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jueves, 15 de marzo de 2012

Cuevana recibe una denuncia penal


Inician causa penal contra Cuevana





Cuevana sigue acumulando problemas. Tras la detención en Chile del representante en ese país del sitio web que facilita a los internautas acceder a series y películas, ahora el fiscal general ante la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional de la Capital Federal, Ricardo Sáenz, promueve una acción penal pública contra el sitio creado por el sanjuanino Tomás Escobar, con la colaboración de Mario Cardosio y David Fernández.
Su investigación fue enviada este mediodía a la sala de sorteos de dicha cámara a fin de que un juzgado de instrucción inicie la correspondiente causa penal. La investigación preliminar N° 4/11 comenzó el 20 de diciembre último por denuncia conjunta de las empresas cinematográficas Fox, Disney, Paramount Pictures, Columbia, Universal y Warner Bros contra los responsables de www.cuevana.tv, por la posible comisión de delitos de defraudación a la propiedad intelectual, previstos en la ley 11.723. A la que, nueve días más tarde, se sumó Telefe.
En su escrito, Sáenz, a pedido de las distribuidoras, remite las actuaciones al sorteo de un juzgado "a fin de que se les reconozca el rol de querellante, y que disponga como medida cautelar el bloqueo del acceso de los usuarios del sitio Cuevana cuando resulte que lo requieren para la reproducción de las obras cuya titularidad han acreditado".
El fiscal agrega que a su juicio no se está "en presencia de unos jóvenes emprendedores que crearon un sitio web para facilitar que se puedan ver películas y programas de televisión sin costo para los usuarios, sino que ha quedado demostrado la presencia de un lucro para sus dueños o administradores. Para decirlo derechamente, considero que Cuevana es un negocio". Sáenz alega que se pudo comprobar que a través de dos sistemas de pagos on line, Tomás Escobar recibió donaciones a su favor..

viernes, 23 de diciembre de 2011

Mercado TI: Resumen del 2011


Los acontencimientos que marcaron el año tecnológico

La muerte de Steve Jobs, el uso de las redes sociales en las manifestaciones de la primavera árabe y el mayor peso de Google y Microsoft en el mundo móvil de la mano de Motorola y Nokia fueron algunos de los hechos destacados de 2011



El ritmo vertiginoso propio de la industria tecnológica hace que los cambios que generan sus protagonistas parezcan de años pasados, cuando tan sólo transcurrieron un par de meses. La muerte de Steve Jobs, los intentos de Google y Microsoft para pisar fuerte en el mundo móvil de la mano de Motorola y Nokia fueron, junto a los manifestantes de la primavera árabe y la llegada a la Argentina de servicios como iTunes y Netflix son algunos de los hechos más destacados de 2011.

LA MUERTE DE STEVE JOBS



La muerte de Steve Jobs fue otra de las noticias que fueron más allá de la cobertura del mundo tecnológico. Foto: AP 


A pocas horas de haber sido presentado el iPhone 4S, la muerte de Steve Jobs fue uno de las noticias que trascendieron al mundo tecnológico. Tras sobreponerse a un cáncer de páncreas y un transplante de hígado, los últimos años del cofundador de Apple estuvieron marcados entre el hermetismo característico de la compañía y por diversas licencias médicas.
El posterior lanzamiento de la biografía oficial, a cargo de Walter Isaacson , arrojó algunas certezas respecto a esta y otras facetas de la vida privada de Jobs, con testimonios de familiares, amigos y ejecutivos de compañías rivales.


MICROSOFT, ENTRE NOKIA Y SKYPE



Tras el acuerdo con Microsoft, Nokia lanzó su primer modelo con Windows Phone, en su línea de teléfonos móviles Lumia. Foto: Reuters 


El gigante de Redmond busca hacer pie en el mundo móvil con una asociación que movió el tablero del sector en febrero, tras un acuerdo con Nokia . De esta forma, Windows Phone fue la plataforma insignia adoptada por la compañía finlandesa, que busca recuperar terreno en el segmento de los smartphones de la mano de Stephen Elop, el primer CEO extranjero de la firma.
En el marco de su evento corporativo anual en septiembre, Nokia presentó Lumia, su primera línea de teléfonos móviles con Windows Phone con la que espera pisar fuerte en el mercado estadounidense en la primera mitad de 2012.
A su vez, Microsoft también fue noticia en mayo al adquirir a Skype, en una operación valuada en8500 millones de dólares que le permitió a la firma adelantarse a Google, otra de las interesadas en comprar al servicio de telefonía on line.


EL ACTIVISMO DE LA MANO DE INTERNET



Un grupo de manifestantes de la plaza Tahrir, en Egipto, con una pintada de Facebook de fondo. Foto: Reuters 


Internet, y en especial las redes sociales, marcaron su presencia en diversos hechos que fueron más allá del mundo tecnológico. De esta forma, las campañas de ataques informáticos fueron una moneda corriente durante el año, con el protagonismo de organizaciones como Anonymous , que ya contaba con antecedentes de manifestaciones y protestas no sólo en el mundo virtual, y de Lulzsec, un colectivo de hackers que actuaba bajo el único pretexto de divertirse.
No obstante, a pesar de la difusa línea que permitía distinguir las atribuciones de las campañas de una u otra organización, las acciones dejaron sus marcas en compañías como Nintendo, Visa, Mastercard y Sony, cuya plataforma PlayStation Network expuso los datos personales de más de 100 millones de usuarios tras un ataque informático.
Sea sólo por diversión, por defender la causa de WikiLeaks o por supuestas intrusiones provenientes de China, los ataques informáticos fueron otro de los temas que marcaron la escena del mundo tecnológico en 2011.
A su vez, plataformas como Facebook, Twitter e incluso servicios de mensajería instantánea como BlackBerry Messenger tuvieron una especial preponderancia en las diferentes manifestaciones que ocurrieron en el mundo árabe y en las protestas en Londres. Con sólo un teléfono celular con acceso a Internet, los manifestantes hicieron uso de la tecnología para organizar marchas y transmitir su mensaje, a tal punto que su protagonismo hizo que la revista Time destacara como personaje del año al colectivo de individuos que participaron en laprimavera árabe y los movimientos de indignados en España, Estados Unidos y otras partes del mundo.


DUELO DE GIGANTES EN LAS REDES SOCIALES



Con Google+, Facebook tendrá un competidor más a enfrentar en el mundo de las redes sociales. Foto: AP


Uno mantiene el dominio de las búsquedas en Internet, y su plataforma cada vez suma más servicios, mientras que el otro logró desplazar a viejos jugadores para imponerse como el sitio por excelencia para conectar a las personas. En este contexto, Google+ salió a hacerle frente a Facebook .
Lanzado en junio, en sus primeros meses la red social de Google registró un rápido crecimiento en su base de usuarios, con unos 40 millones de miembros, lejos de los 800 millones que ostenta la plataforma cofundada y liderada por Mark Zuckerberg. Sin embargo, una recepción positiva del servicio en cuanto al manejo de la privacidad de los usuarios tras los malogrados intentos de Buzz y la suma de Hangout, un novedoso servicio de videoconferencia simultánea posicionan a Plus como una alternativa atractiva frente a Facebook.


CONTENIDOS ON LINE: NETFLIX, LAS DEMANDAS A CUEVANA Y LA LLEGADA DE ITUNES



Cuevana, la plataforma de streaming de series y películas, estuvo bajo la lupa en sendas demandas legales, en un año marcado por la llegada de servicios como Netflix y iTunes. Foto: lanacion.com 


Netflix, una de las plataformas de transmisión por Internet de películas llegó a América latina a mediados de año , un anuncio inusual para este tipo de servicios que, por lo general, restringen la reproducción de los contenidos a determinadas regiones. Si bien existían diversas ofertas de este tipo en el incipiente mercado del streaming, como se denomina a esta modalidad en la jerga, la presencia de la compañía fundada y liderada por Reed Hastings potenció la llegada de otras propuestas en el mercado .
En medio de las primeras críticas que recibió Netflix, como un catálogo sin estrenos, títulos con doblaje y que carecían de subtítulos, Cuevana fue una de las plataformas que se destacó por encima del resto, con una actualización inmediata de series y films de reciente lanzamiento al mercado. Sin embargo, el sitio creado por Tomás Escobar, que asumió una inusual exposición en los medios al detallar las características de su sitio, carecía de las licencias necesarias para la reproducción de los contenidos y, en los últimos meses del año acumuló diversas demandas legales por infracción al derecho de autor.
Al filo del cierre del año, la tienda iTunes llegó al país . La plataforma presentada por Apple en 2003 supuso un cambio en el modelo de negocio de la música y, con el paso de los años, logró sumar a los principales estudios y discográficas para conformar un completo catálogo on line de canciones y películas.


GOOGLE Y MOTOROLA, LA OTRA GRAN UNIÓN MÓVIL



Ante las diferentes demandas que debía enfrentar Android, Google decidió adquirir Motorola por 12.500 millones de dólares. Foto: EFE 


Con un sistema operativo dominante en el mundo móvil, pero asediada por las constantes demandas judiciales por el uso indebido de patentes, Google decidió completar su presencia en el segmento de los teléfonos celulares al adquirir en agosto a Motorola Mobility, en una operación estimada en 12.500 millones de dólares .
De esta forma, Android gana la experiencia de un fabricante de móviles como Motorola en materia de hardware, y generó ciertas dudas en el resto del sector, ya que el sistema operativo móvil de Google también se encuentra presente en los modelos de celulares de compañías como Samsung, Sony Ericsson, LG y HTC, entre otras.


LA CAÍDA DE BLACKBERRY



No fue un buen año para Research in Motion, con un retroceso en la participación del mercado de los smartphones y la caída de la red de mensajería BlackBerry. Foto: AFP 


De forma literal, el servicio de mensajería e Internet de Research in Motion estuvo caído durante tres días en octubre y sumó otro problema más a los inconvenientes que tuvo la compañía canadiense durante 2011.
Un problema en la distribución de mensajes y una serie de fallas en los sistemas de contingencia derivó en un conflicto de alcance global que afectó a millones de usuarios en todo el mundo .


martes, 15 de noviembre de 2011

Estudio de caso: Cuevana


01.11.2011 | 16:56

La historia detrás de Cuevana

A los 20 años, entre fernets y capítulos de Lost, Tomás Escobar creó un monstruo desde su habitación de estudiante en Córdoba; ahora, después de perder en el camino a dos amigos, quiere ser parte de la industria del entretenimiento.




Por Pablo Plotkin
En un café de la zona de las facultades, una mañana de primavera, Tomás Escobar es la versión geek de un vendedor de tónicos para la juventud eterna. Durmió poco, se pasó la noche rediseñando la interfaz de Cuevana y reescribiendo el código para que el sitio no colapse. El tráfico crece a razón de un veinte por ciento mensual, con un récord diario de dos millones de visitas. A esta hora, tiene la cara tan pálida como el culo de Mark Zuckerberg, pero aun así, con 22 años y una adorable tonada sanjuanina, le queda medio tanque de energía para diseminar su fe.
Tal vez no sea un entrepreneur carismático, pero tampoco es un nerd sin ángel. En estos últimos meses, después de abandonar los estudios de Ingeniería en Sistemas en Córdoba y mudarse a Buenos Aires, la popularidad de su plataforma lo dotó de una evidente confianza en sí mismo. A eso le sumó un poco de asesoramiento legal y unas cuantas dosis de literatura emprendedora 2.0. Habla del diferencial de la "experiencia Cuevana" y asegura que los sitios valen por sus comunidades (en su caso, habría que valuarlo en millones de dólares). Dice que está pactando acuerdos con señales de cable, productoras y un importante organismo estatal. "La idea es convertir a Cuevana en una empresa internacional con base en el país", comenta este fan de Arcade Fire que maneja su negocio (al que él llama prudentemente "hobby") desde una MacBook Pro en el departamento de un amigo, en un edificio de la calle Anchorena, donde duerme de prestado hasta tanto se consiga una vivienda en la ciudad.


Esta es una historia que mezcla fascinación tecnológica, adicción a las series, amistad adolescente, dólares frescos, inocencia interrumpida, acusaciones de traición y peleas sin sangre. El kilómetro cero del relato es Nueva Córdoba, el distrito universitario como un improbable Silicon Valley on fernet, o un lugar donde, se supone, nadie está pensando el rumbo cultural de la época, excepto un par de pibes que absorbieron intuitivamente la visión de futuro, sin delirios de grandeza ni dilemas filosóficos. Una generación bendecida con una confianza ciega en sus percepciones, y con una capacidad delirante para convertir las propias necesidades cotidianas en demanda masiva. La época la están haciendo estos iluminados rasos.
Hablamos de una de las veinte plataformas argentinas más visitadas de Internet, y la más exitosa de América latina en su rubro. El lugar al que vamos cuando queremos ver el último capítulo de True Blood Mad Men en buena resolución y con subtítulos en castellano. Y un invento atravesado por debates silenciosos sobre propiedad intelectual, legislación y nuevos modos de distribución de mercancía cultural. "Cuevana es un emergente creado más por los usuarios que por sus fundadores", dice Julián Gallo, editor del sitio Mirá! "La industria no respondió a tiempo a la madurez tecnológica de los televidentes. La gente tuvo que hacerlo."
En un rincón del bar desierto, frente a la primera Pepsi del día, Tomás Escobar encarna el discurso opuesto a los anarco-hackers de Anonymous, por ejemplo, los que prometen destruir Facebook por negociarle a las corporaciones la información del pueblo. Ni siquiera tiene el tono jactancioso y provocador del primer Zuckerberg, el que decía que los capitalistas venían a robarle sus ideas revolucionarias. Tomás ejerce la prédica del adaptado. Sabe que se ha movido al filo de la ley, pero también entiende que lo que le explotó en las manos es grande. Hijo de un contador que ejerce de empresario, está asesorado y quiere ser parte del establishment de los nuevos medios. Así resume su estrategia: "Cuevana captó la demanda de los usuarios. Ahora el objetivo es que se retroalimente con el cine. Crear un nuevo modelo de negocio".
Para algunos, la cosa no es tan sencilla. "En tanto negocio, la plataforma es ilegal", dice Mariano Amartino, de Überbin I/A, una consultora de estrategias en Internet. "Ni lo analizo en lo moral o como emprendedorismo. Esto es lucro con la reproducción pública de obras sobre las que no tienen derechos. Punto." Andrés San Juan, abogado especialista en este tipo de conflictos y representante de los Taringa! (procesados por una demanda de la Cámara del Libro), no está de acuerdo: "Ellos no hacen la copia ni la distribuyen; la facilitan. Puede que Cuevana sea parte de la cadena, pero no hay delito ahí".
La coartada legal de Cuevana (que hasta ahora no recibió ni una intimación judicial) se basa en que el sitio no descarga ni aloja los contenidos: funciona como un exhibidor de material bajado en otras partes. Desde el punto de vista técnico, lo que Cuevana pone a disposición es el link. "El link es sagrado", dice Beatriz Busaniche, wikipedista y militante de Vía Libre, una agrupación que pelea por un cambio en la ley de propiedad intelectual. "Si van contra el link, no queda nada en Internet." Sólo que, en el caso de Cuevana, gracias a un detalle sustancial de programación, el link se consume en casa. "Esto es algo comercialmente fabuloso -dice el periodista y desarrollador web Nacho Román-, pero no guarda relación con el espíritu descentralizado y abierto original de la web." O sea que el punto sensible de la discusión bien puede ser ético. "Cuevana hoy no es un negocio", se defiende Escobar. "Podría serlo, pero desde hace unos meses limité la publicidad al mínimo para pagar abogados y servidores [un gasto de miles de dólares al mes, para ese tráfico]."
Una máxima de la época reza que el copyright es el petróleo del siglo XXI. La batalla cultural y económica pasará en buena medida por el modo en que se definan las reglas de distribución de los bienes simbólicos. Para muchos, las restricciones de derechos de autor están pensadas para regir una época en que el tráfico de información era arduo y escaso. Sería momento de adaptar las reglas a esta era de inmediatez e hiperabundancia. Juan Suárez, del blog Derecho a leer -parte del movimiento global Copyleft-, lo explica así: "Lo que nos preocupa es que fuercen los tipos penales para perseguir a alguien cuya actividad no está tipificada como delito en la letra de la ley. Que no se tomen medidas que, como efecto colateral, afecten la libertad de expresión en Internet".
El mainstream opta por el silencio, el repudio (los voceros de Fox, por ejemplo, se niegan a opinar sobre un sitio al que consideran "pirata") o la serenidad. Jonathan Friedman, del videoclub online Netflix (que acaba de desembarcar en Argentina), ante la pregunta de por qué alguien pagaría por algo que ya obtiene sin costo, respondió: "Todos podemos conseguir agua gratis y sin embargo mucha gente sigue optando pagar por el agua en botella, porque es seguro y conveniente. Así y todo, siempre habrá personas que tomarán agua de la canilla".



Detrás del debate legal, económico y cultural hay una historia pequeña que podría ser la nueva Teoría del Big Bang del interior argentino. Tomás Escobar creó su primera página web a los 14 años, cuando cursaba octavo grado en la Escuela Modelo de San Juan. Le gustaban las computadoras y los libros de Harry Potter, la fantasía de un mundo plagado de heroicos magos adolescentes y hechiceros entregados al lado oscuro de la fuerza. En la Pentium 3 que tenía en su casa, y sin la más mínima experiencia en programación, creó HarryFanaticos.com. "Era maquetación web con páginas prediseñadas", recuerda hoy. "La sostuve tres años, la fui perfeccionando, y en la última etapa se hizo más conocida: tenía algunos miles de visitantes por día. La experiencia me enseñó a programar. Pero de pronto me di cuenta de que era adolescente y no podía seguir con la página de Harry Potter."
Mientras bosquejaba una novela fantástica ambientada en la Edad Media ("onda El señor de los anillos, aunque sin elfos, enanos ni nada de eso"), comenzó a armar juegos en Flash. "Todo entre amigos. Tenía una idea y la plasmaba. Me inspiraba en cosas que ya jugáramos entre nosotros. En clase, cuando estábamos aburridos, jugábamos a La Batalla Naval entre tres. Así que después lo convertí en juego de computadora: La Batalla Trinaval."
La adolescencia de Tomás está llena de esa clase de modestas conquistas nerds. Pero él no tenía el perfil clásico de genio de las matemáticas que distingue a los programadores exitosos. Lo de Tomás era una mezcla de aburrimiento, pasión por las realidades paralelas, deseo de socializar y gusto por el diseño, aunque reconoce que no es demasiado talentoso para eso. Cuando terminó el secundario y se mudó a Córdoba para estudiar Sistemas; estaba claro que lo que lo hacía vibrar era inventar plataformas. No tenía un plan, pero sí esa extraña claridad individualista y a la vez comunitaria propia de los pibes que madrugaron la era de las redes sociales.
En Nueva Córdoba, se instaló en la casa de un par de estudiantes sanjuaninos amigos de la familia. Le dieron un cuarto de tres por dos en un entrepiso que daba a la terraza. "En invierno me cagaba de frío", rememora. Apenas le entraban la cama y el escritorio con su MacBook. En septiembre de 2007, durante el primer año en la facultad, creó LigaDT, un juego de management futbolístico. Además de las variables clásicas (aptitudes de los jugadores, gestión de presupuesto, apuestas), Tomás le había sumado algunos detalles de color local, como la relación con la barra brava y la prensa. "Jamás promocioné el sitio más que por msn, no tenía plata para hacerlo, pero participaban un par de miles de usuarios de América latina." LigaDT estuvo online hasta el año pasado, pero por falta de tiempo para moderarlo terminó dándolo de baja.
Sin embargo, ese éxito en escala lo convenció de que sus plataformas eran amigables para una gran cantidad de personas. Y también entendió que el hobby que había empezado en su habitación de San Juan podía darle algunos dividendos. En 2009, mientras cursaba la carrera a media máquina, la vida social de Tomás se centraba en el barrio universitario. Entre sus mejores amigos estaban David Fernández y Mario Cardosio, dos compañeros del secundario que también se habían ido a estudiar a Córdoba. Se juntaban a comer, a ver partidos y también a seguir las series del momento: Lost, House, Two and a Half Men. La fuente de descarga era por lo general Darkville, un sitio mexicano desde el que se bajaban las temporadas y, por separado, buscaban los subtítulos. Para las películas, como casi todo el mundo, apelaban a los torrents. En esas sesiones de video on demand apareció la idea de crear una plataforma que se ajustara a sus necesidades como usuarios. "Así como a algunos se les da por armar una banda -dice David-, nosotros queríamos empezar juntos un sitio web."
Tomás, que era el único que sabía cómo desarrollarlo, diseñó en una noche "una versión mejorada" de Darkville, "para verlo más ordenado y lindo". Trató de contactarse con los mexicanos, pero al no obtener respuesta, decidió seguir por las suyas, rastrillando información de código abierto. En la primera semana de septiembre terminó "el piloto" de Cuevana con un episodio de The Mentalist a modo de prueba. La elección del nombre, una clave del éxito, surgió a partir de un raíd de búsqueda de dominios que no estuvieran registrados. Pensando en capitales del mundo, Tomás llegó a La Habana y la deformó hasta dar con ese neologismo abstracto que sugiere alguna especie de lugar mitológico, entre rupestre y femenino. Al igual que Taringa!, Cuevana es un término que sólo alude a sí mismo. "Decís Cuevana y de lo único que podés estar hablando es de este sitio", resume Escobar.
El núcleo fundador (eran cuatro, aunque uno de ellos se abrió a los pocos meses) compartió la nueva plataforma con sus contactos. Más allá de su diseño ordenado, la ventaja que ofrecía Cuevana era la posibilidad de visualizar de una manera simple los contenidos en un mismo lugar. A diferencia de sitios como The Pirate Bay, que obligan al usuario a navegar hacia otras playas, el plug-in que emplea Cuevana está diseñado para permanecer allí mientras el sistema descarga el material desde Megaupload, Bitshare o FileFactory. Esa centralización, negativa para muchos libertarios de la web, fue decisiva para que Cuevana se hiciera masivo. En los primeros meses ya contaban miles de usuarios, primero en San Juan, después en Córdoba, Buenos Aires, Chile... "Cada uno seguía los pasos desde su máquina, convertíamos videos, los indexábamos, comentábamos", recuerda David. "Aportábamos en partes iguales para costear los gastos de servidor. Usábamos internet local: subir una película nos llevaba entre cuatro y cinco horas. Mi PC directamente no se apagaba."
En febrero de 2010 vieron las primeras ganancias por publicidad. Los servidores, que empezaban a ser una flota, ya se pagaban solos. "2010 fue el mejor año", dice David con una nostalgia prematura. "Cuevana empezó a crecer muy firme, necesitábamos ampliarnos todo el tiempo, teníamos nuestras ganancias y la pasábamos realmente bien. Empezamos a tomarnos las cosas en serio." Se sumaron colaboradores de otras ciudades (que cobraban las regalías de las fuentes de descarga), a la vez que los usuarios engrosaban el catálogo.
Para el tridente de Cuevana, Nueva Córdoba era una "pensión gigante" donde todo pasaba a una velocidad inesperadamente alta. Desde las ventanas de sus casas veían pasar a los estudiantes con sus mochilas y sentían que estaban en el lugar perfecto. "Era como un campus universitario", recuerda David. Los sábados, antes de ir a bailar, hacían una mezcla de previa y "reunión corporativa". Cenaban juntos y, en la sobremesa, entre fernet y fernet, soñaban con convertir a Cuevana en una empresa digna de Palo Alto. Los dólares sobrantes servían para financiar las trasnoches. Era todo "un festival carioca". Pero la época dorada de Cuevana como una aventura de amigos no duraría demasiado.
Tomás, en tanto autor intelectual y líder del proyecto, se pasaba noches sin dormir cada vez que el sitio se caía por la crecida de tráfico. La recompensa era un cierto aura de estrella geek en los pabellones de la facu. Un día lo entrevistaron para el noticiero local y, a la mañana siguiente, una profesora lo señaló entre todos los alumnos y le dijo: "Ayer te vi en televisión...". Pero el muchachito sentía que estaba solo al frente de la operación. "Los problemas llegaron en el verano de 2011", recapitula David. "Tomás nos tiró que él creía merecer más porcentaje que nosotros. «Acá se empieza a ir todo al carajo», pensé yo. Y así fue. Tomás viajaba cada vez más seguido a Buenos Aires, no contestaba las llamadas, no respondía en el chat. Me sentí traicionado y decepcionado. Nosotros no éramos meros colaboradores: fuimos cofundadores de Cuevana. ¿Dónde está la línea que separa la amistad de los negocios?" Tomás dice que el distanciamiento no tuvo nada que ver con las ganancias (que hasta ese momento, según indica David, alcanzaban para "mantener a una familia completa"). "El altercado se produjo por el control del sitio", dice Escobar. "Yo era el único que aportaba y trabajaba en el desarrollo. No había una sinergia en el grupo; lo lógico era que cada uno siguiera su camino."
En el otoño pasado Tomás se instaló en Buenos Aires y empezó a planificar la conversión. El sitio tenía que afrontar esta nueva etapa profundizando el concepto de red social e intentando revertir su imagen piratesca. Limitó el servicio al streaming (antes se podían almacenar los contenidos) y controló que no se indexaran películas que todavía estuvieran en cartel. El arribo de competencias legales como Netflix lo obligó a un nuevo startup. Pactó acuerdos con productoras independientes, se sentó a hablar con cadenas de series y dirigentes institucionales. Todo está por verse. Mientras tanto, diseñó una nueva interfaz, con un perfil más noticioso y aplicaciones que promueven la interacción entre usuarios, al estilo Facebook. Le sumó contenido en HD ("hoy la demanda pasa con conectar la notebook al LCD") y espera generar un sistema de crowdfunding para promover producciones independientes. También lanzó su sitio de streaming Musicuo (una especie de Spotify). Dice que, a esta altura, se siente capaz de prever qué va a necesitar el público en el futuro cercano. No piensa arancelar el servicio, asegura, ni vender el sitio: "Esto es un hobby que me explotó en las manos".
La parábola de Cuevana todavía está en un punto difuso entre la legitimidad de las mayorías y el contrabando en zona liberada. Si el destino maldito de la web nacional y popular se manifiesta en el juicio a Taringa!, Tomás podría estar a punto de consumar una suerte de crimen perfecto del desarrollo web. Muchos creen que el sitio tiene los días contados, pero él planifica una transformación que lo lleve a otro nivel. Y sueña con que, dentro de no demasiado tiempo, pueda extenderle al mundo una tarjeta personal que diga: "Tomás Escobar - CEO de Cuevana".

Rolling Stones


¿Qué ganan los dueños de Cuevana.tv?



Miércoles 23 de Noviembre de 2011 12:51 | La publicidad de sitios asociados sería la base del éxito comercial de la página que emite películas y series.


BUENOS AIRES.- El amplio y enorme catálogo, la calidad de la imagen, la agilidad de reproducción y la gratuidad hicieron de Cuevana.tv un fenómeno instantáneo. Pero, ¿qué ganan los desarrolladores del sitio?

No es, seguramente, por amor al arte que desde 2009 mantienen una estructura envidiable, siempre activa y actualizándose. La difusión fue de boca en boca, pero hoy es uno de los 20 sitios más vistos de la Argentina y Latinoamérica... eso tiene su precio.

No vende publicidad, y difícilmente podría hacerlo (¿qué anunciante quisiera su marca en un sitio ilegal?). La que aparece, llega por sitios asociados, como todo el contenido de Cuevana.tv, que no almacena un solo mega sino que guía al usuario a links y redes amigas.

En definitiva, sí es la publicidad la que genera los ingresos de dueños y empleados. Y es tan grande el tráfico de la página, que los centavos en dólares que entran por usuarios asociados, que hay quienes calculan en 800 dólares diarios la base de ganancias.

Otra fuente de ingresos sería la de las plataformas que usa Cuevana.tv para emitir sus películas, según consigna perfil.com.

Megaupload, por ejemplo, retribuye unos centavos que suman miles a los sitios que lo usan como soporte para sus películas, videos y series. (Especial)

La Gaceta

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