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viernes, 29 de marzo de 2019

Marketplace y Mercado Libre en auge ante la estanflación argentina

La crisis golpea duro: mirá cuántos argentinos ya venden por Facebook o Mercado Libre para ganar un extra

La crisis alejó a los usuarios de las plataformas de ecommerce y se acercaron a las redes sociales. Las claves de un fenómeno que aumenta como el dólar
...
Por Irina Sternik | iProUp




La magia del orden de Marie Kondo fue la frutilla del postre para que muchos se animaran a deshacerse de artículos. La crisis, sin embargo, es la explicación más realista del fenómeno que se vive en las redes, donde amigos y conocidos aprovechan los seis grados de separación para poner en venta sus productos.

En realidad, el auge de las ventas online en sitios como Facebook o Instagram vienen a ser la contracara de lo que ocurre a nivel país.

"Hay innumerables datos que reflejan la situación crítica de la economía. Uno de ellos es la caída en el uso de la capacidad instalada de la industria: en enero fue del 56%, un registro aún más preocupante que el del mismo mes de 2018, cuando se ubicó en 61%", afirma en diálogo con iProUP el economista Edmundo Szterenlicht.

Para el experto, el impacto que provocan la política monetaria restrictiva y las altas tasas de interés limitan las posibilidades ya no sólo de realizar inversiones, sino también para sostener el capital de trabajo, especialmente en las Pymes. A esto, se le suma la escalada de un dólar que parece no tener techo y que deriva en más inflación.

En el marco de una crisis que no da tregua, el comercio electrónico viene siendo la contracara. Según algunos analistas, ambas cuestiones tienen un cierto vínculo. Es decir, ante la caída del poder de compra del salario, crece el número de argentinos que busca aumentar sus ingresos vendiendo por Internet.

En efecto, través de las plataformas más populares y de los diferentes marketplaces:

  • Se han despachado poco más de 120 millones de productos en los últimos doce meses
  • Esa cifra equivale a un avance interanual de 25%, medido en cantidades 
  • En términos de facturación, $230.000 millones, lo que supone un alza cercana al 50% 

En la vereda de enfrente, todo es negativo. Las ventas en shoppings y supermercados no detienen su declive y se multiplican las empresas que deben cerrar sus puertas o se ven obligadas a recurrir al procedimiento preventivo de crisis.

Los ingresos en los comercios vienen en bajada y los que se generan en la web, en ascenso.

Martín Lang, presidente de Mastercard Argentina, aporta a iProUP una frase que resume lo que viene. Según datos que maneja la empresa, la curva del ecommerce "se cruzará con la del comercio físico el año que viene o el próximo".

En otras palabras, las compras con tarjetas no presenciales (web) superarán a las presenciales (comercios) en el muy corto plazo.

Ante el crecimiento de la venta online, no sólo las marcas están apuntando a vender más por Internet, sino también las Pymes y los particulares.

Según Mercado Libre, más de 80.000 personas viven de la comercialización de productos en su plataforma. Pero el portal de Marcos Galperín no es el único que capta esta tendencia alcista: el MarketPlace y el muro de Facebook -al no cobrar comisión- también rankean alto entre las opciones más elegidas por los usuarios para surfear la crisis.

La diferencia con respecto al resto de las plataformas de ecommerce es que se trata de un canal de comunicación directo entre vendedores y compradores: no se cobra por publicar, no hay envíos, todo funciona como un "mercado de pulgas" pero a través de Internet.



Un fenómeno en crecimiento

Aquellos que venden a través del Marketplace de la red social tienen perfiles y objetivos tan variados como la cantidad de productos que se ofrecen en la plataforma.

También, diferentes motivaciones, ya sea para complementar sueldos que no resisten la inflación, hacer frente a gastos imprevistos y, en varios casos, para deshacerse del stock que les dejó el cierre de un negocio a la calle, tras no haber podido soportar el costo de alquiler y mantenimiento.

Según pudo saber este medio, cerca de 7,75 millones de argentinos interactúan en la gran vidriera de Facebook, ya sea para comprar, vender o simplemente observar el menú de productos y servicios puestos a la venta. Y, de ese total, más de un millón de personas comercializan a través de esta red social.

A la hora de buscar las claves para este fenómeno, desde la Asociación de Emprendedores de Argentina (ASEA) indican a iProUP que los micro-emprendimientos buscan, a través de canales de este tipo, generar una comunidad y lograr engagement (empatía).

"En un contexto apremiante en términos de inflación, costos fijos que aumentan, caída del salario real, muchas personas se unen a la tendencia de digitalización de negocios tradicionales, que se ha ido incrementando año a año", describe en diálogo con iProUP Daniel Tricarico, director Ejecutivo de ASEA.

El ejecutivo agrega que "Instagram es un canal que funciona muy bien en rubros como moda, gastronomía y búsqueda de experiencias".

Otro punto que explica el uso de las redes sociales como canal de ventas en franco crecimiento son las comisiones que cobra Mercado Libre por el uso de su plataforma, a saber:

  • 13% del importe del producto por la publicación básica
  • 27% para la publicación "premium", que permite ofrecer cuotas sin interés

Además del Marketplace, otra de las modalidades utilizadas consiste en ofrecer productos a través de las redes propias: en el muro o a través de historias de Instagram y estados de WhatsApp. Al fin y al cabo, todas son plataformas de la familia Facebook.

Además de no pagar comisiones por el uso, las redes sociales como punto de venta permiten evitar los gastos derivados de un local "físico". Y eso se traduce en precios más atractivos para los consumidores con respecto al canal tradicional.

Algunos ejemplos: pantalones por menos de $500, calzado por debajo de $1.000, muebles directos de fábrica, viviendas sin intermediarios y productos de todo tipo y color.

"La primera vez vendí unos libros de Harry Potter en inglés. Los había ofrecido primero en Mercado Libre pero no tuve éxito. En Facebook, los despaché rápidamente porque un conocido se los regaló a su sobrina, también fan", cuenta Claudia Regina Martínez, quien hace dos años quedó desempleada.

Además de posibilitar estas conexiones, el MarketPlace permite delimitar públicos, impulsando el comercio electrónico en pueblos, ciudades o municipios pequeños y permitiendo que los usuarios se comuniquen con sus vecinos.

"El 'Face' tiene un servicio que te publica tu aviso en todas las páginas de ventas de la región. A veces, acoto a mi ciudad y en otros casos especifico que abarque localidades cercanas que están a 100km", explica Jorge Arabito, profesor de Olavarría, en la provincia de Buenos Aires.

Arabito es experto en informática y, por lo tanto, sabe detectar productos del mercado negro, una de las principales desventajas de comprar en la red social. "A veces, hay dispositivos pero sin los accesorios correspondientes", ejemplifica.

Al ser tantas las categorías disponibles en el mercado de Facebook, la amplitud de productos o servicios es más que variada: terrenos, libros, electrónica, ropa, accesorios, motos, autos, celulares y computadoras, entre otros ítem que se venden en la plataforma.

Además, las conexiones entre los usuarios de la red social ayudan a vencer la "desconfianza" de comprarle a un desconocido, algo que no ocurre en los canales de venta como Mercado Libre, donde hay sistemas de reputación, reclamos y prevención de fraudes. Pero también las transacciones se resuelven de manera más ágil.

"Vendí ropa, muebles, electrodomésticos, sillas, sillones, todo por Facebook. Esto genera que aparezcan amigas de amigos y se genere una comunidad, porque hay una confianza previa. Cuando me mudé, en menos de una semana logré colocar todo", relata Carolina Balderrama, periodista de profesión y experta en vender en redes sociales.

Si bien al principio comenzó a usar las redes por recambio, al ver que era una salida para tener dinero efectivo en el día a día lo tomó como una actividad paralela para compensar la inflación.

"Ahora, voy a vender un montón de vestidos porque necesito el cash. Estoy también tratando de salir de las compras masivas o supermercados y pruebo con lugares del barrio y pequeños productores y productoras, diseñadores, etcétera", completa.

Tienda Nube, Instagram y MercadoLibre quedaron como una opción para usuarios con proyectos propios. Tal es el caso de Julieta Mastrostéfano y de muchos otros productores independientes.

"Tengo un emprendimiento de papelería. Desde que comencé, vendo todos por Instagram, MercadoLibre, Tienda Nube y Facebook. Si bien hay que trabajar en la presentación de los productos -ya que es la única referencia que tiene el comprador para elegir-, con muy bajo presupuesto pude darme a conocer y tener contacto con gente de todo el país", revela.

Mastrostéfano aconseja esmerarse en las "fotos claras y atractivas, donde el artículo se destaque. También, sumarle una descripción detallada, para reducir las dudas, y siempre poner los medios de contacto a la vista, para que el comprador llegue fácil".

Se trata de tres casos de los más de 1 millón de argentinos que apuestan a las redes sociales para hacerse de dinero extra. Y no son pocos los que han encontrado en la web el canal ideal para desarrollar su vocación emprendedora.

sábado, 16 de marzo de 2019

Antimonopolio: Vuelve a escena la idea de partir a los grandes tecnológicos

Facebook no es un monopolio pero deber partirse de todos modos

Antonio García Martínez | Wired



La senadora y candidata presidencial Elizabeth Warren propone separar Facebook, Google y Amazon. JONATHAN WIGGS / THE BOSTON GLOBE / GETTY IMAGES

El viernes pasado, la candidata presidencial demócrata Elizabeth Warren anunció su plan para partir en diferentes empresas a los gigantes tecnológicos Amazon, Facebook, Apple y Google. Su argumento se tambalea en algunos lugares: ¿a alguien realmente le importa que tengamos a Bing además de Google? Pero el tema general es el progresivo de que las grandes empresas son demasiado grandes para el bien de la sociedad.

Sin embargo, hay un aspecto del capitalismo digital contemporáneo que creo que muchos comentaristas y cruzados antimonopolio extrañan: Silicon Valley no está lleno de monopolistas. Está lleno de lo que son (técnicamente) llamados monopsonistas.

Un monopsonio es un mercado dominado por un comprador y muchos vendedores; es lo inverso de un monopolio y requiere recursos antimonopolio completamente diferentes. En una situación de monopolio, antimonopolio significa desagregar el suministro para brindar alivio a los consumidores. En una situación de monopsonio, antimonopolio significa desagregación de la demanda para brindar alivio a los proveedores, lo que a largo plazo debería beneficiar a los consumidores.

Para ver cómo se desarrolla esto, considere esta antigua sierra de Silicon Valley: la compañía de medios más grande del mundo, Facebook, no produce medios; Airbnb, la compañía de hospitalidad más grande del mundo, no posee habitaciones de hotel; La mayor compañía de taxis del mundo, Uber, no posee taxis.

Si el dicho es cierto, ¿qué define a Uber como una compañía de taxis? El hecho de que todo el mundo esté buscando un paseo en el Distrito de la Misión de San Francisco a las 2 am de un sábado está mirando su aplicación, eso es lo que Lo mismo ocurre con las personas que buscan leer las noticias del día (Facebook) o comprar una experiencia de viaje única y poco convencional (Airbnb).

Control de la demanda en lugar de la oferta

Monopsony cambia el guión de lo que normalmente pensamos sobre el comercio que vale la pena citar un ejemplo.

Quizás el mejor proviene del mundo de ladrillo y mortero: Walmart. Tal como se explica ampliamente en The Walmart Effect, de Charles Fishman, Walmart es un monopsonista despiadado, que ha aprovechado una enorme cantidad de demanda minorista en los EE. UU. Y, aquí, es el punto clave que distingue a los monopolistas, comenzó a ofrecer a sus clientes más y más por menos. . Mantiene aproximadamente el 25 por ciento de los márgenes brutos al cincelar a los proveedores sin cesar, aplicando los tornillos para hacer tratos en todo, desde los mangos hasta los pantalones de Levi, y exigiendo descuentos por volumen que utiliza para socavar a los minoristas más pequeños, demoliendo las Calles Principales en todas partes. La compañía mantiene a los compradores contentos y a los proveedores miserables amenazando con cerrar su llave de demanda.

¿Cómo funciona el monopsonio en el mundo de los bits en lugar de los átomos? Considere la posibilidad de Airbnb, que recientemente adquirió la posada hotelera "Hotel Tonight". A primera vista, esto parece extraño: ¿qué tiene que ver la unidad de suegros de Berkeley o la cabina rural de Airbnb en Montana con los viajeros de negocios atrapados que reservan el Ace Hotel? ¿Por qué Airbnb no compraría, digamos, firmas de administración de propiedades para integrar más estrechamente su canal de suministro, como hacen todas las firmas dominantes del mercado desde que Standard Oil lo hizo?

La respuesta: a diferencia de los monopolistas de la oferta, que se integran verticalmente, los monopsonistas de la demanda integran la demanda horizontalmente, adyacentes a su negocio principal, dominando su cadena de valor a través de un dominio absoluto. Por lo tanto, Airbnb (que, de nuevo, no controla una cama individual) compra otro servicio que no es más que una aplicación móvil, un flujo entrante de ventas que conduce a los proveedores reales de alojamientos.

La versión para los medios es Facebook, que es un monopsonista de la atención humana. La red social aprovecha a los proveedores de medios, típicamente los mismos usuarios, que voluntariamente suministran Facebook a través de sus propias vidas personales hipermediadas. Otros proveedores son medios de comunicación convencionales como The New York Times o Fox News, que (semi) comparten voluntariamente su contenido caro a través de News Feed.

Al igual que en la relación de Walmart con sus proveedores, este monopsonio otorga a Facebook el apalancamiento para establecer precios con proveedores de medios, que universalmente son ... cero dólares. Además de algunos experimentos para pagar videos o compartir ingresos de publicidad con productores de contenido, Facebook no paga en gran medida por sus medios. Los usuarios son, sin duda, "pagados" por su contenido con el servicio de Facebook. Para medios externos, Facebook proporciona distribución de su contenido. El problema es que Facebook también ha usurpado gran parte de la publicidad de esos medios, negando el potencial de monetización de la misma distribución que proporcionan. (Esto se debe en gran parte al resultado de un paradigma publicitario creado por Google y expandido en Facebook, que cambió el poder de la publicidad de editores que vendían audiencias —los lectores de una publicación— a anunciantes que se dirigían a personas específicas en función de sus propios datos o de intermediarios como Facebook. El editor pasó de ser un fijador de precios de medios a un tomador de precios, y los precios se desplomaron. Gracias a Facebook, los medios convencionales perdieron el control de la distribución y la monetización al mismo tiempo, un golpe mortal.

¿Por qué estoy tan seguro de que Facebook debería verse a través de la lente de un monopsonista de agregación de demanda?

Solo observe las actividades de su equipo de "Crecimiento", que utiliza todos los trucos psicológicos o técnicos (correos electrónicos, notificaciones, información de contacto o datos de ubicación) para mantenerlo involucrado con la plataforma y así expandir la demanda. Considere un ejemplo reciente: Facebook adquirió Onavo, que pretendía ofrecer servicios VPN a los usuarios pero también medía el uso de aplicaciones móviles. ¿Por qué Facebook quería una compañía de VPN? Por lo tanto, tendría spyware en los dispositivos de todos (particularmente en datos demográficos valiosos como los adolescentes) para detectar los bolsillos de la demanda pasada por alto. Apple retiró la aplicación de la App Store por violaciones a los términos de servicio, pero FB solo reinició el hackeo a través de una aplicación de sondeo para adolescentes, lo que provocó un enfrentamiento entre los dos gigantes.

Si Facebook fuera un monopolista de suministro convencional, se integraría verticalmente, digamos, lanzando un servicio de medios rival a Fox News y luego amplificando selectivamente su propio contenido a expensas de rivales externos. Sería cortar tratos exclusivos e implacables con las celebridades para que sigan publicando en Instagram pero descuidando Snapchat. Sería iterando sin cesar alrededor de su propio producto, tratando de encontrar un nuevo "suministro" de redes sociales que se pueda impulsar a los consumidores.

La pistola humeante monopsonista

Pero Facebook se resiste tanto a las ventajas como a las responsabilidades de una compañía de medios, especialmente a moderar su propio contenido. No se trata de obtener bloqueos exclusivos en el contenido de las celebridades. No ha enviado una nueva característica de usuario realmente original en años. En resumen, no se trata de controlar directamente el suministro. Cualquier control que ejerza, como los medios de clasificación descendente dentro de News Feed, se realiza a través de las palancas de demanda que controla (como Walmart).

Eso, contraintuitivamente, es el arma monopsonista humeante justo ahí.

Los monopsonistas de la demanda se integran horizontalmente, adquiriendo o copiando la demanda del usuario adyacente a su demanda existente y ganando apalancamiento sobre sus proveedores (y anunciantes, si ese es el modelo). Es poco probable que Facebook sea dueño de una compañía de producción de medios, al igual que Airbnb y Uber no serán dueños de un hotel o de una compañía física de taxis. Pero si pueden, serán dueños de cada pie cuadrado de demanda que alimente esas industrias.

¿Cómo trata esto la ley antimonopolio estadounidense?

Por el momento, en su mayoría no lo hace. Desde la década de 1980, la ley antimonopolio de EE. UU. se ha enmarcado casi exclusivamente como un problema de protección al consumidor que se centra en los precios como la única medida válida de abuso corporativo. ¿Cómo funciona eso con una aplicación gratuita como Facebook?

Yo diría que la ley antimonopolio estadounidense debe cambiar su enfoque del daño al consumidor a la falta de beneficio para el consumidor. Esa es la nueva falta anticompetitiva que el árbitro de la FTC debería regular.

Pregúntese esto: ¿Cómo se beneficiaron los usuarios de Facebook al adquirir Instagram y WhatsApp? La respuesta corta es: en absoluto. Muchos usuarios de Instagram y WhatsApp ni siquiera se dan cuenta de que las aplicaciones son propiedad de Facebook (las declaraciones de "Estoy saliendo de Facebook por Instagram" son bastante cómicas). La sección más reveladora del reciente manifiesto de Mark Zuckerberg fue sobre la mensajería y la "interoperabilidad". Este es un intento desesperadamente desesperado de justificar las fusiones creando alguna utilidad para el usuario, donde en este momento no hay ninguna.

Para Facebook, sin embargo, abundan las ventajas. Al unificar los backends técnicos y operativos complejos y costosos de las tres aplicaciones, los nuevos Instagram y WhatsApp (que tenían respectivamente 13 y 55 empleados en la adquisición) pudieron lograr rápidamente una escala de clase mundial. La fusión de las operaciones comerciales hace que la entidad combinada sea más atractiva para los anunciantes. Cualquier aspirante a rival en Instagram, particularmente a la luz de las expectativas de privacidad como GDPR o las nuevas expectativas de los usuarios respecto a la moderación de contenido, deberán desarrollar capacidades legales y operativas costosas prácticamente desde el primer día. Esto plantea una inmensa barrera de entrada para cualquier competidor de Facebook.

Warren llega a una conclusión sólida, aunque por diferentes argumentos: dividir el conglomerado en compañías de pre-adquisición y anular la oferta de Zuckerberg para el monopsonio de demanda. Si la aplicación de Facebook se cae debido a un uso decreciente y un producto esclerótico, no puede apoyarse en Instagram.

Además de fomentar la competencia, dividir Facebook también podría aliviar algunas de las preocupaciones sobre la moderación del contenido. Si sacar a Alex Jones de Facebook no significa (efectivamente) echarlo fuera de Internet, el debate asume que es menos importante para un personaje de libre expresión. Facebook sería solo una aplicación más entre muchas, haciendo eco de los gritos y clamores de nuestras especies que siempre están peleando. Eso sería bueno para el mercado, así como para nuestra salud mental.

martes, 11 de septiembre de 2018

Tirole: Sobre la regulación de empresas tecnológicas

Una guía del economista ganador de un Nobel para dominar los monopolios tecnológicos


Jean Tirole, economista ganador del premio Nobel
"La regulación de estilo antiguo tiene dificultades para encontrar su equilibrio", dice Jean Tirole. (Reuters / Fred Lancelot)

Escrito por Allison Schrager | Quartz


Jean Tirole es un gigante intelectual en el mundo de la economía. El francés es el principal pensador en el poder y la regulación del mercado, y ganó el premio Nobel en 2014 por su trabajo en esta área.

Sus ideas son particularmente relevantes hoy en día, a medida que las grandes empresas tecnológicas crecen cada vez más y más. Los avances en la tecnología han mejorado nuestras vidas, pero a medida que aumentan las preocupaciones sobre la privacidad y se difunden las noticias falsas, estamos empezando a ver la desventaja de dar a las compañías tecnológicas un poder mayormente sin control. En el pasado, los reguladores podían enfrentar esto al dividir firmas o convertirlas en servicios públicos. Eso no ha sucedido con los gigantes tecnológicos, a pesar de que muchas personas y políticos piensan que se debe hacer algo, ¿pero qué?

El reciente libro de Tirole, Economics for the Common Good, ofrece algunas respuestas. El último tercio es un manual sobre cómo pensar acerca de cómo la tecnología está cambiando la economía y qué podemos hacer al respecto. Quartz le hizo algunas de las preguntas más apremiantes del día.

Quartz: Los primeros días de la tecnología prometían un mercado despiadadamente competitivo en el que incluso los jugadores pequeños podían alcanzar los miles de millones a bajo costo. En cambio, parece que terminamos con menos competencia. ¿Que pasó?

Tirole: Hay un sentido en el que la tecnología se ha entregado. Las pequeñas empresas se han empoderado de muchas maneras. Pueden hacer uso de servicios de back-office y en la nube baratos; pueden conectarse fácilmente con los consumidores; pueden ajustar su publicidad en lugar de participar en publicidad masiva ciega; su acceso al endeudamiento es facilitado por los prestamistas impulsados ​​por AI, como es el caso de las más de 7 millones de pequeñas y medianas empresas chinas financiadas por Ant Financial. Y, lo que es más importante, pueden construir más fácilmente su propia reputación. Un taxista confiaba en la reputación de la compañía de taxis; hoy en día, a través de las calificaciones, el conductor puede tener su propia reputación en una plataforma de gran velocidad.

Pero a nivel de plataforma, la competencia confronta la existencia de grandes retornos a escala y / o externalidades de red, lo que lleva a situaciones de monopolio natural y un escenario de ganador se lo lleva todo. Las externalidades de red pueden ser directas: estoy en Facebook o Twitter porque tú también lo eres; Utilizaré Uber o Lyft si muchos conductores lo hacen. Las externalidades de red también pueden ser indirectas: puede que no nos importe directamente la presencia de otros usuarios en la plataforma, pero esa presencia conduce a servicios mejorados, como en el caso de muchas aplicaciones o servicios de entrega. Por ejemplo, quiero usar el motor de búsqueda de Google o Waze si también los usa, ya que la calidad de las predicciones mejora con la cantidad de usuarios.

Las situaciones de monopolio natural conducen a un poder de mercado generalizado, y una disposición concomitante a perder dinero durante mucho tiempo para "comprar" la perspectiva de una futura posición de monopolio, piense en Amazon o Uber.

¿Son las empresas de tecnología como Google, Amazon y de Facebook realmente monopolios?

Aquí tenemos que distinguir entre estática y dinámica, o entre un monopolio transitorio y uno permanente. Las grandes economías de escala y las importantes externalidades de red implican que a menudo tenemos monopolios u oligopolios estrictos en la nueva economía. La cuestión clave es la "impugnabilidad". Los monopolios no son ideales, pero brindan valor a los consumidores siempre que la competencia potencial los mantenga en alerta. Luego se verán obligados a innovar y, posiblemente, incluso a cobrar precios bajos a fin de preservar una gran base instalada e intentar dificultar que los participantes los desalojen.

Pero para que esa competencia funcione, se necesitan dos condiciones: los rivales eficientes deben, primero, ser capaces de ingresar y, segundo, ingresar cuando puedan. En la práctica, pueden tener dificultades para ingresar a un mercado. Y si ingresan con éxito, pueden considerar que es más rentable ser absorbido por el titular en lugar de competir con él. En el lenguaje de la economía, tales "entradas para compra" crean muy poco valor social, ya que son principalmente un mecanismo para que el participante se apropie de una parte de la renta de la empresa dominante.

Hace diez años, parecía que Walmart tenía poder de monopolio en lo que respecta al comercio minorista, pero el mercado nos trajo a Amazon. ¿Es posible que los monopolios tecnológicos de hoy también enfrenten una dura competencia algún día?

Sí, y no olvidemos que Google reemplazó a Altavista en el mercado de los motores de búsqueda y Facebook desalojó MySpace en el segmento de redes sociales.

Walmart y Amazon explotan eficientemente los retornos a escala asociados con las compras, la logística y la entrega. No significa que sean monopolios necesarios, pero no es sorprendente que las grandes empresas surjan en esta industria. Walmart se hizo cargo gracias a la intensa reducción de costos; Amazon ha sido disruptivo porque su modelo de Internet proporcionó mayor comodidad al cliente. Esta es una buena ilustración de que las industrias deben analizarse desde una perspectiva dinámica, y no solo estática. Una vez más, la clave es la facilidad de entrada de un participante que crea valor para el consumidor.

Entonces, ¿cuáles son las barreras potenciales para la entrada?

La entrada generalmente se refiere a un segmento de nicho. Recordemos que Amazon comenzó como una librería en línea y Google como un mero motor de búsqueda. Más tarde, las plataformas pueden construir una línea de productos completa y gastar para competir cara a cara con las plataformas dominantes. Pero la entrada inicial al nicho puede verse obstaculizada por el titular mediante el uso de vínculos tecnológicos o de marketing, como por ejemplo, exhibir una preferencia por sus propios servicios, o descuentos de lealtad, o bien atacando al participante. La entrada también se hace más difícil por la imposibilidad del usuario "multi-homing". Cambiar a una nueva red social es más fácil si el usuario puede fácilmente transferir su contenido de una red a otra. La entrada a los servicios de transporte es más fácil si la plataforma actual no requiere exclusividad.

¿Crees que los monopolios tecnológicos causan más daño que bien? ¿Quién paga el precio por cualquier daño que causen? Parece que, a diferencia de los monopolios en el pasado, los consumidores tecnológicos enfrentan precios bajos o nulos. ¿Eso cambia la forma en que pensamos o definimos el poder de monopolio?

Sí, en general los consumidores tienden a obtener un buen trato, porque utilizamos servicios maravillosos, como el motor de búsqueda de Google, Gmail, YouTube y Waze, de forma gratuita. Para estar seguros, no nos pagan los datos valiosos que brindamos a las plataformas, como por ejemplo Eric Posner y Glen Weyl nos recuerdan en su reciente libro Radical Markets. Pero, en general, nuestros niveles de vida han mejorado sustancialmente gracias a la revolución digital. Sin embargo, debemos recordar que estos son mercados bilaterales. Por ejemplo, por otro lado, anunciantes que pagan cantidades muy grandes por la capacidad de orientar sus ofertas a los clientes. Entonces solo mirar el lado del consumidor es un análisis incompleto.

¿El poder del mercado justifica la regulación? De ser así, ¿puede un enfoque tradicional de regulación ofrecer una solución?

La regulación de estilo antiguo tiene dificultades para encontrar su equilibrio. Considere la primera regulación de servicios públicos, que durante un siglo dominó la regulación de las compañías de electricidad, telecomunicaciones y ferrocarriles. Dicha regulación intenta regular los beneficios en industrias caracterizadas por condiciones de monopolio natural.

Por ejemplo, la regulación del costo del servicio considera el costo realizado y establece los precios para que la empresa pueda recuperar su costo. Es muy difícil de implementar en las industrias tecnológicas, a pesar del hecho de que son industrias de alto costo fijo como los servicios públicos (de hecho, con una venganza, ya que el costo marginal de suministrar servicios al usuario final es a menudo nulo). Para permitir la recuperación de costos, uno debe estimar y tener en cuenta la probabilidad de éxito baja estimada y, lo que es más importante, no observada. Debido a que la mayoría de las plataformas fallan, se necesita una ganancia no despreciable para recuperar costos, pero una tiene poca información sobre cuánto se necesita. Una buena analogía es proporcionada aquí por el caso de las drogas: también un alto costo fijo, baja probabilidad de éxito, baja actividad de costo marginal.

Esta dificultad se ve agravada por problemas de medición. Por un lado, hay muchas posibles empresas dominantes en el futuro, y los reguladores no pueden controlar sus gastos en la etapa de puesta en marcha. El segundo problema de medición está en el lado de los ingresos, asociado con la naturaleza internacional de la actividad de las plataformas. Las plataformas ya eligen la ubicación de sus intangibles (patentes, datos, etc.) para minimizar los impuestos. Podrían hacerlo para descarrilar la regulación de estilo de utilidad también. En general, la regulación de servicios públicos no parece una opción.

¿Qué hay de simplemente partir a los gigantes tecnológicos?

No hay nada de malo en separarse de ellos. Pero dividir las empresas solo por el bien de reducir su poder puede no lograr nuestros objetivos. Por ejemplo, dividir Facebook en cinco Facebook haría poco para abordar las cuestiones de privacidad.

En el pasado, hemos dividido los sistemas Standard Oil, AT & T, ferroviario y eléctrico. En cuanto a las plataformas de internet, debemos pensarlo más. En primer lugar, lleva tiempo implementar desinversiones. Los ferrocarriles y la electricidad, y en gran medida las telecomunicaciones en 1984, eran tecnologías simples y estables. Por el contrario, las plataformas actuales están evolucionando rápidamente. Debemos asegurarnos de que la intervención no esté obsoleta en el momento en que se implemente.

Segundo, necesitamos aplicar el razonamiento económico. Para separar una empresa, debemos identificar la instalación esencial (caracterizada por características de monopolio natural) que la separa de los segmentos potencialmente competitivos, y asegurarnos de que la instalación esencial no logre monopolizar estos segmentos potencialmente competitivos. Esto puede suceder a través de una restricción de la línea de negocio o la supervisión del acceso justo a la instalación esencial. Una compañía de electricidad puede dividirse en segmentos relativamente claros, como generación, transmisión y distribución, y la red de transmisión es claramente la instalación esencial. Del mismo modo, las vías del tren y las estaciones son obviamente instalaciones que no pueden ser fácilmente duplicadas por los rivales.
Supongamos que identificamos el motor de búsqueda de Google como la instalación esencial y lo separamos de YouTube, Waze y Gmail. Una cuestión es si el motor de búsqueda sería tan eficiente para responder a nuestras solicitudes si se ve privado de los datos obtenidos de otros servicios. En general, si los remedios estructurales no deben simplemente dejarse de lado, se debe pensar mucho más antes de usarlos.

Entonces, ¿cómo debería evolucionar antimonopolio?

  1. Primero, debemos reconsiderar nuestra carga de la prueba en decisiones antimonopolio. Este es un asunto delicado.
    Considere la adquisición de WhatsApp e Instagram por Facebook. Eran redes sociales, al igual que Facebook. Podrían haberse convertido en competidores de Facebook. ¿Pero hay alguna evidencia para eso? En realidad no, ya que esto es solo una conjetura sobre lo que el futuro habría visto en ausencia de adquisición. La supresión de la competencia en ausencia de datos es difícil de probar. Mi suposición es que deberíamos errar del lado de la competencia, al tiempo que reconocemos que cometeremos errores en el proceso.
  2. Segundo, los economistas deben ayudar a las autoridades antimonopolio a identificar conductas dañinas y diseñar remedios simples. Por ejemplo, las garantías de mejor precio, también llamadas cláusulas de nación más favorecida o de paridad de precios, garantizan que el consumidor se beneficiará del precio más bajo de un bien o servicio al usar la plataforma. Como explico en Economía para el bien común, los economistas han demostrado que este comportamiento aparentemente benigno puede permitir que las plataformas cobren importantes tarifas comerciales a los vendedores que las necesitan para llegar a sus consumidores únicos. Y hay una serie de temas que debemos estudiar con más detalle, como la propiedad de los datos y las barreras de datos para la entrada.
  3. En tercer lugar, los problemas jurisdiccionales se han agudizado con la economía digital. Debemos insistir en la igualdad de condiciones y no imponer diferentes regulaciones a los diferentes competidores sobre la base de una clasificación industrial arbitraria y regulaciones específicas de la industria. Por ejemplo, los medios tradicionales están más restringidos en responsabilidad editorial y publicidad que las redes sociales. Para crear igualdad de condiciones y para aumentar la eficiencia, también debemos insistir en la armonización internacional de los derechos de propiedad intelectual y los impuestos, y asegurarnos de que las empresas globales no estén expuestas a un gran número de regulaciones regionales heterogéneas e incoherentes.
  4. Finalmente, debemos hacer un mayor uso de procesos más reactivos. Los inconvenientes de los enfoques clásicos son bien conocidos: la autorregulación tiende a ser egoísta; la política de competencia es a menudo demasiado lenta; la regulación de servicios públicos, como discutimos, es prácticamente inviable (y a veces se captura). Debemos desarrollar lo que yo llamaría "antimonopolio participativo", en el cual la industria u otras partes proponen posibles regulaciones y las autoridades antimonopolio emiten una opinión, creando cierta seguridad jurídica sin imponer las reglas en piedra.
    La posibilidad de error debe ser aceptada, por lo que las innovaciones regulatorias deben evolucionar a medida que las autoridades aprenden al hacerlo e incorporarlas lentamente en las directrices. Dichas políticas de adaptación han permitido el regreso de las agrupaciones de patentes (a través de cartas de revisión comercial) e incluyen espacios de prueba regulatorios, que son el terreno de prueba para nuevos modelos de negocios que no están protegidos por la regulación actual o supervisados ​​por instituciones reguladoras.

miércoles, 4 de abril de 2018

Cómo segmentar por medios sociales en Facebook e Instagram

Demografía de las redes sociales para informar una mejor estrategia de segmentación

Alex York | Sprout Social



Demografía de las redes sociales para informar una mejor estrategia de segmentación
Los mejores publicistas con los que te encontrarás no duermen hasta que tengan una mejor idea sobre su audiencia y estrategia de segmentación. Realmente vale la pena tener su mensaje llegar a las personas adecuadas en el momento adecuado. En la industria de las redes sociales, la demografía de su audiencia puede cambiar de la noche a la mañana. El desafío de llegar a nuevas audiencias nunca ha sido tan difícil, pero es útil comprender los datos actualizados sobre los datos demográficos de las redes sociales.

Cada empresa tiene su propia identidad de audiencia única, pero esa segmentación podría no abarcar todas las redes sociales con éxito. En su lugar, se necesita una mejor alineación de la marca, conversaciones sociales pensadas y conexiones significativas con su grupo central de leales a la marca.

¿Pero cómo se llega a este grupo sin entender la demografía de las redes sociales en las redes? Es por eso que estamos aquí para ayudarlo a profundizar en los últimos datos.

Para comenzar, haga clic en cualquiera de los enlaces de anclaje a continuación para pasar al conjunto de datos demográficos específicos:


Una nota sobre nuestras fuentes: Nuevamente, un agradecimiento especial a la gente del Pew Research Center, cuyo estudio en las redes sociales ha sido invaluable.

Cómo sacar tu propia demografía social

Para comenzar, extraer sus propios datos demográficos de las redes sociales le brinda una mejor idea de su base de seguidores antes de planificar cualquier estrategia de segmentación. Una manera fácil de hacerlo es iniciar una versión de prueba gratuita de Sprout Social, donde puede obtener fácilmente datos de género, edad y ubicación de sus propias audiencias sociales.



Nuestros datos muestran los tipos de personas que actualmente te siguen en lo social, lo que es una buena indicación de tu audiencia ideal. Empareje sus datos personales con los datos demográficos que hemos compilado aquí para perfeccionar la estrategia de marketing y segmentación de redes sociales de su marca.

Datos demográficos de Facebook

Con un promedio de 1,15 mil millones de usuarios activos diarios, Facebook es el líder del mercado de sitios de redes sociales. Su marca, sin duda, tiene presencia allí, pero ¿cómo puede usarla de nuevas formas para llegar a diferentes grupos?

Fuente: Los datos recopilados provienen del informe Pew Social Media Update 2016, así como de la información autoinformada de más de mil millones de perfiles de Facebook de usuarios mayores de 18 años extraídos de la herramienta Audience Insights de Facebook.




Edad de Facebook y Demografía de Género

Si bien es posible que Facebook no tenga el mismo sentimiento joven y nuevo que Instagram o Snapchat, el 79% de los usuarios de Internet todavía inician sesión en Facebook. Aproximadamente 8 de cada 10 adultos estadounidenses tienen acceso a internet, lo que hace que esta base de usuarios sea masiva.



Pero no descarte a su joven grupo demográfico en Facebook, ya que la red social aún reina como el canal más popular. De hecho, en comparación con el informe social Pew anterior, el uso entre los grupos demográficos de cada edad aumentó de 2014 a 2016.

  • El 88% de las personas de entre 18 y 29 años usan Facebook.
  • El 84% de las personas de entre 30 y 49 años usan Facebook.
  • 72% de las personas de 50-64 años usan Facebook.
  • El 62% de los mayores de 65 años usa Facebook.

Por otro lado, los datos demográficos de Facebook siguen sesgando fuertemente hacia las mujeres, con el 83% de las mujeres adultas usando la red, en comparación con el 75% de los hombres.

Datos demográficos de ubicación de Facebook

Conocer la ubicación de su núcleo demográfico proporciona una clara ventaja para hacer notar su presencia. Facebook ahora le permite seleccionar regiones específicas para ver a los usuarios de Facebook ubicados por país, estado o región. Pero aquí están los principales países para los usuarios de Facebook:



  • EE. UU .: el 12% de la audiencia de Facebook
  • India: 10% de la audiencia de Facebook
  • Brasil: 7% de la audiencia de Facebook
  • Indonesia: el 5% de la audiencia de Facebook
  • México: 4% de la audiencia de Facebook

Además, para los usuarios que viven en los Estados Unidos, aquí está el desglose del porcentaje de adultos que usan Facebook por región:

  • El 81% de los adultos que viven en áreas urbanas usan Facebook.
  • El 81% de los adultos que viven en áreas rurales usan Facebook.
  • El 77% de los adultos que viven en áreas suburbanas usan Facebook.

Datos demográficos de educación de Facebook

Debido a que Facebook fue creado originalmente para estudiantes universitarios, tiene sentido que los graduados universitarios lideren la educación demográfica.

  • El 82% de los adultos con alguna experiencia universitaria usan Facebook.
  • El 79% de los adultos que se graduaron de la universidad usan Facebook.
  • El 77% de los adultos con un diploma de escuela secundaria o menos usan Facebook.

Datos demográficos de ingresos de Facebook

Al elaborar objetivos de segmento, es importante considerar los diversos niveles de ingresos de su grupo. Para la mayoría de las empresas, estos objetivos ya están planificados según su producto o servicio. Pero conocer los ingresos de su audiencia de Facebook podría ayudar aún más.

  • El 84% de los adultos que ganan menos de $ 30,000 usan Facebook.
  • El 80% de los adultos que ganan entre $ 30,000- $ 49,999 usan Facebook.
  • El 75% de los adultos que ganan más de $ 75,000 usan Facebook.
  • El 77% de los adultos que ganan entre $ 50,000- $ 74,999 usan Facebook.


Datos demográficos de Instagram

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Dentro de un período de seis meses en 2016, Instagram aumentó su cuenta de usuarios diarios en 100 millones de usuarios. Ahora, con más de 600 millones de usuarios activos en Instagram, no es de extrañar que la aplicación de intercambio social de imágenes y videos no se quede fuera de las noticias. La introducción de la publicidad de Instagram hizo que fuera aún más un espacio crítico para las empresas.

Conocer su base de datos demográficos de Instagram puede darle una mejor idea de cómo puede acercarse a la plataforma social en pleno auge.

Fuente: los datos recopilados provienen del informe de redes sociales de Pew y la página de Instagram Press.



Edad de Instagram y Demografía de género

La demografía de Instagram se ha desviado hacia las generaciones más jóvenes desde su inicio. Sin embargo, las nuevas estadísticas del informe Pew de las redes sociales muestran que las generaciones anteriores están comenzando a abrazar la aplicación un poco más.

  • El 59% de las personas de entre 18 y 29 años usan Instagram.
  • El 33% de las personas de entre 30 y 49 años usan Instagram.
  • El 18% de las personas entre 50 y 64 años usan Instagram.
  • 8% de las personas mayores de 65 años usan Instagram.

Además, de todos esos grupos de edad, el género dominante en el sitio para compartir fotos sigue siendo las mujeres.

  • 38% de las mujeres en línea usan Instagram.
  • 28% de los hombres en línea usan Instagram.
  • Datos demográficos de ubicación de Instagram

Si bien puede pensar que los usuarios de Instagram en la ciudad pueden tener más contenido para capturar, los usuarios rurales y suburbanos están en aumento. Pero al igual que la mayoría de los grupos demográficos de ubicación, el foco de la ciudad todavía brilla.

  • El 39% de los adultos que viven en áreas urbanas usan Instagram.
  • El 31% de los adultos que viven en áreas rurales usan Instagram.
  • El 28% de los adultos que viven en áreas suburbanas usan Instagram.

Datos demográficos de educación de Instagram

En el informe anterior de Pew, Instagram era una de las pocas redes sociales sin su principal grupo demográfico que tenía alguna experiencia universitaria. Sin embargo, los datos recopilados a partir de 2016 muestran que esas tendencias han cambiado drásticamente.

  • El 37% de los adultos con alguna experiencia universitaria usan Instagram.
  • El 33% de los adultos que se graduaron de la universidad usan Instagram.
  • El 27% de los adultos con un diploma de escuela secundaria o menos usan Instagram.

Datos demográficos de ingresos de Instagram

Instagram ofrece una asombrosa publicidad en carrusel y ahora opciones de múltiples imágenes para mostrar varias vistas de su producto o servicio. Esto es importante para resaltar el valor de su producto o servicio. Pero asegúrate de saber que te estás dirigiendo a los grupos demográficos de ingresos adecuados de antemano.

  • El 38% de los adultos que ganan menos de $ 30,000 usan Instagram.
  • El 37% de los adultos que ganan más de $ 75,000 usan Instagram.
  • El 32% de los adultos que ganan $ 30,000- $ 49,999 usan Instagram.
  • El 32% de los adultos que ganan $ 49,999- $ 74,999 usan Instagram.


domingo, 25 de marzo de 2018

¿Sigue Facebook o no?


Después de una semana o agitación, ¿qué sigue para la red social?

Autor Andrew Hutchinson
@adhutchinson
Social Media Today



Motivadas por las revelaciones del uso indebido del grupo de cabildeo político Cambridge Analytica a fines de la semana pasada, Zuck y compañía han sido arrastrados por prácticamente todos los principales medios de comunicación, y en la mayoría de los aspectos, con razón se enfrentan a algunas preguntas difíciles.

Como notamos en nuestra publicación sobre el tema, las preocupaciones sobre los vastos bancos de datos de Facebook y las formas en que esos datos podrían ser utilizados de manera indebida han estado hirviendo por algunos años, volviéndose más significativos a veces, y luego desapareciendo nuevamente. Porque Facebook se ha convertido en algo habitual, porque el intercambio parece relativamente pequeño. Debido a que varias herramientas y dispositivos habilitados para la tecnología ahora están rastreando cada elemento de su existencia cotidiana, incluso si dejara de usar Facebook, aún estaría renunciando a sus datos en varios otros niveles.

Y aunque ese último punto es cierto, Facebook sigue siendo el guardián de la mayor base de datos de información personal que haya existido alguna vez. Las compañías de tarjetas de crédito saben a dónde va, qué gasta y qué compra. Los planes de fidelización de supermercados conocen sus hábitos de compra, sus patrones de viaje (en combinación con las recompensas de combustible). Hay otras formas de recopilar datos personales, pero Facebook, a través de su escala, es mucho más que esto.

Puede que no haya sido la intención de Facebook convertirse en una base de datos de personas que lo abarca todo, pero lo es, y eso, como la discusión más amplia ahora es la pesca, viene con una gran responsabilidad.

Pero, ¿qué significa esto realmente para Facebook? ¿Vamos a ver a los usuarios desconectarse, indignados por lo que ha pasado?

¿Es este el final de The Social Network?

En una palabra, no, aquí hay una descripción general de algunos de los impactos de flujo continuo y lo que podrían significar para la compañía.

"Elon se sale de Facebook"

Como se señaló, con el último escándalo de Facebook llegando a un punto álgido, mucha gente ha discutido acerca de dejar de Facebook por completo, dejando de lado la calma y negándose a dar a la compañía más datos. La banda británica Massive Attack eliminó su página de Facebook, la primera respuesta de alto perfil a las noticias, pero un nombre más grande que tomó la misma acción fue Elon Musk, que eliminó las páginas de Facebook de SpaceX y Tesla, que tenían 2,6 millones de seguidores cada una.

Esas son malas noticias para The Social Network, ¿verdad? Las grandes compañías que apagan Facebook por completo no pueden ser buenas. Sin embargo, en este caso, es difícil ver el movimiento como algo más que simbólico.

En el caso de Massive Attack, su decisión se basa en sus valores: la banda siempre ha abogado por diversas causas y problemas políticos, por lo que no es sorprendente verlos adoptar una postura. Con respecto a Musk, también señaló que sus empresas realmente no utilizan Facebook de todos modos, por lo que no tiene un gran impacto.

Ah, y él mantiene funcionando sus cuentas de Instagram, porque, según Musk, Instagram es "bastante independiente".

La postura de Musk destaca el alcance y la influencia de Facebook, y la falta de conciencia más amplia sobre cuán lejos se extienden ahora los tentáculos de la plataforma. Mientras que un número creciente de personas se ha unido al coro #deletefacebook, la mayoría no dice lo mismo de Instagram. O Whatsapp. O Messenger.

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De hecho, varios informes han indicado que los usuarios molestos por la conducta de Facebook están cambiando a Instagram, y muchos de ellos ni siquiera saben que Facebook posee ambas plataformas. Si no está satisfecho con el seguimiento de sus datos en Facebook y el registro de su actividad para usar esa información para la orientación de anuncios, no está haciendo ninguna declaración al utilizar sus otras aplicaciones.

Esa es la verdadera razón: mientras que Facebook tiene más de 2 mil millones de usuarios, esas otras tres aplicaciones ahora tienen más de 3.6 mil millones combinados. La población total de la Tierra es de alrededor de 7,6 mil millones, lo que le da una perspectiva de cuán entrelazado es Facebook, y estas aplicaciones ni siquiera están disponibles en la nación más poblada y en muchas regiones de baja conectividad.

Puede parecer un paso lógico, incluso necesario, detener el uso de Facebook, pero dejar a Zuck and Co. fuera de tu vida será mucho más difícil de lo que piensas.

Y eso es antes de considerar el aspecto FOMO: si abandona Facebook, se perderá todas las actualizaciones de sus amigos. Quizás, si pudieras convencer a todos de que se vayan, podrías estar bien, pero es una pregunta difícil. Esta es la misma razón por la que es tan difícil para las aplicaciones sociales más nuevas entrar en el mercado, porque para que sean valiosas, debes convencer a todas las redes de amistad para que se encuentren.

Hay una razón por la cual los investigadores han comparado los elementos adictivos de la plataforma con los que proporcionan las drogas duras.

Salir de Facebook también pasa por alto otro elemento crucial: que, de todos modos, ya es demasiado tarde.

Los datos a los que Cambridge Analytica, y muchos otros, han accedido fueron desde 2014, antes de que Facebook moviera para bloquear más aspectos de sus datos. Como noté esta semana, esas ideas aún son valiosas, y en gran medida indicativas de los rasgos y hábitos de la personalidad, pero esa información ya ha sido registrada.

Si ya usaste Facebook, ya tienen todo esto, y no hay una manera real para que Facebook lo recupere todo. En sus diversas entrevistas de esta semana, Zuckerberg señaló que realizarán 'auditorías forenses' en cualquier caso en que sospechen que sus datos pueden haber sido mal utilizados. Lo cual es genial, pero solo se está haciendo en retrospectiva, y se puede apostar a que de todas las diversas aplicaciones y herramientas que tomaron datos de Facebook antes de los cambios, al menos algunas de las personas involucradas ahora están mirando lo que tienen, con un ven a venderlo al mejor postor.

La información ya está disponible; puedes evitar que Facebook tome más, definitivamente. Pero los beneficios de hacerlo son discutibles.

Uso de datos

Como se explicó en The Atlantic, se crearon millones de aplicaciones de Facebook antes de que la compañía cambiara sus restricciones de datos, lo que significa que un montón de personas y empresas ya tienen acceso a los datos de Facebook.

Ahora, puede pensar que esa información es de hace cuatro años, no es válida ahora, pero sería incorrecta. Debido a la forma en que puede usar esa información, en realidad es tan indicativa ahora como lo era entonces, y seguirá siéndolo, probablemente para siempre.

El truco, como notamos en una publicación anterior, está en escala.

Por ejemplo, si tuviera acceso a todos los puntos de datos de Facebook, podría ir y enumerar todos los "me gusta" de las personas que son miembros de, digamos, grupos racistas. A continuación, puede hacer una referencia cruzada de esos "me gusta" y obtener una lista de aspectos comunes: a las personas que les gusta este grupo también les puede gustar un 95% de "me gusta", "Y" y "Z".

En función de esa idea, podría tomar esas características comunes y compararlas con todos los datos de Facebook que tiene. Ahora, a pesar de que esos otros miembros no han expresado abiertamente su apoyo al mismo grupo y / o puntos de vista, usted sabe que existe una gran probabilidad de que sean susceptibles de recibir el mismo mensaje.

Extrapole ese ejemplo a los billones de puntos de datos a los que también tiene acceso a través de la actividad de Facebook y puede imaginar cuán poderosas y precisas podrían ser esas predicciones. Por ejemplo, no sería 'X', 'Y' y 'Z' como sus puntos en común, podría hacer coincidir cientos, incluso miles de puntos de datos.

Los estudios ya han vinculado la actividad de Facebook con las inclinaciones psicológicas, por lo que ya existen plantillas para tal conocimiento. Las tendencias pueden cambiar con el tiempo, pero los enlaces subyacentes entre estos puntos de datos probablemente seguirán siendo los mismos: podría tomar el perfil de una persona que se unió a Facebook el año pasado y hacer una referencia cruzada con estos puntos de datos y se le ocurriría una perfil preciso de esa persona.

Con tantos usuarios y tantos datos, realmente no se sabe cómo podría manipularse para descubrir tendencias e inclinaciones relevantes. Y esto ya existe, no importará si cierras tu perfil de Facebook ahora. Podrías hacerlo en protesta, como lo ha hecho Massive Attack, pero el impacto seguirá siendo el mismo. A menos que Facebook pueda encontrar una manera de recuperar todos sus datos, y eliminar toda referencia y registro de la misma fuera de la empresa, el problema persistirá.

Y simplemente no hay forma de que puedan lograr esto.

Desastre social

Entonces, ¿qué ocurre entonces? Simplemente siéntese y acepte que sus datos estén siendo utilizados y abusados, y que estén de acuerdo con eso.

La actitud aquí puede parecer un poco derrotista, pero ese es el núcleo del problema: Facebook no puede corregirlo. La compañía está haciendo todo lo posible, pero como se señaló, eso no será suficiente: será posible, ahora y en el futuro, que las empresas y las personas utilicen estos conocimientos para orientar sus mensajes y llegar a audiencias muy específicas, y incluso pueden manipular la opinión popular basada en eso.

Incluso si Facebook eliminara los anuncios en su plataforma, eso aún no eliminaría el problema, ya que puede usar los mismos datos para la orientación de muchas otras formas. E incluso si esto nunca sucedió y nadie más tuvo acceso a estas ideas fuera de Facebook, Facebook sí lo haría, junto con mucho, mucho más.

Es eso aceptable? ¿Podemos realmente confiar en una entidad corporativa con tanto conocimiento?

Este es el verdadero problema: no es que Cambridge Analytica u otra organización haya utilizado datos de Facebook, sino que, en primer lugar, existe tanta información. Elimine Facebook de la ecuación y todavía hay muchas otras fuentes a las que puede hacer referencia: estamos en una época en la que los macrodatos se han convertido en parte de nuestra forma de vida y también pueden usarse de manera negativa. El debate más amplio aquí ni siquiera es realmente acerca de Facebook, se trata de la forma en que se almacenan y comparten los datos, y la ética de dicho uso.

¿Hay alguna manera de controlar esto? ¿Puedes detectar y hacer cumplir las reglas de uso de datos? Como notado, Facebook está haciendo todo lo que puede, pero realmente no hay mucho que puedan hacer. Este es uno de los temas centrales de nuestro tiempo, y es probable que empeore (rastreadores de fitness, asistentes inteligentes, etc.).

Entonces, ¿cómo afectará esto realmente a Facebook? Yo diría que no cambiará mucho. La gente estará molesta, los reguladores examinarán el caso, se realizarán movimientos. Pero al final del día, la plataforma se ha convertido en una parte tan importante de la interacción cotidiana que las personas probablemente continúen.

¿Eso significa que usted puede ser blanco de anuncios políticos diseñados para cumplir con sus inclinaciones? Sí. ¿Eso significa que debes cuestionar todo? Sí.

¿Eso importa? No lo sé.

Pero ciertamente no está configurado para simplificar el avance.

domingo, 21 de enero de 2018

Facebook nos quita la posibilidad de elegir y existir a lo Kierkegaard


Lo que Facebook puede aprender de Kierkegaard sobre cómo tomar decisiones auténticas




Dave Edwards
Helen Edwards
Quartz

Søren Kierkegaard, uno de los padres del existencialismo, argumentó que es el acto de tomar decisiones lo que da sentido a nuestras vidas; que al tomar decisiones, vivimos auténticamente, formando nuestras propias opiniones, en lugar de guiarnos por las opiniones de los demás o de la sociedad en general. Para Kierkegaard, entender el significado de nuestra existencia proviene de experiencias verdaderas cuando tomamos decisiones propias, no siguiendo las de los demás.

¿Qué haría Kierkegaard, quien murió en Copenhague en 1855, del monolito que es Facebook?

La compañía de medios sociales anunció que cambiará su algoritmo de alimentación de noticias para quitar importancia al contenido que se consume pasivamente y priorizar el contenido que Facebook predice que será significativo. Kierkegaard podría estar de acuerdo en que la reducción de las experiencias pasivas podría aumentar el significado. Pero eso solo sería cierto si las experiencias restantes fueran activas y auténticas.

La escultura "Le Penseur" (The Thinker, 1903) del escultor francés Auguste Rodin (1840-1917) se ve en el jardín del Museo Rodin en París, Francia, el 5 de noviembre de 2015. Después de una restauración completa en los últimos tres años , el Hotel Biron, sede del Museo Rodin desde 1919, volverá a abrir sus puertas al público el 12 de noviembre de 2015, el cumpleaños número 175 del famoso escultor francés. REUTERS / Philippe Wojazer - PM1EBB5198R01
Reflexionando sobre el significado. (Reuters / Philippe Wojazer)

Se podría argumentar que este filtrado en nuestro nombre es esencial en una existencia moderna. Incluso en 1846, Kierkegaard argumentó que la búsqueda del conocimiento estaba distrayendo a la gente de encontrar significado, escribiendo "personas en nuestro tiempo, debido a tanto conocimiento, han olvidado lo que significa existir". Sostuvo que cuando se le presentaban opciones ilimitadas, nosotros enfrenta una ansiedad vertiginosa La oportunidad aparentemente infinita de buscar conocimiento a través de Internet puede parecer tan abrumadora que requiere filtrado.

De hecho, al filtrar nuestras experiencias y limitar nuestras elecciones, Facebook puede salvarnos de una crisis o angustia existencial. Como Kierkegaard escribió:

Parado en un acantilado, una sensación de desorientación y confusión te nublan. No solo te da miedo caer, también temes sucumbir al impulso de tirarse. Nada te detiene. El temor, la ansiedad y la angustia suben a la superficie.

Quizás el filtrado de experiencias de Facebook nos salve de esta ansiedad y angustia ya que un padre salva a un niño. Eso sería cierto si fuera posible que un algoritmo nos entendiera lo suficientemente bien como para ayudarnos a tomar decisiones que hubiéramos tomado por nuestra cuenta, para predecir nuestras elecciones lo suficientemente bien como para poder presentar una selección de opciones que descarta aquellas no lo haríamos Quizás entonces. Pero no todavía.

A pesar de la gran cantidad de información que Facebook tiene sobre nosotros, se limita principalmente a nuestra actividad en Facebook y, en segundo lugar, al resto de nuestra actividad en línea que rastrea. Facebook puede tratar de cuantificar el significado de nuestras acciones, comentarios y emojis, así como la forma en que recorremos su plataforma e Internet. Pero ese es el límite de sus datos.

Facebook no sabe si tenemos una conversación significativa fuera de línea sobre algo que leemos en línea. No sabe si meditamos para disminuir nuestra ansiedad sobre una noticia en particular. O si consideramos una pregunta de un amigo en una caminata larga. Lo único que Facebook puede intentar predecir es si vamos a interactuar con el contenido en su plataforma. Sin entender el resto de nuestras vidas, Facebook no puede saber qué será significativo.

El problema filosófico central con el cambio algorítmico de Facebook es el acertijo de que el solo hecho de elegir contenido significativo para nosotros significa que el consumo de ese contenido no puede ser significativo. Al filtrar nuestras experiencias, Facebook elimina nuestra agencia para elegir. Y al eliminar nuestra elección, elimina nuestra capacidad de vivir auténticamente. Una vida inauténtica no tiene ningún significado.

sábado, 13 de enero de 2018

Cómo Putin a través de Facebook puso a Trump de presidente

Cómo arreglar Facebook antes de que nos arregle a nosotros

Un inversor inicial explica por qué el modelo comercial de la plataforma de medios sociales es una amenaza y qué hacer al respecto.

por Roger McNamee | Washington Monthly




A principios de 2006, recibí una llamada de Chris Kelly, entonces director de privacidad de Facebook, y me pregunté si estaría dispuesto a reunirme con su jefe, Mark Zuckerberg. He sido un inversionista en tecnología por más de dos décadas, pero la reunión fue diferente a todas las que tuve. Mark solo tenía veintidós. Estaba enfrentando una decisión difícil, dijo Chris, y quería el consejo de una persona con experiencia y sin intereses en el resultado.

Cuando nos conocimos, comencé por dejar que Mark supiera la perspectiva desde la que venía. Pronto, predije, obtendría una oferta de mil millones de dólares para comprar Facebook de Microsoft o Yahoo, y todos, desde la junta de la compañía hasta el personal ejecutivo y los padres de Mark, le aconsejarían que lo tome. Le dije a Mark que debería rechazar cualquier oferta de adquisición. Tuvo la oportunidad de crear una gran compañía única si se mantuvo fiel a su visión. A los dos años, Facebook todavía estaba a años de su primer dólar de ganancias. Todavía se limitaba principalmente a los estudiantes y carecía de la mayoría de las características que damos por sentado hoy. Pero estaba convencido de que Mark había creado una plataforma de cambio de juego que eventualmente sería más grande de lo que era Google en ese momento. Facebook no fue la primera red social, pero fue la primera en combinar la verdadera identidad con la tecnología escalable. Le dije a Mark que el mercado era mucho más grande que solo los jóvenes; el valor real vendría cuando adultos, padres y abuelos ocupados se unieran a la red y la utilizaran para mantenerse en contacto con personas que no podían ver con frecuencia.

Mi pequeño discurso solo tomó unos minutos. Lo que siguió fue el silencio más doloroso de mi carrera profesional. Se sintió como una hora. Finalmente, Mark reveló por qué había pedido reunirse conmigo: Yahoo había hecho esa oferta de mil millones de dólares, y todos le decían que la aceptara.

Solo le tomó unos minutos ayudarlo a descubrir cómo salir del trato. Entonces comenzó una relación de mentoría de tres años. En 2007, Mark me ofreció una opción entre invertir o unirse al tablero de Facebook. Como inversor profesional, elegí el primero. Hablamos a menudo sobre una serie de cuestiones, que culminaron en mi sugerencia de que contratara a Sheryl Sandberg como directora de operaciones, y luego mi ayuda para reclutarla. (Sheryl me presentó a Bono en 2000, unos años más tarde, él y yo formamos Elevation Partners, una firma de capital privado.) Mi función como mentor terminó antes de la OPI de Facebook, cuando los miembros de la junta como Marc Andreessen y Peter Thiel tomaron en ese papel.

 En mi carrera de treinta y cinco años en inversiones en tecnología, nunca he hecho una mayor contribución al éxito de una empresa que la que hice en Facebook. Fue mi mayor logro. Admiré enormemente a Mark Zuckerberg y Sheryl Sandberg, a quien ayudé a reclutar a Mark.
En mi carrera de treinta y cinco años en inversiones en tecnología, nunca he hecho una mayor contribución al éxito de una empresa que la que hice en Facebook. Fue mi mayor logro. Admiré a Mark y Sheryl enormemente. No es sorprendente que Facebook se convirtiera en mi aplicación favorita. Lo revisé constantemente, y me convertí en un experto en el uso de la plataforma al comercializar mi banda de rock, Moonalice, a través de una página de Facebook. Como administrador de esa página, aprendí a maximizar el alcance orgánico de mis publicaciones y usar pequeñas cantidades de dólares publicitarios para extender y orientar ese alcance. Requería una capacidad de adaptación porque Facebook seguía cambiando las reglas. Al adaptarnos con éxito a cada cambio, convertimos nuestra página en una de las páginas de fans de mayor participación en la plataforma.

Mi familiaridad con la construcción del compromiso orgánico me puso en posición de notar que algo extraño estaba pasando en febrero de 2016. Las primarias demócratas se estaban iniciando en New Hampshire, y comencé a notar una avalancha de memes anti-Clinton brutalmente misóginos que se originaban en Grupos de Facebook que apoyan a Bernie Sanders. Sabía cómo construir un compromiso orgánico en Facebook. Esto no fue orgánico. Parecía estar bien organizado, con un presupuesto publicitario. Pero seguramente la campaña de Sanders no fue tan estúpida como para empujar a los memes. No sabía lo que estaba pasando, pero me preocupaba que Facebook estuviera siendo usado de una manera que los fundadores no tenían la intención.

Un mes después noté una noticia no relacionada pero igualmente inquietante. Se reveló que una firma de consultoría estaba recogiendo información sobre personas interesadas en el movimiento de protesta Black Lives Matter y vendiéndola a los departamentos de policía. Solo después de que salieron las noticias, Facebook anunció que cortaría el acceso de la compañía a la información. Eso llamó mi atención. Aquí hubo un mal actor que violó los términos de servicio de Facebook, causó mucho daño y luego recibió una bofetada en la muñeca. Facebook no estaba prestando atención hasta después de que el daño estuvo hecho. Me hice una nota para aprender más.

Mientras tanto, la ola de memes anti-Clinton continuó durante la primavera. Todavía no entendía qué lo estaba impulsando, excepto que los memes eran virales en un grado que no parecía ser orgánico. Y, como resultó, algo igualmente extraño estaba sucediendo en el Atlántico.

Cuando los ciudadanos del Reino Unido votaron por abandonar la Unión Europea en junio de 2016, la mayoría de los observadores quedaron atónitos. Las encuestas habían predicho una victoria para la campaña "Permanecer". Y el sentido común hizo difícil creer que los británicos hicieran algo tan obviamente contrario a su propio interés. Pero ni el sentido común ni los datos electorales explicaron por completo un factor crucial: el nuevo poder de las plataformas sociales para amplificar los mensajes negativos.

Facebook, Google y otras plataformas de medios sociales ganan dinero con la publicidad. Al igual que con todas las empresas con publicidad, eso significa que los anunciantes son los verdaderos clientes, mientras que los miembros de la audiencia son el producto. Hasta la década pasada, las plataformas de medios estaban encerradas en un modelo de transmisión para todos los gustos. El éxito con los anunciantes depende de la producción de contenido que atraiga a la mayor audiencia posible. El contenido convincente era esencial, porque las audiencias podían elegir entre una variedad de medios de distribución, ninguno de los cuales podía esperar atraer la atención de ningún consumidor individual por más de unas pocas horas. Los televisores no eran móviles. Las computadoras eran móviles, pero incómodas. Los periódicos y libros eran móviles y no incómodos, sino relativamente cerebrales. Los cines fueron divertidos, pero inconvenientes.

Cuando su negocio se limitaba a computadoras personales, las plataformas de Internet estaban en desventaja. Su contenido patentado no podía competir con los medios tradicionales, y su medio de entrega, la PC, generalmente solo se podía usar en un escritorio. Su única ventaja, una gran cantidad de datos personales, no fue suficiente para superar la desventaja en el contenido. Como resultado, las plataformas web tuvieron que subestimar su publicidad.

Los teléfonos inteligentes cambiaron completamente el juego publicitario. Tomó solo unos pocos años para que miles de millones de personas tuvieran un sistema de entrega de contenido multiusos de fácil acceso, dieciséis horas o más por día. Esto convirtió a los medios en una batalla para mantener la atención de los usuarios el mayor tiempo posible. Y dejó a Facebook y Google con una ventaja prohibitiva sobre los medios tradicionales: con sus enormes depósitos de datos en tiempo real sobre dos mil millones de personas, podían personalizar el contenido visto por cada usuario. Eso hizo que fuera mucho más fácil monopolizar la atención del usuario en los teléfonos inteligentes e hizo que las plataformas fueran atractivas para los anunciantes. ¿Por qué pagar un periódico con la esperanza de captar la atención de una parte determinada de su audiencia, cuando se puede pagar a Facebook para llegar exactamente a esas personas y a nadie más?

Cada vez que ingresa a Facebook, hay millones de publicaciones que la plataforma podría mostrarle. La clave de su modelo de negocio es el uso de algoritmos, impulsados ​​por datos de usuarios individuales, para mostrarle cosas con las que es más probable que reaccione. Wikipedia define un algoritmo como "un conjunto de reglas que define con precisión una secuencia de operaciones". Los algoritmos tienen un valor neutral, pero los algoritmos de las plataformas en realidad están diseñados con un valor específico en mente: la máxima atención, lo que optimiza las ganancias. Hacen esto absorbiendo y analizando sus datos, utilizándolos para predecir qué hará que reaccionen con mayor fuerza, y luego dándoles más de eso.

Los algoritmos que maximizan la atención dan una ventaja a los mensajes negativos. Las personas tienden a reaccionar más a los insumos que aterrizan en el tallo cerebral. El miedo y la ira producen mucho más participación y participación que alegría. El resultado es que los algoritmos favorecen el contenido sensacional sobre la sustancia. Por supuesto, esto siempre ha sido cierto para los medios; de ahí el adagio de las viejas noticias "si sangra, conduce". Pero para los medios de comunicación masivos, esto se vio limitado por el contenido único y por las limitaciones de las plataformas de distribución. No es así para plataformas de internet en teléfonos inteligentes. Han creado miles de millones de canales individuales, cada uno de los cuales puede ser empujado más hacia la negatividad y el extremismo sin el riesgo de alienar a otros miembros de la audiencia. Por el contrario, las plataformas ayudan a las personas a auto segregarse en burbujas de filtros de ideas afines, reduciendo el riesgo de exposición a ideas desafiantes.

Tomó Brexit para mí comenzar a ver el peligro de esta dinámica. No soy un experto en política británica, pero parecía probable que Facebook hubiera tenido un gran impacto en la votación porque el mensaje de una parte era perfecto para los algoritmos y el otro no. La campaña "Deje" hizo una promesa absurda -habría ahorros al dejar la Unión Europea que financiaría una gran mejora en el Sistema Nacional de Salud- al mismo tiempo que explotaba la xenofobia al utilizar Brexit como la mejor manera de proteger la cultura inglesa y el trabajo de los inmigrantes . Era una tontería demasiado buena para ser verdadera mezclada con el miedo a la violencia.

Mientras tanto, la campaña Remain estaba haciendo un llamado a la razón. El mensaje crudo y emocional de Leave habría sido turboalimentado al compartir mucho más que el de Remain. No lo vi en ese momento, pero los usuarios que probablemente respondieran a los mensajes de Leave eran probablemente menos ricos y, por lo tanto, más baratos para el anunciante: el precio de los anuncios de Facebook (y Google) está determinado por subasta, y el costo de Dirigirse a consumidores más sofisticados aumenta la puja por empresas reales que intentan venderles cosas. Como consecuencia, Facebook era una plataforma mucho más barata y efectiva para Leave en términos de costo por usuario alcanzado. Y las burbujas del filtro aseguran que las personas en el lado de la licencia rara vez tienen sus cuestionables creencias cuestionadas. El modelo de Facebook puede haber tenido el poder de remodelar todo un continente.

Pero había un elemento importante en la historia que aún me faltaba.

Poco después de la votación Brexit, contacté a periodistas para validar mis preocupaciones sobre Facebook. En este punto, todo lo que tenía era una sospecha de dos cosas: los malos actores estaban explotando una plataforma desprotegida; y los algoritmos de Facebook pueden haber tenido un impacto decisivo en Brexit al favorecer los mensajes negativos. Mi Rolodex estaba un poco polvoriento, así que envié un correo electrónico a mis amigos Kara Swisher y Walt Mossberg en Recode, el blog de noticias líder de la industria tecnológica. Lamentablemente, no respondieron. Lo intenté de nuevo en agosto, y no pasó nada.

Mientras tanto, la prensa reveló que los rusos estaban detrás del servidor pirateado en el Comité Nacional Demócrata y que el director de campaña de Trump tenía vínculos con oligarcas rusos cercanos a Vladimir Putin. Esta sería la pieza que falta de mi historia. A medida que avanzaba el verano, comencé a notar más y más ejemplos de cosas preocupantes que sucedían en Facebook que podrían haberse evitado si la empresa aceptara la responsabilidad de las acciones de terceros, como las instituciones financieras que usan herramientas de Facebook para discriminar por motivos de raza y religión . A fines de septiembre, Walt Mossberg finalmente respondió mi correo electrónico y me sugirió que escribiera un artículo de opinión describiendo mis preocupaciones. Me concentré completamente en ejemplos no políticos de daños, como la discriminación en anuncios de vivienda, lo que sugiere que Facebook tenía la obligación de garantizar que no se abuse de su plataforma. Como la mayoría de la gente, asumí que Clinton ganaría las elecciones, y no quería que mis preocupaciones fueran descartadas por ser irrelevantes si lo hiciera.

Mi esposa me recomendó que envíe lo que escribí a Mark Zuckerberg y Sheryl Sandberg antes de publicar en Recode. Mark y Sheryl eran mis amigos, y mi objetivo era hacerlos conscientes de los problemas para que pudieran solucionarlos. Ciertamente no estaba tratando de derribar una compañía en la que todavía tengo acciones. Les envié el artículo de opinión el 30 de octubre. Respondieron al día siguiente. La esencia de sus mensajes era la misma: apreciamos que te acerques; creemos que estás malinterpretando las noticias; estamos haciendo grandes cosas que no puedes ver Luego me conectaron con Dan Rose, un veterano ejecutivo de Facebook con quien tuve una excelente relación. Dan es un gran oyente y paciente, pero no estaba dispuesto a aceptar que podría haber un problema sistémico. En cambio, afirmó que Facebook no era una compañía de medios, y por lo tanto no era responsable de las acciones de terceros.

Con la esperanza de que Facebook respondiera a mi buena voluntad con un esfuerzo serio para resolver los problemas, le dije a Dan que no publicaría el artículo de opinión. Luego vino la elección de los EE. UU. Al día siguiente, lo perdí. Le dije a Dan que había un error en el modelo comercial de Facebook. La plataforma estaba siendo explotada por una serie de malos actores, incluidos los partidarios del extremismo, sin embargo, la administración afirmó que la empresa no era responsable. Los usuarios de Facebook, advertí, quizás no siempre estén de acuerdo. La marca corría el riesgo de volverse tóxica. En el transcurso de muchas conversaciones, insté a Dan a proteger la plataforma y sus usuarios.

La última conversación que tuvimos fue a principios de febrero de 2017. Para entonces había una evidencia creciente de que los rusos habían utilizado una variedad de métodos para interferir en nuestra elección. Formé una hipótesis simple: los rusos probablemente orquestaron parte de la manipulación en Facebook que había observado en 2016. Fue entonces cuando comencé a buscar aliados.

El 11 de abril, co-patrociné un programa orientado a la tecnología en Bloomberg TV. Uno de los invitados fue Tristan Harris, anteriormente el especialista en ética del diseño de Google. Tristan acaba de aparecer en 60 Minutes para hablar sobre la amenaza a la salud pública de las redes sociales como Facebook. Experto en tecnología persuasiva, describió las técnicas que utilizan las plataformas tecnológicas para crear adicciones y las formas en que explotan esa adicción para aumentar las ganancias. Lo llamó "pirateo cerebral".

En febrero de 2016, comencé a notar una avalancha de memes anti-Clinton viciosamente misóginos que provenían de grupos de Facebook que apoyaban a Bernie Sanders. Sabía cómo construir un compromiso orgánico en Facebook. Esto no era orgánico.
La herramienta más importante utilizada por Facebook y Google para mantener la atención del usuario es el filtro de burbujas. El uso de algoritmos para dar a los consumidores "lo que quieren" conduce a un flujo interminable de publicaciones que confirman las creencias existentes de cada usuario. En Facebook, es su fuente de noticias, mientras que en Google son sus resultados de búsqueda personalizados individualmente. El resultado es que todos ven una versión diferente de Internet diseñada para crear la ilusión de que todos los demás están de acuerdo con ellos. El refuerzo continuo de las creencias existentes tiende a afianzar esas creencias más profundamente, al tiempo que las hace más extremas y más resistentes a los hechos contrarios. Facebook lleva el concepto un paso más allá con su función de "grupos", que alienta a los usuarios de ideas afines a congregarse en torno a intereses o creencias compartidas. Si bien esto aparentemente proporciona un beneficio para los usuarios, los mayores beneficios se otorgan a los anunciantes, que pueden llegar a las audiencias con mayor eficacia.

Después de hablar con Tristan, me di cuenta de que los problemas que había estado viendo no podían resolverse simplemente, digamos, contratando personal de Facebook para supervisar el contenido del sitio. Los problemas eran inherentes al modelo de negocio basado en la atención y basado en algoritmos. Y lo que sospechaba era que la intromisión de Rusia en 2016 era solo el preludio de lo que veríamos en 2018 y más allá. El nivel del discurso político, ya en la cuneta, iba a empeorar aún más.

Le pregunté a Tristan si necesitaba un hombre de alas. Acordamos trabajar juntos para tratar de desencadenar una conversación nacional sobre el papel de los monopolios de la plataforma de Internet en nuestra sociedad, economía y política. Reconocimos que nuestro esfuerzo probablemente sería quijotesco, pero el hecho de que Tristan había estado en 60 Minutos nos dio esperanza.

Nuestro viaje comenzó con un viaje a la ciudad de Nueva York en mayo, donde hablamos con periodistas y tuvimos una reunión en la ACLU. Tristan encontró un aliado en Arianna Huffington, quien lo presentó a personas como Bill Maher, quien invitó a Tristan a estar en su programa. Un amigo me presentó por correo electrónico a un miembro del personal del Congreso que ofreció organizar una reunión con su jefe, un miembro clave de uno de los comités de inteligencia. Estábamos empezando, pero ya habíamos encontrado una audiencia para el mensaje de Tristan.

En julio, fuimos a Washington, D.C., donde nos reunimos con dos miembros del Congreso. Estaban interesados ​​en el argumento de la salud pública de Tristán, ya que se aplicaba a dos cuestiones: la intromisión electoral de Rusia y el creciente poder de monopolio de las plataformas gigantes. Eso fue una revelación. Si el Congreso se preocupaba por la manipulación y el monopolio de las elecciones, los ayudaríamos a comprender cómo se relacionaban las plataformas de Internet con esos temas. Mi experiencia pasada como ayudante del Congreso, mi larga carrera en inversiones y mi rol personal en Facebook me dieron credibilidad en esas reuniones, complementando la experiencia de dominio de Tristan.

Con respecto a la intromisión electoral, compartimos algunas hipótesis basadas en nuestro conocimiento de cómo funciona Facebook. Empezamos con una pregunta: ¿por qué el Congreso se centró exclusivamente en la colusión entre Rusia y la campaña Trump en 2016? La interferencia rusa, razonamos, probablemente comenzó mucho antes de la campaña de las elecciones presidenciales. Planteamos la hipótesis de que esos primeros esfuerzos probablemente implicaron la ampliación de cuestiones polarizantes, como la inmigración, la supremacía blanca, los derechos de armas y la secesión. (Ya sabíamos que el sitio de secesión de California había sido alojado en Rusia.) Sugerimos que Trump había sido nominado porque él solo entre los republicanos basó su campaña en los tipos de temas que los rusos eligen por su interferencia.

Teorizamos que los rusos habían identificado a un grupo de usuarios susceptibles a su mensaje, usaron las herramientas de publicidad de Facebook para identificar a los usuarios con perfiles similares y usaron anuncios para persuadir a esas personas para que se unieran a grupos dedicados a temas controvertidos. Los algoritmos de Facebook habrían favorecido el crudo mensaje de Trump y las teorías de conspiración anti-Clinton que entusiasmaron a sus seguidores, con la posible consecuencia de que Trump y sus patrocinadores pagaran menos que Clinton por publicidad en Facebook por persona alcanzada. Sin embargo, los anuncios eran menos importantes que lo que vendría después: una vez que los usuarios estaban en grupos, los rusos podrían haber usado cuentas falsas de trol estadounidenses y "bots" computarizados para compartir mensajes incendiarios y organizar eventos. Los trolls y bots que se hacen pasar por estadounidenses habrían creado la ilusión de un mayor apoyo a las ideas radicales de las que realmente existían. Los usuarios reales "me gusta" las publicaciones compartidas por trolls y bots y las comparten en sus propios feeds de noticias, de modo que pequeñas inversiones en publicidad y memes publicados en grupos de Facebook llegarían a decenas de millones de personas. Una estrategia similar prevaleció en otras plataformas, incluido Twitter. Ambas técnicas, bots y trolls, requieren tiempo y dinero para desarrollarse, pero la recompensa hubiera sido enorme.

Nuestra hipótesis final fue que 2016 fue solo el comienzo. Sin una acción inmediata y agresiva de Washington, los malos actores de todo tipo podrían usar Facebook y otras plataformas para manipular al electorado estadounidense en futuras elecciones.

Estas fueron solo hipótesis, pero las personas que conocimos en Washington nos escucharon. Gracias al arduo trabajo de periodistas e investigadores, prácticamente todas estas hipótesis se confirmarán durante las siguientes seis semanas. Casi todos los días trajeron nuevas revelaciones de cómo Facebook, Twitter, Google y otras plataformas habían sido manipuladas por los rusos.

Ahora sabemos, por ejemplo, que los rusos explotaron temas como Black Lives Matter y el nativismo blanco para promover el miedo y la desconfianza, y que esto tenía el beneficio de sentar las bases para el candidato presidencial más divisivo de la historia, Donald Trump. Los rusos parecen haber invertido fuertemente en debilitar la candidatura de Hillary Clinton durante las primarias demócratas promoviendo contenido emocionalmente cargado a los partidarios de Bernie Sanders y Jill Stein, así como también a los posibles partidarios de Clinton que podrían ser desanimados de votar. Una vez que se establecieron las nominaciones, los rusos continuaron socavando a Clinton con las redes sociales dirigidas a probables votantes demócratas. También tenemos evidencia ahora de que Rusia usó sus tácticas de redes sociales para manipular el voto Brexit. Un equipo de investigadores informó en noviembre, por ejemplo, que más de 150,000 cuentas de Twitter en ruso publicaron mensajes pro-Leave en el período previo al referéndum.

La semana antes de nuestra visita de regreso a Washington a mediados de septiembre, nos despertamos con algunas noticias sorprendentes. El grupo que nos había estado ayudando en Washington, el equipo de Open Markets del think tank New America, había estado abogando por una regulación antimonopolio de las plataformas de internet, incluida Google. Resulta que Eric Schmidt, un ejecutivo de Alphabet, la empresa matriz de Google, es un importante donante de New America. El think tank cortó Open Markets. La historia básicamente dice: "Grupo antimonopolio despedido por un grupo de expertos liberal debido a la presión del monopolio". (Nueva América cuestiona esta interpretación, sosteniendo que el grupo fue despedido por falta de colegialidad por parte de su líder, Barry Lynn, que escribe a menudo para esta revista.) El despido fue la mejor evidencia posible de la necesidad de su trabajo, y los financiadores inmediatamente pusieron al equipo de nuevo en el negocio como el Open Markets Institute. Tristan y yo nos unimos a su consejo asesor.

Nuestro segundo viaje a Capitol Hill fue surrealista. Esta vez, tuvimos tres días repletos de reuniones. Todos los que conocimos ya se centraban en nuestros problemas y buscaban orientación sobre cómo proceder. Trajimos con nosotros un nuevo miembro del equipo, Renee DiResta, una experta en cómo las teorías de la conspiración se difunden en Internet. Renee describió cómo los malos actores plantan un rumor en sitios como 4chan y Reddit, apalancan a las personas desencantadas en esos sitios para crear rumores, crean sitios de noticias falsos con versiones de "prensa" del rumor, envían la historia a Twitter para atraer a los medios reales, luego explota la historia para las masas en Facebook. Era una técnica de hacker sofisticada, pero no costosa. Nuestra hipótesis era que los rusos podían manipular a decenas de millones de votantes estadounidenses por una suma inferior a la que se necesitaría para comprar un caza F-35.

En Washington, aprendimos que podíamos ayudar a los legisladores y a los miembros de su personal a comprender el funcionamiento interno de Facebook, Google y Twitter. Necesitaban ponerse al día rápidamente, y nuestro equipo estaba feliz de ayudar.

Tristan y yo habíamos empezado en abril con muy pocas expectativas. A fines de septiembre, una conversación sobre los peligros de los monopolios de la plataforma de Internet estaba en pleno apogeo. Fuimos solo una pequeña parte de lo que hizo que la conversación sucediera, pero se sintió bien.

Facebook y Google son las compañías más poderosas en la economía global. Parte de su atractivo para los accionistas es que sus gigantes negocios publicitarios operan casi sin intervención humana. Los algoritmos pueden ser hermosos en términos matemáticos, pero solo son tan buenos como las personas que los crean. En el caso de Facebook y Google, los algoritmos tienen fallas que son cada vez más obvias y peligrosas.

Gracias al enfoque de laissez faire del gobierno de EE. UU. Sobre la regulación, las plataformas de Internet pudieron aplicar estrategias comerciales que no se habrían permitido en décadas anteriores. Nadie les impidió usar productos gratuitos para centralizar Internet y luego reemplazar sus funciones principales. Nadie les impidió desviar las ganancias de los creadores de contenido. Nadie les impidió recopilar datos sobre cada aspecto de la vida en Internet de cada usuario. Nadie les impidió acumular una cuota de mercado que no se veía desde los días de Standard Oil. Nadie les impidió realizar experimentos sociales y psicológicos masivos en sus usuarios. Nadie exigió que controlen sus plataformas. Ha sido un trato agradable.

Una semana antes de las elecciones de 2016, envié un correo electrónico a Zuckerberg y Sandberg, sugiriendo que Facebook tenía la obligación de garantizar que su plataforma no fuera explotada por los malos actores. Respondieron al día siguiente y dijeron: Te agradecemos por comunicarte, pero piensas que estás malinterpretando las noticias.
Facebook y Google ahora son tan grandes que las herramientas tradicionales de regulación pueden dejar de ser efectivas. La Unión Europea desafió el motor de comparación de precios de compra de Google en terrenos antimonopolio, citando el uso injusto de la búsqueda de Google y los datos de AdWords. El daño fue claro: la mayoría de los competidores europeos de Google en la categoría sufrieron pérdidas paralizantes. El sobreviviente más exitoso perdió el 80 por ciento de su participación en el mercado en un año. La UE ganó un juicio récord de $ 2.7 mil millones, que es atractivo para Google. Los inversores de Google se encogieron de hombros ante la sentencia, y, por lo que puedo ver, la compañía no ha alterado su comportamiento. La multa antimonopolio más grande en la historia de la UE rebotó en Google como un spitball de un acorazado.

Se lee como la trama de una novela de ciencia ficción: una tecnología que se celebra para unir a las personas se explota con un poder hostil para separar a las personas, socavar la democracia y crear miseria. Esto es precisamente lo que sucedió en los Estados Unidos durante las elecciones de 2016. Construimos una moderna línea Maginot, la mitad de los gastos de defensa del mundo y centros financieros cibernéticos, todos construidos para evitar ataques desde el extranjero, sin imaginar que un enemigo pudiera infectar las mentes de nuestros ciudadanos mediante inventos de nuestra propia creación, a un mínimo costo. El ataque no solo fue un éxito abrumador, sino que también fue persistente, ya que el partido político que se benefició se niega a reconocer la realidad. Los ataques continúan todos los días, planteando una amenaza existencial para nuestros procesos democráticos y nuestra independencia.

Todavía no sabemos el grado exacto de colusión entre los rusos y la campaña de Trump. Pero el debate sobre la colusión, aunque importante, corre el riesgo de perderse lo que debería ser un punto obvio: Facebook, Google, Twitter y otras plataformas fueron manipuladas por los rusos para cambiar los resultados en Brexit y las elecciones presidenciales de EE. UU. Ya menos que se realicen cambios importantes, serán manipulados de nuevo. La próxima vez, no se sabe quiénes serán los manipuladores.

La conciencia del papel de Facebook, Google y otros en la interferencia de Rusia en las elecciones de 2016 ha aumentado dramáticamente en los últimos meses, gracias en gran parte a las audiencias del Congreso el 31 de octubre y el 1 de noviembre. Esto ha llevado a pedidos de regulación, comenzando con el introducción de la Ley de Anuncios Honestos, patrocinada por los senadores Mark Warner, Amy Klobuchar y John McCain, que intenta extender la regulación actual de anuncios políticos en redes a plataformas en línea. Facebook y Google respondieron reiterando su oposición a la regulación gubernamental, insistiendo en que mataría a la innovación y perjudicaría la competitividad global del país, y que la autorregulación produciría mejores resultados.

Pero hemos visto a dónde conduce la autorregulación, y no es bonita. Lamentablemente, no hay una bala de plata reglamentaria. El alcance del problema requiere un enfoque múltiple.

Primero, debemos abordar la resistencia a los hechos creados por las burbujas del filtro. Las encuestas sugieren que alrededor de un tercio de los estadounidenses cree que la interferencia rusa es una noticia falsa, a pesar del acuerdo unánime en contrario entre las agencias de inteligencia del país. Ayudar a esas personas a aceptar la verdad es una prioridad. Recomiendo que se pida a Facebook, Google, Twitter y a otros que se pongan en contacto con cada persona afectada por el contenido ruso con un mensaje personal que diga: "Usted y nosotros fuimos manipulados por los rusos". Esto realmente sucedió, y aquí está la evidencia ". El mensaje incluiría todos los mensajes rusos que el usuario recibió.

Esta idea, que se originó con mi colega Tristan Harris, se basa en la experiencia con los cultos. Cuando desee desprogramar a un miembro de culto, es realmente importante que el llamado a la acción provenga de otro miembro del culto, idealmente el líder. Las plataformas afirmarán que esto es demasiado oneroso. Facebook ha indicado que hasta 126 millones de estadounidenses fueron afectados por la manipulación rusa en su plataforma central y otros veinte millones en Instagram, que posee. En conjunto, esos números superan los 137 millones de estadounidenses que votaron en 2016. Lo que Facebook ha ofrecido es un portal enterrado dentro de su Centro de Ayuda donde los usuarios curiosos podrán descubrir si fueron tocados por la manipulación rusa a través de un puñado de grupos de Facebook creados por un granja de trolls única. Esto queda muy lejos de lo necesario para evitar la manipulación en 2018 y más allá. No hay duda de que las plataformas tienen la capacidad tecnológica para llegar a cada persona afectada. Sin importar el costo, las compañías de plataforma deben absorberlo como el precio por su descuido al permitir la manipulación.

En segundo lugar, los directores ejecutivos de Facebook, Google, Twitter y otros (no solo sus abogados) deben declarar ante los comités del Congreso en sesión abierta. Como lo demostró el senador John Kennedy, un republicano de Luisiana, en la audiencia judicial del Senado del 31 de octubre, el abogado general de Facebook en particular no dio respuestas satisfactorias. Esto es importante no solo para el público, sino también para otro sector crucial: los empleados que mantienen funcionando a los gigantes tecnológicos. Si bien muchas de las personas que manejan Silicon Valley son extremadamente libertarias, las personas que trabajan allí tienden a ser idealistas. Quieren creer que lo que están haciendo es bueno. Obligar a los CEOs tecnológicos como Mark Zuckerberg a justificar lo injustificable, en público, sin el escudo de portavoces o RR.PP., sería un gran avance para perforar sus cultos cuidadosamente preservados de personalidad a los ojos de sus empleados.

Estos dos remedios solo serían un primer paso, por supuesto. También necesitamos soluciones regulatorias. Aqui hay algunas ideas.

En primer lugar, es esencial prohibir bots digitales que se hagan pasar por humanos. Distorsionan la "plaza pública" de una manera que nunca fue posible en la historia, sin importar cuántos folletos anónimos haya impreso. Como mínimo, la ley podría requerir el etiquetado explícito de todos los bots, la capacidad de los usuarios para bloquearlos y la responsabilidad de los proveedores de la plataforma por los daños causados ​​por los bots.

En segundo lugar, no se debe permitir que las plataformas hagan adquisiciones hasta que hayan abordado el daño causado hasta la fecha, hayan tomado medidas para evitar daños en el futuro, y hayan demostrado que tales adquisiciones no darán como resultado una competencia disminuida. Un aspecto poco apreciado del crecimiento de las plataformas es su patrón de engullir empresas más pequeñas, en el caso de Facebook, que incluye Instagram y WhatsApp; en Google, incluye YouTube, Google Maps, AdSense y muchos otros, y los usa para extender su poder de monopolio.

Esto es importante, porque Internet ha perdido algo muy valioso. El inicio de Internet fue diseñado para ser descentralizado. Trataba a todos los contenidos y a todos los propietarios de contenido por igual. Esa igualdad tiene valor en la sociedad, ya que mantiene el campo de juego nivelado y anima a los nuevos participantes. Pero la descentralización tuvo un costo: nadie tenía un incentivo para hacer que las herramientas de Internet fueran fáciles de usar. Frustrados por esas herramientas, los usuarios adoptaron alternativas fáciles de usar de Facebook y Google. Esto permitió a las plataformas centralizar Internet, insertándose entre los usuarios y el contenido, imponiendo efectivamente un impuesto a ambas partes. Este es un gran modelo de negocios para Facebook y Google, y conveniente para los clientes a corto plazo, pero nos estamos ahogando en evidencia de que hay costos que la sociedad no puede pagar.

En tercer lugar, las plataformas deben ser transparentes sobre quién está detrás de la comunicación política y basada en problemas. La Ley de anuncios honestos es un buen comienzo, pero no va lo suficientemente lejos por dos razones: la publicidad era una parte relativamente pequeña de la manipulación rusa; y la publicidad basada en problemas jugó un papel mucho más importante que los anuncios orientados a los candidatos. La transparencia con respecto a quienes patrocinan publicidad política de todo tipo es un paso hacia la reconstrucción de la confianza en nuestras instituciones políticas.

En cuarto lugar, las plataformas deben ser más transparentes con respecto a sus algoritmos. Los usuarios merecen saber por qué ven lo que ven en sus feeds de noticias y resultados de búsqueda. Si Facebook y Google tuvieran que ser directos acerca de la razón por la que estás viendo teorías de conspiración, es decir, que es bueno para los negocios, sería mucho menos probable que se apeguen a esa táctica. Permitir que terceros auditen los algoritmos iría aún más lejos para mantener la transparencia. Facebook y Google toman millones de decisiones editoriales cada hora y deben aceptar la responsabilidad de las consecuencias de esas elecciones. Los consumidores también deberían poder ver qué atributos están causando que los anunciantes los orienten.

Facebook, Google y otras plataformas de medios sociales ganan dinero con la publicidad. Al igual que con todas las empresas con publicidad, eso significa que los anunciantes son los verdaderos clientes, mientras que los miembros de la audiencia son el producto.
En quinto lugar, se debería exigir a las plataformas que tengan una relación contractual más equitativa con los usuarios. Facebook, Google y otros han afirmado derechos sin precedentes con respecto a los acuerdos de licencia de usuario final (EULA), los contratos que especifican la relación entre la plataforma y el usuario. Cuando carga un nuevo sistema operativo o una aplicación de PC, se enfrenta a un contrato, el EULA, y al requisito de que acepte sus términos antes de completar la instalación. Si no desea actualizar, puede continuar utilizando la versión anterior durante un tiempo, a menudo años. No ocurre lo mismo con plataformas de Internet como Facebook o Google. Allí, su uso del producto viene con la aceptación implícita del último EULA, que puede cambiar en cualquier momento. Si hay términos que elige no aceptar, su única alternativa es abandonar el uso del producto. Para Facebook, donde los usuarios han contribuido con el 100 por ciento del contenido, esta opción es particularmente problemática.

Se debe exigir a todas las plataformas de software que ofrezcan una opción de exclusión voluntaria, una que permita a los usuarios seguir con la versión anterior si no les gusta el nuevo CLUF. Las plataformas "bifurcaciones" entre versiones antiguas y nuevas tendrían varios beneficios: mayor elección del consumidor, mayor transparencia en el CLUF y más cuidado en la implementación de nuevas funcionalidades, entre otras. Limitaría el riesgo de que las plataformas realicen experimentos sociales masivos en millones o miles de millones de usuarios sin notificación previa adecuada. El mantenimiento de más de una versión de sus servicios sería costoso para Facebook, Google y el resto, pero en software que siempre ha sido uno de los costos del éxito. ¿Por qué debería esta generación obtener un pase?

Los clientes entienden que su uso "gratuito" de plataformas como Facebook y Google da a las plataformas licencia para explotar datos personales. El problema es que las plataformas están usando esa información de maneras que los consumidores no entienden, y podrían no aceptar si lo hicieran.
En sexto lugar, necesitamos un límite en la explotación comercial de los datos de los consumidores por las plataformas de Internet. Los clientes entienden que su uso "gratuito" de plataformas como Facebook y Google da a las plataformas licencia para explotar datos personales. El problema es que las plataformas están usando esa información de maneras que los consumidores no entienden, y podrían no aceptar si lo hicieran. Por ejemplo, Google compró un gran tesoro de datos de tarjetas de crédito a principios de este año. Facebook usa software de reconocimiento de imágenes y etiquetas de terceros para identificar a los usuarios en contextos sin su participación y en donde podrían preferir ser anónimos. Las plataformas no solo usan sus datos en sus propios sitios, sino que también los alquilan a terceros para su uso en Internet. Y usarán esa información para siempre, a menos que alguien les diga que se detengan.

Debe existir una ley de prescripción sobre el uso de los datos de los consumidores por parte de una plataforma y sus clientes. Tal vez ese límite debería ser de noventa días, tal vez un año. Pero en algún momento, los usuarios deben tener el derecho de renegociar los términos de cómo se utilizan sus datos.

Séptimo, los consumidores, no las plataformas, deben poseer sus propios datos. En el caso de Facebook, esto incluye publicaciones, amigos y eventos; en resumen, todo el gráfico social. Los usuarios crearon esta información, por lo que deberían tener derecho a exportarla a otras redes sociales. Dada la inercia y la conveniencia de Facebook, no esperaría que esta reforma desencadenara un vuelo masivo de usuarios. En cambio, el resultado probable sería una explosión de innovación y emprendimiento. Facebook es tan poderoso que la mayoría de los nuevos participantes evitarían la competencia directa a favor de crear una diferenciación sostenible. Las empresas nuevas y los jugadores establecidos crearían nuevos productos que incorporarían los gráficos sociales existentes de las personas, forzando a Facebook a competir nuevamente. Sería análogo a la regulación del negocio de larga distancia del monopolio de AT & T, que condujo a precios más bajos y un mejor servicio para los consumidores.

En octavo lugar, y finalmente, debemos considerar que ha llegado el momento de revivir el enfoque tradicional del país sobre el monopolio. Desde la era Reagan, la ley antimonopolio ha operado bajo el principio de que el monopolio no es un problema, siempre que no genere precios más altos para los consumidores. Bajo ese marco, Facebook y Google han podido dominar varias industrias, no solo las redes sociales y de búsqueda, sino también el correo electrónico, videos, fotos y ventas de anuncios digitales, entre otras, aumentando sus monopolios comprando rivales potenciales como YouTube e Instagram. Si bien es superficialmente atractivo, este enfoque ignora los costos que no aparecen en una etiqueta de precio. La adicción a Facebook, YouTube y otras plataformas tiene un costo. La manipulación electoral tiene un costo. La reducción de la innovación y la contracción de la economía empresarial tiene un costo. Todos estos costos son evidentes hoy. Podemos cuantificarlos lo suficientemente bien como para apreciar que los costos para los consumidores de concentración en Internet son inaceptablemente altos.

El aumento de la conciencia de la amenaza planteada por los monopolios de plataforma crea una oportunidad para replantear la discusión sobre la concentración del poder de mercado. Limitar el poder de Facebook y Google no solo no dañará a los Estados Unidos, sino que casi seguramente dará rienda suelta a los niveles de creatividad e innovación que no se han visto en la industria de la tecnología desde los primeros días de, bueno, Facebook y Google.

Antes de descartar la regulación como imposible en el entorno económico actual, considere esto. Hace ocho meses, cuando Tristan Harris y yo unimos fuerzas, casi nadie hablaba de los problemas que describí anteriormente. Ahora muchas personas están hablando, incluidos los políticos. Teniendo en cuenta todos los demás problemas que enfrenta el país, es difícil ser optimista de que vamos a resolver los problemas en Internet, pero eso no es excusa para la inacción. Hay demasiado en juego.

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