y hechiceros entregados al lado oscuro de la fuerza. En la Pentium 3 que tenía en su casa, y sin la más mínima experiencia en programación, creó HarryFanaticos.com. "Era maquetación web con páginas prediseñadas", recuerda hoy. "La sostuve tres años, la fui perfeccionando, y en la última etapa se hizo más conocida: tenía algunos miles de visitantes por día. La experiencia me enseñó a programar. Pero de pronto me di cuenta de que era adolescente y no podía seguir con la página de Harry Potter."
Mientras bosquejaba una novela fantástica ambientada en la Edad Media ("onda El señor de los anillos, aunque sin elfos, enanos ni nada de eso"), comenzó a armar juegos en Flash. "Todo entre amigos. Tenía una idea y la plasmaba. Me inspiraba en cosas que ya jugáramos entre nosotros. En clase, cuando estábamos aburridos, jugábamos a La Batalla Naval entre tres. Así que después lo convertí en juego de computadora: La Batalla Trinaval."
La adolescencia de Tomás está llena de esa clase de modestas conquistas nerds. Pero él no tenía el perfil clásico de genio de las matemáticas que distingue a los programadores exitosos. Lo de Tomás era una mezcla de aburrimiento, pasión por las realidades paralelas, deseo de socializar y gusto por el diseño, aunque reconoce que no es demasiado talentoso para eso. Cuando terminó el secundario y se mudó a Córdoba para estudiar Sistemas; estaba claro que lo que lo hacía vibrar era inventar plataformas. No tenía un plan, pero sí esa extraña claridad individualista y a la vez comunitaria propia de los pibes que madrugaron la era de las redes sociales.
En Nueva Córdoba, se instaló en la casa de un par de estudiantes sanjuaninos amigos de la familia. Le dieron un cuarto de tres por dos en un entrepiso que daba a la terraza. "En invierno me cagaba de frío", rememora. Apenas le entraban la cama y el escritorio con su MacBook. En septiembre de 2007, durante el primer año en la facultad, creó LigaDT, un juego de management futbolístico. Además de las variables clásicas (aptitudes de los jugadores, gestión de presupuesto, apuestas), Tomás le había sumado algunos detalles de color local, como la relación con la barra brava y la prensa. "Jamás promocioné el sitio más que por msn, no tenía plata para hacerlo, pero participaban un par de miles de usuarios de América latina." LigaDT estuvo online hasta el año pasado, pero por falta de tiempo para moderarlo terminó dándolo de baja.
Sin embargo, ese éxito en escala lo convenció de que sus plataformas eran amigables para una gran cantidad de personas. Y también entendió que el hobby que había empezado en su habitación de San Juan podía darle algunos dividendos. En 2009, mientras cursaba la carrera a media máquina, la vida social de Tomás se centraba en el barrio universitario. Entre sus mejores amigos estaban David Fernández y Mario Cardosio, dos compañeros del secundario que también se habían ido a estudiar a Córdoba. Se juntaban a comer, a ver partidos y también a seguir las series del momento: Lost, House, Two and a Half Men. La fuente de descarga era por lo general Darkville, un sitio mexicano desde el que se bajaban las temporadas y, por separado, buscaban los subtítulos. Para las películas, como casi todo el mundo, apelaban a los torrents. En esas sesiones de video on demand apareció la idea de crear una plataforma que se ajustara a sus necesidades como usuarios. "Así como a algunos se les da por armar una banda -dice David-, nosotros queríamos empezar juntos un sitio web."
Tomás, que era el único que sabía cómo desarrollarlo, diseñó en una noche "una versión mejorada" de Darkville, "para verlo más ordenado y lindo". Trató de contactarse con los mexicanos, pero al no obtener respuesta, decidió seguir por las suyas, rastrillando información de código abierto. En la primera semana de septiembre terminó "el piloto" de Cuevana con un episodio de The Mentalist a modo de prueba. La elección del nombre, una clave del éxito, surgió a partir de un raíd de búsqueda de dominios que no estuvieran registrados. Pensando en capitales del mundo, Tomás llegó a La Habana y la deformó hasta dar con ese neologismo abstracto que sugiere alguna especie de lugar mitológico, entre rupestre y femenino. Al igual que Taringa!, Cuevana es un término que sólo alude a sí mismo. "Decís Cuevana y de lo único que podés estar hablando es de este sitio", resume Escobar.
El núcleo fundador (eran cuatro, aunque uno de ellos se abrió a los pocos meses) compartió la nueva plataforma con sus contactos. Más allá de su diseño ordenado, la ventaja que ofrecía Cuevana era la posibilidad de visualizar de una manera simple los contenidos en un mismo lugar. A diferencia de sitios como The Pirate Bay, que obligan al usuario a navegar hacia otras playas, el plug-in que emplea Cuevana está diseñado para permanecer allí mientras el sistema descarga el material desde Megaupload, Bitshare o FileFactory. Esa centralización, negativa para muchos libertarios de la web, fue decisiva para que Cuevana se hiciera masivo. En los primeros meses ya contaban miles de usuarios, primero en San Juan, después en Córdoba, Buenos Aires, Chile... "Cada uno seguía los pasos desde su máquina, convertíamos videos, los indexábamos, comentábamos", recuerda David. "Aportábamos en partes iguales para costear los gastos de servidor. Usábamos internet local: subir una película nos llevaba entre cuatro y cinco horas. Mi PC directamente no se apagaba."
En febrero de 2010 vieron las primeras ganancias por publicidad. Los servidores, que empezaban a ser una flota, ya se pagaban solos. "2010 fue el mejor año", dice David con una nostalgia prematura. "Cuevana empezó a crecer muy firme, necesitábamos ampliarnos todo el tiempo, teníamos nuestras ganancias y la pasábamos realmente bien. Empezamos a tomarnos las cosas en serio." Se sumaron colaboradores de otras ciudades (que cobraban las regalías de las fuentes de descarga), a la vez que los usuarios engrosaban el catálogo.
Para el tridente de Cuevana, Nueva Córdoba era una "pensión gigante" donde todo pasaba a una velocidad inesperadamente alta. Desde las ventanas de sus casas veían pasar a los estudiantes con sus mochilas y sentían que estaban en el lugar perfecto. "Era como un campus universitario", recuerda David. Los sábados, antes de ir a bailar, hacían una mezcla de previa y "reunión corporativa". Cenaban juntos y, en la sobremesa, entre fernet y fernet, soñaban con convertir a Cuevana en una empresa digna de Palo Alto. Los dólares sobrantes servían para financiar las trasnoches. Era todo "un festival carioca". Pero la época dorada de Cuevana como una aventura de amigos no duraría demasiado.
Tomás, en tanto autor intelectual y líder del proyecto, se pasaba noches sin dormir cada vez que el sitio se caía por la crecida de tráfico. La recompensa era un cierto aura de estrella geek en los pabellones de la facu. Un día lo entrevistaron para el noticiero local y, a la mañana siguiente, una profesora lo señaló entre todos los alumnos y le dijo: "Ayer te vi en televisión...". Pero el muchachito sentía que estaba solo al frente de la operación. "Los problemas llegaron en el verano de 2011", recapitula David. "Tomás nos tiró que él creía merecer más porcentaje que nosotros. «Acá se empieza a ir todo al carajo», pensé yo. Y así fue. Tomás viajaba cada vez más seguido a Buenos Aires, no contestaba las llamadas, no respondía en el chat. Me sentí traicionado y decepcionado. Nosotros no éramos meros colaboradores: fuimos cofundadores de Cuevana. ¿Dónde está la línea que separa la amistad de los negocios?" Tomás dice que el distanciamiento no tuvo nada que ver con las ganancias (que hasta ese momento, según indica David, alcanzaban para "mantener a una familia completa"). "El altercado se produjo por el control del sitio", dice Escobar. "Yo era el único que aportaba y trabajaba en el desarrollo. No había una sinergia en el grupo; lo lógico era que cada uno siguiera su camino."
En el otoño pasado Tomás se instaló en Buenos Aires y empezó a planificar la conversión. El sitio tenía que afrontar esta nueva etapa profundizando el concepto de red social e intentando revertir su imagen piratesca. Limitó el servicio al streaming (antes se podían almacenar los contenidos) y controló que no se indexaran películas que todavía estuvieran en cartel. El arribo de competencias legales como Netflix lo obligó a un nuevo startup. Pactó acuerdos con productoras independientes, se sentó a hablar con cadenas de series y dirigentes institucionales. Todo está por verse. Mientras tanto, diseñó una nueva interfaz, con un perfil más noticioso y aplicaciones que promueven la interacción entre usuarios, al estilo Facebook. Le sumó contenido en HD ("hoy la demanda pasa con conectar la notebook al LCD") y espera generar un sistema de crowdfunding para promover producciones independientes. También lanzó su sitio de streaming Musicuo (una especie de Spotify). Dice que, a esta altura, se siente capaz de prever qué va a necesitar el público en el futuro cercano. No piensa arancelar el servicio, asegura, ni vender el sitio: "Esto es un hobby que me explotó en las manos".
La parábola de Cuevana todavía está en un punto difuso entre la legitimidad de las mayorías y el contrabando en zona liberada. Si el destino maldito de la web nacional y popular se manifiesta en el juicio a Taringa!, Tomás podría estar a punto de consumar una suerte de crimen perfecto del desarrollo web. Muchos creen que el sitio tiene los días contados, pero él planifica una transformación que lo lleve a otro nivel. Y sueña con que, dentro de no demasiado tiempo, pueda extenderle al mundo una tarjeta personal que diga: "Tomás Escobar - CEO de Cuevana".

Rolling Stones


¿Qué ganan los dueños de Cuevana.tv?



Miércoles 23 de Noviembre de 2011 12:51 | La publicidad de sitios asociados sería la base del éxito comercial de la página que emite películas y series.


BUENOS AIRES.- El amplio y enorme catálogo, la calidad de la imagen, la agilidad de reproducción y la gratuidad hicieron de Cuevana.tv un fenómeno instantáneo. Pero, ¿qué ganan los desarrolladores del sitio?

No es, seguramente, por amor al arte que desde 2009 mantienen una estructura envidiable, siempre activa y actualizándose. La difusión fue de boca en boca, pero hoy es uno de los 20 sitios más vistos de la Argentina y Latinoamérica... eso tiene su precio.

No vende publicidad, y difícilmente podría hacerlo (¿qué anunciante quisiera su marca en un sitio ilegal?). La que aparece, llega por sitios asociados, como todo el contenido de Cuevana.tv, que no almacena un solo mega sino que guía al usuario a links y redes amigas.

En definitiva, sí es la publicidad la que genera los ingresos de dueños y empleados. Y es tan grande el tráfico de la página, que los centavos en dólares que entran por usuarios asociados, que hay quienes calculan en 800 dólares diarios la base de ganancias.

Otra fuente de ingresos sería la de las plataformas que usa Cuevana.tv para emitir sus películas, según consigna perfil.com.

Megaupload, por ejemplo, retribuye unos centavos que suman miles a los sitios que lo usan como soporte para sus películas, videos y series. (Especial)

La Gaceta

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