Conocer qué cantidad de intangibles se produce en relación con los tangibles es una manera de tener una referencia de cuántas ideas novedosas surgen; el país rankea bien en la región, pero está muy retrasado en el mundo
Por Sebastián Campanario | Para LA NACION
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Antes que nada, disculpas formales al Colegio Público de Abogados. Pero esto lo dijo un ex campeón mundial de Ajedrez: según Garry Kasparov, la mejor manera de medir la innovación en un país o en una empresa es la "tasa entre abogados sobre ingenieros". Cuando el primer valor supera al segundo, el impulso a la generación de nuevas ideas disminuye. Kasparov -hoy un líder político anti-Putin y un tuitero muy activo y ocurrente en temas de innovación- usó esta proporción para trazar una visión crítica sobre el futuro de Apple, la empresa más valiosa del mundo, que por primera vez está contratando más abogados para defender sus patentes que egresados de carreras duras para crear nuevos productos.
Para los economistas, el campo de la medición de la innovación es esquivo y pantanoso. "Es un fenómeno muy subjetivo, y los economistas no nos llevamos bien con las subjetividades, tendemos a huir de ellas", cuenta el profesor de la UBA y especialista en innovación Guillermo Anlló. "Durante estos años la agenda giró en torno del porcentaje de inversión en investigación y desarrollo, pero hoy sabemos que esta variable es insuficiente", agrega. Según Nesta -la agencia de innovación de Inglaterra-, en la actualidad el aproximador más cercano de innovación en una economía es la cantidad de intangibles que produce en relación con los tangibles.
En los últimos dos meses aparecieron tres estudios que incluyen miradas sobra la "Argentina innovadora", desde distintos ángulos y realizadas por entes públicos, privados, locales y del exterior. El más ambicioso de todos es el trabajo sobre La Dinámica del Empleo y la Innovación, que realizaron en forma conjunta el Ministerio de Ciencia y Tecnología y el de Trabajo, y que incluyó una muestra de 3691 empresas, todas del sector manufacturero y con más de diez empleados.
La investigación reveló varios datos interesantes. Las empresas innovadoras generaron más empleos (en todas sus categorías: chicas, medianas y grandes) que las que no lo son, de manera estadísticamente significativa en la ventana estudiada, de 2010 a 2012. "Las empresas argentinas están bien posicionadas con relación a sus pares de América latina, salvo con Brasil, donde el sector privado invierte mucho más en I+D", dice Jorge Robbio, subsecretario de Estudios y Prospectiva del Ministerio de Ciencia y Tecnología.
En relación con otros países de Europa o Asia, la inversión local en I+D es bajísima (menos del 0,5% del PBI). Desde 2002, esta variable en Alemania creció un 38%, en Taiwán se duplicó y en Corea del Sur se triplicó.
En general se registró una muy elevada heterogeneidad entre las empresas locales: mucha actividad innovadora en la industria farmacéutica y química, y muy poca en el rubro textil, en editoriales o en cuero. "Vimos también una alta correlación entre innovación y empresas más organizadas, con departamentos de recursos humanos formales, políticas de capacitación y de carreras internas bien diseñadas", agrega Robbio.
Si medir la innovación es difícil, a nivel local se suman complicaciones. La Argentina es el único país con dos encuestas de innovación hechas por dependencias gubernamentales distintas: hay otra del Indec, que no se procesa por los problemas internos del organismo a partir de la intervención de 2007, y por lo que Trabajo y el Ministerio de Ciencia y Tecnología decidieron avanzar con su estudio propio. Por eso se la denominó Encuesta Nacional de Dinámicas de Empleo e Innovación (Endei), para despegarse de la otra.
En los próximos días la consultora de innovación Insitum lanzará un micrositio donde se expondrán los resultados de Innovation Inside, un estudio realizado sobre la base de respuestas de más de 300 ejecutivos de empresas con facturación anual de más de US$ 50 millones, para toda América latina, a lo que se sumaron 25 entrevistas cualitativas. Cuatro de cada cinco entrevistados afirmaron haber participado de algún proceso de innovación en los últimos dos años, y la categoría más mencionada fue la de Innovación en Procesos. "En un tercio de las compañías aún no hay una estructura central o formalizada de innovación", dice Martín Zabaleta, diseñador y director de Insitum Argentina. Sólo un 31% de los entrevistados afirma que la empresa para la cual trabaja ha realizado "una estrategia de innovación bien definida".
A nivel de sectores, Insitum detectó que los rubros que más avanzaron en estrategias formales de innovación son los de bienes de consumo (alimentos, bebidas, productos de limpieza), y los que aparecen más rezagados son los de construcción y bienes raíces. A la hora de mencionar "obstáculos", la consultora que dirige a nivel global el mexicano Luis Arnal detectó que los villanos principales para las grandes empresas son la "falta de una cultura de innovación" y la "incertidumbre sobre sus resultados". "Existe un interés del top management por innovar, pero no se nota un compromiso real por hacerlo. La innovación permea tímidamente a otras funciones organizacionales, pero por ahora el impacto es mínimo", advierte el informe.
El tercer estudio que aporta datos sobre la arena de innovación local es el Global Creativity Index, que releva el gurú de la creatividad Richard Florida, cuya edición para 2015 se difundió a mediados de julio. Florida elabora este ranking de países desde 2010, y toma como base tres explicadores: la tecnología, el talento (los recursos humanos) y la tolerancia. En 2015, el podio fue ocupado por Australia, Estados Unidos y Nueva Zelanda, en ese orden. Luxemburgo es el país con una "clase creativa" (artistas, diseñadores, programadores, etcétera) más nutrida: el 54% de su población cae en esta categoría.
¿Dónde quedó la Argentina? En el puesto 27, segundo de América latina detrás de Uruguay (26) y por delante de Brasil (29). Hay un posicionamiento promedio en talento, malo en tecnología (los bienes tecnológicos cuestan aquí un 203% más caros, en promedio, que en los Estados Unidos) y muy bueno en tolerancia.
Hay varias iniciativas de medición de la innovación, públicas y privadas, que se encuentran en etapa de desarrollo. Por lo pronto, la idea de las autoridades del Ministerio de Ciencia y Tecnología y de Trabajo es extender la Endei del universo manufacturero a los servicios y al agro. Un punto por resolver será cómo agilizar estas investigaciones: la Endei comenzó a hacerse en 2010 y recién el mes pasado se comunicaron los resultados. La actual tasa de cambio en la economía y las organizaciones requerirá instrumentos de medición más veloces, porque las bases originales se modificarán de un año al otro. Hasta entonces, el índice de Kasparov podrá servir como valor aproximado..